Una infección urinaria asociada con catéter es una infección urinaria en la que el cultivo positivo se obtuvo de una sonda vesical permanente que permaneció durante > 2 días. Los pacientes con sondas vesicales permanentes tienen predisposición a sufrir bacteriurias e infecciones urinarias. Los síntomas pueden ser vagos o sugerir una sepsis. El diagnóstico depende de la presencia de síntomas. Las pruebas por realizar incluyen el análisis de orina y el cultivo después de retirar la sonda y la icolocación de una sonda nueva. Las medidas preventivas más eficaces son evitar el cateterismo innecesario y retirar las sondas en cuanto sea posible.
(Véase también Introducción a las infecciones urinarias).
Las bacterias pueden acceder a la vejiga durante colocación de una sonda, a través de la luz de ella o desde la zona que la rodea. Alrededor de la parte exterior de la sonda y sobre el uroepitelio, se forma una biopelícula. Las bacterias pueden penetrar esa biopelícula, la cual las protege frente al arrastre mecánico por la orina, las defensas del huésped y los antibióticos, dificultando la eliminación de los patógenos. Aun con un cuidado aséptico minucioso de la sonda y de su inserción, las probabilidades de desarrollar bacteriuria significativa son aproximadamente del 5% cada día que la sonda está colocada (1). Hasta el 24% de los pacientes que desarrollan bacteriuria contrae una infección urinaria con síntomas (2, 3). Pocos desarrollan sepsis.
Los factores de riesgo para la infección urinaria son la duración del sondeo, el sexo femenino, la diabetes mellitus, la apertura de un sistema cerrado, y las técnicas asépticas no óptimas. Las sondas vesicales permanentes también pueden predisponer al paciente a sufrir infecciones urinarias micóticas.
Las infecciones urinarias también pueden aparecer en mujeres durante los días posteriores al retiro de la sonda.
Referencias
1. Warren JW, Platt R, Thomas RJ, et al: Antibiotic irrigation and catheter-associated urinary-tract infections. N Engl J Med 299(11):570-573, 1978. doi: 10.1056/NEJM197809142991103
2. Saint S: Clinical and economic consequences of nosocomial catheter-related bacteriuria. Am J Infect Control 28(1):68-75, 2000. doi: 10.1016/s0196-6553(00)90015-4
3. Leuck AM, Wright D, Ellingson L, et al: Complications of Foley catheters--Is infection the greatest risk? J Urol 187(5):1662-1666, 2012. doi: 10.1016/j.juro.2011.12.113
Signos y síntomas de las infecciones urinarias asociadas con catéteres
Los pacientes con infección urinaria asociada con catéter pueden no mostrar algunos de los síntomas típicos de las infecciones urinarias (disuria, polaquiuria), pero pueden manifestar sentir la necesidad de orinar o una molestia suprapúbica. Sin embargo, esos síntomas de infección baja pueden también estar causados por una obstrucción de la sonda o el desarrollo de cálculos vesicales. Los síntomas de pielonefritis aguda o crónica pueden aparecer también sin síntomas típicos del tracto urinario. Los pacientes pueden tener síntomas inespecíficos como malestar, fiebre, dolor lumbar, anorexia, alteración del estado mental y signos de sepsis.
Diagnóstico de las infecciones urinarias asociadas con catéteres
Análisis de orina y cultivo para pacientes con síntomas o con alto riesgo de sepsis
El análisis se realiza sólo en los pacientes que podrían requerir tratamiento, incluyendo los que tienen síntomas y aquellos con alto riesgo de desarrollar sepsis, como
Pacientes con granulocitopenia
Receptores de trasplantes de órganos que toman inmunosupresores
Mujeres embarazadas
Pacientes sometidos a cirugías urológicas
Las pruebas diagnósticas son el análisis de orina y el urocultivo. Si se sospecha bacteriemia, se realiza un hemocultivo. Deben realizarse urocultivos, de preferencia después de cambiar la sonda (para evitar cultivar a las bacterias colonizantes), y luego por punción directa con aguja de la sonda, todo ello con técnica aséptica para minimizar su contaminación.
Tratamiento de las infecciones urinarias asociadas con catéteres
Antibióticos
Los pacientes asintomáticos de bajo riesgo no son tratados. Los pacientes sintomáticos y con riesgo elevado son tratados con antibióticos y medidas de soporte. La sonda debe reemplazarse cuando se inicia el tratamiento. La elección del antibiótico empírico es igual que para la pielonefritis aguda. A veces se añade vancomicina al régimen. Posteriormente, se deben utilizar antibióticos con el espectro más estrecho posible de actividad, según el cultivo y el antibiograma. La duración óptima no está bien establecida, pero 7 a 14 días es un período razonable en pacientes que tuvieron una respuesta clínica satisfactoria, incluida la resolución de las manifestaciones sistémicas.
Los pacientes asintomáticos de ambos sexos a quienes se les ha retirado una sonda recientemente y que tienen infección urinaria (IU) diagnosticada a partir del urocultivo deben tratarse de acuerdo con los resultados de este. La duración óptima del tratamiento se desconoce.
Prevención de las infecciones urinarias asociadas a catéteres
La medida de prevención más eficaz es evitar el cateterismo, así como retirar la sonda tan pronto como sea posible. El seguimiento de una técnica aséptica correcta y el mantenimiento de un sistema de drenaje cerrado también reducen el riesgo. Se desconoce la frecuencia con que deben cambiarse las sondas permanentes, e incluso si deben cambiarse. El sondaje intermitente conlleva menos riesgos que el uso de una sonda permanente, y debe ser utilizado en su lugar siempre que sea posible. La profilaxis antibiótica y las sondas recubiertas de antibiótico ya no se recomiendan para los pacientes que necesitan sondajes a largo plazo. Las infecciones urinarias son el tipo más común informada a la National Healthcare Safety Network (NHSN), y las estrategias para reducirlas son un foco de atención de los Centers for Disease Control and Prevention (1).
Referencia de la prevención
1. Centers for Disease Control and Prevention: Catheter-associated urinary tract infections (CAUTI). Accedido el 2 de noviembre de 2023.
Conceptos clave
El uso prolongado de sondas vesicales permanentes aumenta el riesgo de bacteriuria, aunque esta bacteriuria suele ser asintomática.
Las infecciones urinarias sintomáticas pueden manifestarse con síntomas sistémicos (p. ej., fiebre, alteración del estado mental, disminución de la presión arterial) y pocos o ningún síntoma típico de las infecciones urinarias.
Realizar análisis de orina y urocultivos si los pacientes presentan síntomas o tienen un riesgo elevado de sepsis (p. ej., debido a inmunocompromiso).
Tratar de manera similar a la de otras infecciones urinarias complicadas.
Siempre que sea posible, evitar el uso de sondas o retirarlas a la primera oportunidad.