Insuficiencia cardíaca congestiva
El corazón es un músculo que late y bombea oxígeno y sangre rica en nutrientes al organismo a través del aparato circulatorio. Dentro del corazón hay cuatro cavidades que recogen la sangre y luego la redistribuyen a los pulmones y al resto del cuerpo. Varias enfermedades pueden alterar la capacidad del corazón para hacer circular la sangre de forma eficaz. Los defectos o enfermedades del músculo cardíaco o de las válvulas pueden provocar que el corazón no mantenga una circulación sanguínea adecuada. La arteriopatía coronaria, la hipertensión arterial o el estrechamiento o la obstrucción de las arterias pueden comprometer la capacidad de los vasos sanguíneos para suministrar sangre de manera eficaz, aumentando así la carga de trabajo del corazón. Cualquiera de estos trastornos puede dar lugar a un agrandamiento del corazón con una funcionalidad comprometida. Con el tiempo, el corazón que falla no puede bombear la cantidad de sangre que está recibiendo. Esto provoca un incremento de presión dentro de las cavidades cardíacas y el sistema venoso, lo que da lugar a una acumulación de líquido en los tejidos del cuerpo. Esta serie de eventos que empeora progresivamente se denomina insuficiencia cardíaca congestiva (ICC). A medida que la insuficiencia cardíaca congestiva avanza, a menudo se produce hinchazón, o edema, en las piernas y los pies. También puede acumularse líquido en los pulmones, causando dificultad respiratoria. Finalmente, la insuficiencia cardíaca puede afectar la funcionalidad de los riñones, aumentando aún más la acumulación de líquido en el cuerpo y causando un esfuerzo adicional debido a la insuficiencia cardíaca. La insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) es una enfermedad crónica con una esperanza de vida reducida. En el caso de un defecto valvular puede ser necesaria una intervención quirúrgica.