La calidad de vida es el grado en que una persona está sana, cómoda y es capaz de participar o disfrutar de los acontecimientos de la vida. Es fundamental que los profesionales de la salud tengan en cuenta la calidad de vida al establecer los objetivos de la atención de cada paciente y utilizarla como guía para todas las decisiones relacionadas con la atención.
Cuando los profesionales de la salud analizan la calidad de vida con los pacientes, los cuidadores (tanto formales como informales), otro personal sanitario y los responsables de la formulación de políticas, deben evitar conscientemente el uso de un lenguaje y unas actitudes que sugieran un sesgo de edad, que afecta negativamente la percepción del paciente de lo que podría o debería ser la calidad de vida.
Calidad de vida relacionada con la salud
La influencia de la salud en la calidad de vida es variable y subjetiva. La calidad de vida relacionada con la salud tiene numerosas dimensiones, como:
Ausencia o presencia de síntomas físicos que afecten al paciente (p. ej., dolor, disnea, náuseas, estreñimiento)
Calidad del bienestar emocional (p. ej., felicidad, ausencia de ansiedad)
Estado funcional físico y cognitivo (p. ej., capacidad de realizar actividades de la vida cotidiana y funciones más complejas, como actividades placenteras)
Naturaleza y calidad de las relaciones interpersonales cercanas (p. ej., con miembros de la familia y amigos)
Capacidad para participar y disfrutar de actividades sociales
Grado de satisfacción con los aspectos médicos y los arreglos financieros para la atención de la salud
Sexualidad, imagen corporal, e intimidad
Influencias
Algunos de los factores que influyen en la calidad de vida relacionada con la salud (p. ej., reducción de la esperanza de vida, deterioro cognitivo, discapacidad, dolor crónico, aislamiento social, estado funcional, dependencia de los cuidadores) pueden ser obvios para los profesionales de la salud; sin embargo, algunos factores pueden no serlo, y los profesionales pueden tener que preguntar a los pacientes o a sus cuidadores acerca de otros factores, especialmente los determinantes sociales de la salud. Los determinantes sociales de la salud son las condiciones en los lugares donde las personas viven, aprenden, trabajan y juegan que afectan una amplia gama de riesgos y resultados para la salud y la calidad de vida.
Otros factores importantes son las influencias culturales, la religión, los valores personales y las experiencias previas con el cuidado de la salud. No obstante, no siempre es posible predecir la forma en que los factores mencionados afectan la calidad de vida, y algunos factores no anticipables pueden producir efectos.
Asimismo, las perspectivas sobre la calidad de vida pueden cambiar. Por ejemplo, después de la muerte de un cónyuge, la calidad de vida de una persona puede cambiar y afectar los objetivos de la atención.
Evaluación de la calidad de vida
Barreras para la evaluación
La evaluación de las perspectivas de los pacientes en relación con su calidad de vida puede ser difícil debido a las siguientes razones:
Esta evaluación no siempre se enseña o se destaca en forma suficiente en la educación médica tradicional, que tiende a centrarse en el diagnóstico y la prolongación de la vida.
La calidad de vida es una experiencia subjetiva e individual, por lo que los modelos de decisión no pueden aplicarse a pacientes individuales.
La calidad de vida depende de factores culturales (p. ej., objetivos y valores), que deben ser evaluados.
La evaluación de la calidad de vida y la comunicación deben tener en cuenta los niveles de alfabetización de cada paciente (incluida la alfabetización en salud) y su nivel de comprensión del lenguaje.
La evaluación de las perspectivas del paciente en relación con la calidad de vida requiere tiempo porque se lleva a cabo a través de una conversación íntima y extensa entre el paciente y el profesional de la salud y a menudo no hay tiempo suficiente para estas conversaciones profundas durante los modelos tradicionales de atención de la salud basados en el pago de servicios.
