Disfunción tubaria y anomalías pelvianas

PorRobert W. Rebar, MD, Western Michigan University Homer Stryker M.D. School of Medicine
Revisado/Modificado feb 2024
Vista para pacientes

La disfunción tubaria es una obstrucción de las trompas uterinas o una disfunción epitelial que deteriora la motilidad del ovocito, el cigoto y/o el espermatozoide; las anomalías pelvianas estructurales son anomalías estructurales que pueden impedir la fertilización o la implantación.

(Véase también Generalidades sobre la infertilidad.)

Etiología de la disfunción tubaria y anomalías pelvianas

La disfunción tubaria puede deberse a

Las anomalías pelvianas estructurales que pueden impedir la fertilidad incluyen

  • Adherencias intrauterinas (síndrome de Asherman)

  • Miomas que obstruyen las trompas uterinas o distorsionan la cavidad uterina

  • Pólipos intrauterinos

  • Ciertas malformaciones (p. ej., útero bicorne)

La endometriosis puede causar lesiones tubarias, uterinas u otras alteraciones que deterioran la fertildad.

Además, los factores cervicales, como la cervicitis o la lesión (p. ej., procedimientos de conización para la neoplasia intraepitelial cervical, laceración obstétrica cervical), pueden contribuir al desarrollo de infertilidad al afectar la producción de moco cervical.

Diagnóstico de la disfunción tubaria y anomalías pelvianas

  • Pruebas para gonorrea cervical o Chlamydia, si se sospecha cervicitis o enfermedad inflamatoria pélvica

  • Histerosonografía por infusión salina o histerosalpingografía si la histerosonografía por infusión salina no está disponible

  • Histeroscopia para evaluar mejor las anomalías

  • En raras ocasiones, laparoscopia

Si se sospecha una infección pélvica, deben realizarse pruebas para gonorrea o Chlamydia. Además, la detección sistemática de infecciones de transmisión sexual suele realizarse como parte de la atención preconcepcional sistemática.

Todas las evaluaciones de infertilidad incluyen un estudio de las trompas uterinas.

Para la evaluación inicial de la disfunción tubaria y la evaluación de la cavidad uterina, la sonohisterografía por infusión salina (inyección de líquido isotónico en el útero a través del cuello del útero durante la ecografía), donde esté disponible, ha reemplazado a la histerosalpingografía (imágenes fluoroscópicas del útero y las trompas de Falopio después de la inyección de un agente radiopaco en el útero). Las ventajas de la sonohisterografía por infusión salina en comparación con la histerosalpingografía son que puede realizarse en el consultorio del médico, que no implica exposición a radiación y que es menos costosa. La tasa de falsos positivos con la histerosonografía por infusión salina puede ser ligeramente menor que el 15% observado con la histerosalpingografía y ambos estudios rara vez indican permeabilidad tubaria que en realidad no existe. Ambas pruebas también pueden detectar algunas anomalías pélvicas e intrauterinas (puede ser necesaria una resonancia magnética o un diagnóstico definitivo).

Tanto la histerosonografía por infusión salina como la histerosalpingografía se realizan entre 2 y 5 días después de que termina la menstruación. Por razones inexplicables, la fertilidad en las mujeres parece mejorar después de una sonohisterografía por infusión salina o de una histerosalpingografía si el resultado es normal. Por lo tanto, si los resultados de este estudio son normales, los estudios diagnósticos adicionales de la función tubaria pueden postergarse varios ciclos en mujeres jóvenes.

Se puede realizar histeroscopia para evaluar mejor las lesiones intrauterinas.

Rara vez, se indica laparoscopia para evaluar mejor las lesiones tubarias.

A menudo, el diagnóstico y el tratamiento se realizan simultáneamente durante una laparoscopia o una histeroscopia.

Tratamiento de la disfunción tubaria y las anomalías pélvicas

  • Antibióticos si hay cervicitis o enfermedad inflamatoria pélvica

  • Laparoscopia y/o histeroscopia

  • Técnicas de reproducción asistida

  • A veces, cirugía tubaria, en mujeres más jóvenes

Si se identifica cervicitis o enfermedad inflamatoria pélvica, se trata con antibióticos. El tratamiento de la infección existente es importante en general y puede mejorar el moco cervical. La terapia antimicrobiana no trata las adherencias pélvicas causadas por una infección pélvica actual o pasada.

Durante la laparoscopía, pueden lisarse las adherencias pelvianas, y una endometriosis puede fulgurarse o destruirse por láser. Durante la histeroscopia, las adherencias intrauterinas pueden lisarse y los miomas submucosos y los pólipos intrauterinos, extirparse. Las tasas de embarazo después del tratamiento laparoscópico de las anomalías pélvicas son bajas (típicamente no más del 25%), pero el tratamiento histeroscópico de las anomalías intrauterinas suele ser exitoso, con una tasa de embarazo de aproximadamente 60 a 70%.

La cirugía puede realizarse para reparar una trompa uterina (de Falopio) con daño tubular distal (p. ej., debido a un embarazo ectópico o una infección) o para revertir un procedimiento de esterilización tubaria previo (cirugía de reanastomosis tubaria), especialmente en mujeres más jóvenes y si el daño no es grave. Sin embargo, estas cirugías tienen bajas tasas de éxito. Las posibilidades de un embarazo ectópico son mayores que las habituales antes y después de dicha cirugía. En consecuencia, a menudo se recomienda fertilización in vitro.

A menudo se requieren técnicas de reproducción asistida o estas son una alternativa, especialmente en mujeres < 30 años.

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