Efectos del envejecimiento sobre los ojos

PorJames Garrity, MD, Mayo Clinic College of Medicine and Science
Revisado/Modificado mar 2022 | Modificado sept 2022
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    En la mediana edad el cristalino se hace menos flexible, con menos capacidad de aumentar de grosor y, en consecuencia, menos apto para enfocar objetos cercanos, con lo que se produce la llamada presbicia. Las gafas de lectura o las gafas bifocales pueden ayudar a compensar esta dificultad. Para obtener más información sobre los efectos de la edad en el ojo, véase Cambios corporales relacionados con el envejecimiento: ojos.

    En la vejez, los cambios en el ojo pueden comprender los siguientes:

    • Cambio del color blanco del cristalino hacia un tono amarillo o marronoso; este cambio se debe a los muchos años de exposición a la luz ultravioleta, al viento y al polvo

    • Adelgazamiento de la conjuntiva

    • Tonalidad azulada causada por el aumento de transparencia de la esclerótica

    El número de células mucosas de la conjuntiva puede disminuir con la edad. La producción de lágrimas también disminuye con la edad, y en consecuencia hay menos lágrimas disponibles para mantener húmedo el ojo. Estos cambios explican por qué las personas mayores tienen más probabilidad de sufrir sequedad ocular (xeroftalmia). Sin embargo, a pesar de que por lo general los ojos tienden a estar secos, el lagrimeo puede ser significativo cuando los ojos están irritados, como al cortar una cebolla o cuando un objeto entra en contacto con el ojo.

    El arco senil (un depósito de sales de calcio y colesterol) aparece como un anillo blanco-grisáceo en el borde de la córnea. Es frecuente en las personas mayores de 60 años. El arco senil no afecta la visión.

    Determinadas enfermedades de la retina, como la degeneración macular, la retinopatía diabética (si la persona sufre diabetes) y el desprendimiento de retina tienen más posibilidades de aparecer durante la vejez. Otras enfermedades del ojo, como las cataratas, también son frecuentes.

    Los músculos que permiten cerrar los párpados pierden fuerza con la edad. Esta pérdida de fuerza, combinada con la gravedad y la laxitud de los párpados debida a la edad, a veces provoca la caída del párpado inferior, que se aleja del ojo. Este trastorno se llama ectropión. A veces, cuando la laxitud relacionada con la edad afecta a una parte diferente del párpado, el párpado inferior se vuelve hacia dentro, haciendo que las pestañas rocen el globo ocular. Este trastorno se denomina entropión. Cuando se afecta el párpado superior, este puede caer con laxitud, una afección denominada ptosis.

    En algunas personas de edad avanzada, la grasa acumulada en torno a la órbita se contrae, lo que ocasiona que el ojo se hunda dentro de la órbita (enoftalmos). Dada la laxitud de los tejidos, la grasa de la órbita también puede protruir hacia afuera en los párpados, haciendo que los ojos parezcan constantemente hinchados.

    Los músculos que regulan el tamaño de las pupilas se debilitan con la edad. Las pupilas pueden volverse más pequeñas, reaccionar más lentamente a la luz y dilatarse con más lentitud en la oscuridad. Por esta razón, las personas mayores de 60 años pueden percibir con menos brillo los objetos, verse deslumbradas en el momento de salir al exterior (o cuando, de noche, se encuentran ante un coche que les viene de frente) y tener dificultad para pasar de un ambiente iluminado a otro más oscuro. Estos trastornos pueden ser particularmente molestos cuando se combinan con los efectos de una catarata.

    Pueden producirse otros cambios en las funciones del ojo a medida que la persona envejece. La agudeza visual también se reduce, aunque se utilicen las mejores gafas, sobre todo en caso de cataratas, degeneración macular o glaucoma avanzado (véase la tabla Algunos trastornos que afectan principalmente a las personas de edad avanzada). La cantidad de luz que llega a la parte posterior de la retina disminuye, por lo que aumenta la necesidad de una iluminación más brillante y de un mejor contraste entre los objetos y el fondo. Las personas mayores también pueden ver un mayor número de puntos negros flotantes (moscas volantes), pero no suelen afectar de manera importante a la capacidad visual.

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