Método
Las personas pueden evaluar su propia calidad de vida o, más específicamente, su propia salud. También conocida como salud autoevaluada o autopercibida, la autopuntuación de la salud se refiere a una medida de salud de un solo elemento en la que las personas califican el estado actual de su salud en una escala que varía de excelente a mala. La autopuntuación de la salud ha demostrado ser un predictor fiable de mortalidad y discapacidad mediante una serie de análisis nacionales e internacionales (1).
Durante esta evaluación, el profesional de la salud debe tener cuidado de no mostrar su propio sesgo. Por lo general es posible definir las preferencias del paciente, incluso en individuos con demencia o compromiso cognitivo, si los profesionales de la salud utilizan explicaciones y preguntas simples. Cuando se discuten las preferencias de un paciente con compromiso cognitivo, se recomienda la presencia de miembros de la familia.
Algunas de las herramientas bien validadas utilizadas con mayor frecuencia informadas por los pacientes para evaluar la calidad de vida incluyen las siguientes:
EQ-5D (EuroQol [2]): este instrumento estandarizado mide la movilidad, el cuidado personal, las actividades habituales, el dolor/las molestias y la ansiedad/depresión. También se puede utilizar para calcular los años de vida ajustados en función de la calidad para efectuar un análisis de costos y ayudar a evaluar las intervenciones y las políticas de atención de la salud.
SF-36 (Short Form Health Survey, Encuesta de salud abreviada [3]): esta herramienta consta de 36 preguntas que evalúan la salud física, mental y social (p. ej., vitalidad, dolor, función física). Se puede crear un resumen compuesto de las puntuaciones físicas y mentales, que proporciona una puntuación única que mide la calidad de vida relacionada con la salud.
PROMIS (Patient Reported Outcomes Measurement Information System, Sistema de información para la medición de los resultados informados por el paciente [4]): los instrumentos PROMIS consisten en cuestionarios generados por algoritmos que recopilan y cuantifican los dominios de salud relevantes para los pacientes (p. ej., dolor, fatiga, función física, angustia emocional, salud social). Los datos reunidos están disponibles para los investigadores en línea.
FACIT (Functional Assessment of Chronic Illness Therapy, Evaluación funcional de la terapia para la enfermedad crónica [5]): esta colección de cuestionarios de calidad de vida para ciertas enfermedades crónicas (p. ej., cáncer, HIV, esclerosis múltiple) puede utilizarse para ayudar a evaluar el bienestar físico, social, emocional y funcional.
WHOQOL-BREF (6): esta herramienta es una versión abreviada de 26 elementos de la evaluación de la calidad de vida de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que incluye la salud física/psicológica, las relaciones sociales, el medioambiente, la calidad de vida en general y la salud en general. Estas encuestas han sido validadas internacionalmente, traducidas a muchos idiomas e implementadas con éxito en diversos entornos clínicos y poblaciones de pacientes.
Es de esperar que las fuentes de datos emergentes (p. ej., dispositivos portátiles, datos derivados de registros electrónicos de salud a partir de la retroalimentación de los equipos) proporcionen métricas empíricas más continuas para complementar la información de calidad de vida autoinformada.
Referencias de la evaluación
1. Mavaddat N, Kinmonth AL, Sanderson S, et al. What determines self-rated health (SRH)? A cross-sectional study of SF-36 health domains in the EPIC-Norfolk cohort. J Epidemiol Community Health 73 (9):800–806, 2019. doi:10.1136/jech-2019-212024
2. EuroQol: EuroQol instruments. Accedido el 06/03/24.
3. RAND: 36-Item Short Form Survey (SF-36). Accedido el 06/03/24.
4. National Institutes of Health: Patient-Reported Outcomes Measurement Information System (PROMIS), Accessed 3/6/24.
5. FACIT Measures & Searchable Library: Overview. Accedido el 06/03/24.
6. World Health Organization (WHO): WHOQOL: Measuring Quality of Life. Accedido el 06/03/24.