La radioterapia puede curar numerosos cánceres (véase también Generalidades sobre el tratamiento oncológico), en particular los que están localizados o que pueden ser abarcados totalmente en el campo de radiación. La radioterapia más cirugía (en cáncer de cabeza y cuello, laringe o útero) o combinada con quimioterapia y cirugía (en sarcomas o cánceres de mama, esófago, pulmón o recto) mejora las tasas de curación y posibilita una cirugía más limitada. Se puede administrar radioterapia antes de la cirugía o la quimioterapia (terapia neoadyuvante) o después de la cirugía o quimioterapia (terapia adyuvante).
La radioterapia puede inducir paliación incluso cuando no es posible la curación:
En tumores cerebrales: prolonga el funcionamiento del paciente y previene las complicaciones neurológicas
En cánceres que comprimen la médula espinal: previene la progresión de déficits neurológicos
En síndromes de la vena cava superior: alivia la obstrucción
En lesiones óseas dolorosas: por lo general, alivia los síntomas
La radiación no puede destruir las células cancerosas sin eliminar algunas células normales adyacentes. En consecuencia, el riesgo de daño al tejido normal debe sopesarse frente a la ganancia potencial. El resultado final de una dosis de radiación depende de numerosos factores, como
Tipo de radiación (p. ej., fotones, electrones, protones, partículas alfa, tipo de radionúclido)
Dosis, esquema, fraccionamiento (es decir, cómo se divide la dosis en el tiempo)
Sensibilidad del cáncer a la muerte por radiación
Por lo general, las células cancerosas son lesionadas selectivamente debido a sus índices metabólico y proliferativo altos. El tejido normal se repara a sí mismo de manera más eficiente.
Las consideraciones importantes en el uso de radioterapia son las siguientes:
Dosis y horario
Fraccionamiento
Capacidad para dirigirse con precisión al cáncer
Volumen diana
Configuración de los haces de radiación
Distribución de la dosis
El tratamiento se adapta para aprovechar la cinética celular del cáncer con el fin de maximizar el daño al cáncer y minimizar el daño a los tejidos normales.
Las sesiones de radioterapia comienzan con la colocación del paciente en la posición precisa. A menudo, se construyen moldes de espuma o máscaras plásticas para garantizar la recolocación exacta para tratamientos seriados. Se utilizan sensores guiados por láser. Los cursos típicos consisten en grandes dosis diarias administradas durante varias semanas para tratamiento paliativo o dosis más pequeñas administradas 1 vez al día 5 días por semana durante 6-8 semanas para tratamiento curativo.
Tipos de radioterapia
Hay varios tipos diferentes de radioterapia, como por ejemplo
Radioterapia externa
Radioterapia esterotáctica
Radioterapia conformada
Braquiterapia
Radionucleidos sistémicos
Radioterapia externa
La radioterapia externa se puede realizar con
Fotones (radiación gamma)
Electrones
Protones
La radiación gamma con un acelerador lineal es el tipo de radioterapia más frecuente. La tecnología conformacional, que reduce la dispersión en los bordes del campo, permite limitar dosis de radiación a los tejidos adyacentes.
La radioterapia con haz de electrones tiene escasa penetración tisular y es ideal en cánceres de piel o superficiales. Se utilizan electrones de diferentes energías en función de la profundidad de penetración deseada y del tipo de tumor.
La terapia de protones tiene ventajas sobre la terapia de radiación gamma en que deposita energía a una profundidad desde la superficie, mientras que la radiación gamma daña todos los tejidos a lo largo de la trayectoria del haz. El tratamiento con haz de protones también puede ofrecer márgenes definidos que pueden limitar el daño del tejido inmediatamente adyacente y por lo tanto es particularmente útil en tumores oculares, de la base del encéfalo y de columna.
