La rosácea es un trastorno cutáneo persistente que causa enrojecimiento, granitos y vasos sanguíneos perceptibles, generalmente en la zona central de la cara.
Se desconoce su causa.
Los síntomas característicos son enrojecimiento, pequeños vasos sanguíneos visibles y a veces granitos en las mejillas y la nariz.
El diagnóstico se realiza por el aspecto típico de la erupción y la edad del afectado al aparecer los primeros síntomas.
Para evitar el empeoramiento de la rosácea se recomienda prescindir de ciertas comidas, alcohol y bebidas calientes, y evitar la exposición a la luz solar, las temperaturas extremas, el viento y los cosméticos.
El tratamiento incluye antibióticos tópicos o, en algunas personas, por vía oral.
Por lo general, la rosácea afecta a personas de entre 30 y 50 años de edad. El trastorno es más frecuente en las de ascendencia irlandesa o del norte de Europa con la piel clara, pero también afecta, y probablemente se reconoce menos, a los de piel más oscura. Aunque es fácil reconocer la rosácea, debe distinguirse del acné y de otros trastornos cutáneos con los que guarda mucho parecido. A menudo se denomina el acné de los adultos.
La causa de la rosácea es desconocida, pero algunas personas pueden ser propensas a desarrollar este trastorno.
Las comidas picantes, el alcohol o las bebidas calientes pueden desencadenar brotes. Otros desencadenantes pueden ser la luz solar, las cremas solares, el estrés emocional, el clima frío o cálido, el ejercicio, el viento, los cosméticos y los baños calientes.
Algunos fármacos, como la amiodarona, los corticosteroides que se aplican en la piel o se inhalan por la nariz, y las dosis elevadas de vitaminas B6 y B12, pueden empeorar la rosácea.
Síntomas de la rosácea
La rosácea afecta solo al rostro y el cuero cabelludo. Tiene 4 fases:
Fase pre-rosácea (fase 1): la piel de las mejillas y la nariz se ruboriza durante periodos de tiempo mayores de lo normal y puede picar.
Fase vascular (fase 2): la piel tiene un aspecto rojo e inflamado, con pequeños vasos sanguíneos visibles justo debajo de la superficie (denominados telangiectasias).
Fase inflamatoria (fase 3): a menudo aparecen granos pequeños, a veces con algo de pus (denominados pústulas).
Última fase (fase IV): en algunas personas en ocasiones la piel alrededor de la nariz se vuelve gruesa y aparece roja y bulbosa (rinofima).
En la rosácea, la cara puede enrojecerse y pueden aparecer granos y pústulas.
Foto proporcionada por Thomas Habif, MD.
Esta foto muestra enrojecimiento y telangiectasias en las mejillas de una mujer con rosácea vascular.
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Esta foto muestra un enrojecimiento intenso y pequeños granos sólidos (pápulas) en una mujer con rosácea inflamatoria. También están presentes protuberancias superficiales que contienen pus (pústulas), pero son débiles.
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Esta foto muestra un rinofima, que se caracteriza por engrosamiento de la piel y aumento de tamaño de la nariz, en una persona con rosácea.
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La rosácea que afecta a los ojos (llamada rosácea ocular) a menudo acompaña a la que afecta al rostro. Los síntomas de la rosácea ocular incluyen inflamación de los párpados, la conjuntiva, el iris, la esclerótica, la córnea o una combinación de ellos, que causa prurito, sensación de tener algo en el ojo (sensación de cuerpo extraño), enrojecimiento e hinchazón de los ojos.
Diagnóstico de la rosácea
Exploración por un médico
El diagnóstico de la rosácea se realiza por el aspecto típico de la erupción. No existen pruebas específicas. La edad cuando aparecen los primeros síntomas y la falta de puntos negros y blancos ayudan a distinguir la rosácea del acné.
Tratamiento de la rosácea
Evitar los desencadenantes
Para la rosácea inflamatoria, antibióticos tomados por vía oral o aplicados sobre la piel, o bien ácido azelaico o ivermectina aplicados sobre la piel
Para el enrojecimiento, gel de brimonidina o crema de oximetazolina y, a veces, betabloqueantes orales
Para las telangiectasias, tratamiento con láser o electrocauterio
Para el rinofima, dermoabrasión, láser y/o extirpación del exceso de tejido
El primer tratamiento de la rosácea es evitar los factores desencadenantes. El tratamiento está dirigido a controlar los síntomas porque no hay cura para la rosácea.
Los antibióticos tópicos, como el metronidazol, el peróxido de benzoilo, la clindamicina, minociclina, y la eritromicina, así como una crema de ácido azelaico pueden ser eficaces para la rosácea inflamatoria. La crema de ivermectina también es eficaz. Los corticoesteroides que se aplican en la piel tienden a empeorar la rosácea.
Se administran determinados antibióticos por vía oral a las personas que tienen muchas pústulas o rosácea ocular. Por lo general se utiliza doxiciclina, tetraciclina, minociclina, azitromicina o eritromicina. Se ha demostrado la eficacia de isotretinoína por vía oral, pero no se utiliza debido a los posibles efectos secundarios graves, a menos que se demuestre la ineficacia de otros tratamientos.
El enrojecimiento persistente puede tratarse con gel de brimonidina o crema de oximetazolina o a veces con betabloqueantes orales.
El tratamiento de la telangiectasia incluye el tratamiento con láser y electrocauterio (una corriente eléctrica aplicada a la piel elimina la telangiectasia).
La rinofima grave es poco probable que se cure por completo solo con fármacos. Por lo tanto, en estos casos puede ser necesaria la dermoabrasión (un procedimiento en el cual se frota la superficie de la piel con un instrumento de metal abrasivo para eliminar la capa superior), el tratamiento con láser y/o la cirugía para eliminar el exceso de tejido.