El sadismo sexual comporta actos en los que la persona experimenta excitación sexual al infligir sufrimiento físico o psicológico a otra persona. El trastorno de sadismo sexual es el sadismo sexual que provoca malestar significativo, afecta sustancialmente al funcionamiento diario, daña a otra persona o afecta a alguien que no ha dado su consentimiento.
El sadismo sexual es una forma de parafilia. La mayoría de las personas con tendencias sádicas no sufren un trastorno de sadismo sexual.
En relaciones sexuales sanas es frecuente que exista un cierto juego de sadismo y masoquismo y las parejas compatibles a menudo lo buscan uno en el otro. Por ejemplo, el uso de pañuelos de seda para simular ataduras y las palmadas suaves durante la actividad sexual son prácticas comunes entre parejas que lo consienten, y no son consideradas prácticas sadomasoquistas.
La mayoría de los sádicos interaccionan con una pareja que consiente, que puede tener masoquismo sexual (es decir, que experimenta excitación sexual por el hecho de ser humillada, golpeada, herida o maltratada de algún modo). En estas relaciones, la humillación y las palizas son simples actuaciones, donde los participantes saben que es un juego y evitan cuidadosamente la humillación real o las lesiones. Las fantasías de control y dominio total son a menudo importantes, y los sádicos pueden atar y amordazar a su pareja sexual de maneras muy sofisticadas.
Por el contrario, el trastorno de sadismo sexual implica lo siguiente:
La persona está angustiada por su comportamiento o es incapaz de funcionar a causa de este.
Lleva estos actos hasta el extremo, y en algunas ocasiones provoca graves daños corporales o psicológicos o incluso la muerte.
Los actos afectan a parejas que no dan su consentimiento (parejas no consentidoras).
La afección ha estado presente durante al menos 6 meses.
Cuando se practica con parejas no consentidoras, el sadismo sexual se considera delito y es probable que continúe hasta que el sádico sea aprehendido.
El sadismo sexual no es sinónimo de violación, sino que se trata de una compleja mezcla de sexo y poder sobre la víctima. El sadismo sexual se diagnostica en fewer than 10% de los violadores, pero entre el 37 y el 75% de las personas que han cometido homicidios por motivos sexuales.
El sadismo sexual es particularmente peligroso en personas que también sufren trastorno de personalidad antisocial.
Se dispone de pruebas limitadas de que el uso de una combinación de terapia cognitivo-conductual y medicamentos antiandrógenos (que actúan bloqueando los efectos de la testosterona) puede ser beneficioso. Si también está presente un trastorno de personalidad antisocial, no se ha demostrado que los tratamientos sean particularmente eficaces.