Radioterapia esterotáctica
La radioterapia estereotáctica utiliza múltiples haces enfocados con precisión con localización estereotáctica precisa del tumor para administrar una dosis alta, única, o múltiples dosis fraccionadas a una zona intracraneal pequeña u otra localización. Los haces de radioterapia se administran desde muchos ángulos diferentes que confluyen en el tumor, pasando así a través de muchas áreas diferentes de tejido sano en el camino hacia el tumor; esto significa que el tumor recibe una dosis de radiación mucho más alta que cualquiera de los tejidos sanos circundantes. La terapia estereotáctica se utiliza con frecuencia para el tratamiento de metástasis en el sistema nervioso central. Las ventajas son la destrucción completa del tumor donde no sería posible la cirugía convencional y se producen escasos efectos adversos. Las desventajas son las limitaciones respecto del tamaño de la zona que puede ser tratada y el peligro potencial para tejidos adyacentes, debido a la alta dosis de radiación. Además, no puede utilizarse radioterapia estereotáxica en todas las regiones del cuerpo. Se debe inmovilizar a los pacientes y debe mantenerse la zona completamente quieta.
Radioterapia conformada
En la radioterapia conformada, la tecnología de imágenes permite adaptar el haz de radiación de acuerdo con las dimensiones del tumor, lo que posibilita una orientación más precisa.
Braquiterapia
La braquiterapia consiste en la colocación de semillas radiactivas en el lecho tumoral propiamente dicho (p. ej., en la próstata o el cuello uterino). Por lo general, la colocación se realiza con guía por TC o ecogragía. La braquiterapia alcanza dosis de radiación eficaces más altas durante un período más prolongado del que podría lograrse con radioterapia externa, fraccionada.
Radionucleidos sistémicos
Los radionúclidos sistémicos pueden dirigir la radiación a cáncer de órganos que tienen receptores específicos para la captación del isótopo (es decir, yodo radiactivo en el cáncer de tiroides) o cuando el radionúclido está unido a un anticuerpo monoclonal (p. ej., yodo-131 más tositumomab en el linfoma no Hodgkin). Los isótopos también pueden lograr la paliación de metástasis óseas (es decir, radioestroncio o radio en el cáncer de próstata).
Otros agentes o estrategias, como quimioterapia neoadyuvante, pueden sensibilizar el tejido tumoral a la radiación y aumentar su eficacia.
Efectos adversos de la radioterapia
La radiación puede dañar cualquier tejido normal interpuesto.
Los efectos adversos agudos dependen de la zona que recibe la radiación y pueden consistir en
Letargo
Cansancio
Mucositis
Manifestaciones dermatológicas (eritema, prurito, descamación)
Esofagitis
Neumonitis
Hepatitis
Síntomas digestivos (náuseas, vómitos, diarrea, tenesmo)
Síntomas genitourinarios (polaquiuria, urgencia miccional, disuria)
Supresión de la médula ósea
Complicaciones tardías
Las complicaciones tardías de la radioterapia incluyen cataratas, queratitis, y daño en la retina si el ojo está en el campo de tratamiento. Las complicaciones tardías adicionales incluyen hipopituitarismo, xerostomía, hipotiroidismo, neumonitis, pericarditis, estenosis esofágica, hepatitis, úlceras, gastritis, nefritis, esterilidad, contracturas de los músculos y cardiopatía arteriosclerótica en función del área tratada.
La radiación que alcanza el tejido normal puede inducir mala cicatrización de los tejidos si se requieren nuevos procedimientos o cirugía. Por ejemplo, la radiación de la cabeza y el cuello altera la recuperación de procedimientos odontológicos (p. ej., restauración, extracción) y, por ende, debe administrarse sólo después de haber practicado los trabajos odontológicos necesarios.
La radioterapia puede aumentar el riesgo de presentar otros cánceres, en particular leucemias, sarcomas y cánceres de la tiroides o la mama. La incidencia pico se produce de 5 a 20 años después de la exposición y depende de la edad del paciente en el momento del tratamiento. Por ejemplo, la radioterapia torácica por linfoma de Hodgkin en mujeres adolescentes determina un riesgo más alto de cáncer de mama que el mismo tratamiento en mujeres adultas.