Prurito vulvovaginal o flujo vaginal en niñas

PorShubhangi Kesavan, MD, Cleveland Clinic Learner College of Medicine, Case Western Reserve University
Revisado/Modificado jun 2024
Vista para pacientes

El prurito vulvovaginal (picazón) y/o el flujo vaginal en niñas se deben a una inflamación infecciosa o no infecciosa de la piel o la mucosa. Los síntomas también pueden incluir irritación y ardor.

La etiología, el diagnóstico y el tratamiento del prurito o el flujo vulvovaginal varían según la fase o el estado reproductivo: premenarca, edad fértil, embarazo o menopausia. Los síntomas vulvovaginales en niñas premenarca se analizan aquí. (Para un análisis de los síntomas en mujeres en edad reproductiva y posmenopáusicas no embarazadas, véase Prurito vulvovaginal o flujo vaginal).

Etiología del prurito vulvovaginal o la secreción vaginal en niñas

Las causas más comunes de prurito vulvovaginal y secreción vaginal en niñas son irritantes externos o infección (véase la tabla Algunas causas de prurito vulvovaginal y secreción vaginal en niñas).

La vulvovaginitis no específica es frecuente y en general tiene su origen en una infección de la flora del aparato digestivo o respiratorio. Un factor común que contribuye en las niñas de 2 a 6 años es la mala higiene perineal (p. ej., limpiarse de atrás hacia adelante después de defecar, no lavarse las manos).

La candidiasis vulvovaginal es poco común en las niñas (excepto después de una terapia antibiótica reciente o en pacientes inmunocomprometidas), y tiende a sobrediagnosticarse y tratarse en forma excesiva (1).

Las sustancias químicas en las burbujas de baño o los jabones pueden causar inflamación y prurito en la vulva, que a menudo recurren.

Los cuerpos extraños (p. ej., un juguete de la niña u otro objeto en la vagina) pueden causar una vaginitis inespecífica, a menudo con secreción sanguinolenta escasa.

Con menor frecuencia, un flujo vaginal en niños se debe a abuso sexual. Si se sospecha abuso, se deben tomar medidas para garantizar la seguridad del niño, y se debe enviar un informe a las autoridades estatales.

Tabla
Tabla

Referencia de la etiología

  1. 1. Banerjee K, Curtis E, de San Lazaro C, Graham JC: Low prevalence of genital candidiasis in children. Eur J Clin Microbiol Infect Dis. 2004;23(9):696-698. doi:10.1007/s10096-004-1189-2

Evaluación del prurito vulvovaginal o de la secreción vaginal en niñas

Anamnesis

Se obtiene la anamnesis médica general y, en los lactantes, se incluyen los antecedentes perinatales y los antecedentes obstétricos de la madre. Los antecedentes familiares de cáncer son importantes. Los antecedentes médicos se obtienen de los padres (o el cuidador) y del niño, si corresponde de acuerdo con su edad.

La anamnesis de la enfermedad actual incluye la naturaleza de los síntomas (p. ej., prurito, quemazón, dolor, secreción, sangrado), duración e intensidad. En presencia de flujo vaginal, se deben buscar factores exacerbantes y remitentes, incluida la exposición a jabones o productos de lavandería.

La revisión por aparatos y sistemas debe buscar síntomas que sugieran posibles causas, que incluyen las siguientes:

Si se sospecha abuso sexual en un niño, puede usarse una entrevista forense estructurada basada en el National Institute of Child Health and Human Development (NICHD) Protocol. Ayuda al niño a informar sobre el evento experimentado y mejora la calidad de la información obtenida.

Examen físico

Se realiza un examen físico general.

Si se requiere una exploración pelviana, esta debe realizarla un médico con experiencia. Se les debe explicar el examen al padre y a la niña, para que sepan qué esperar y se genere confianza entre la niña y el médico. El objetivo del examen debe ser obtener la información necesaria sin causar miedo o molestias innecesarias a la niña.

El examen de los genitales externos y el área perineal e inguinal debe detectar sangrado, secreción, hematomas o lesiones.

En las niñas, la exploración pelviana interna se realiza bajo anestesia. La vagina y el cuello uterino pueden examinarse con un espéculo nasal de Killian, un vaginoscopio de fibra óptica, un cistoscopio o un histeroscopio flexible con lavado con solución salina.

Signos de alarma

Los siguientes hallazgos son de particular importancia:

  • Flujo vaginal, fiebre, escalofríos, hipersensibilidad a la palpación del hipogastrio y/o signos de lesión genital: posible infección pelviana, con posible absceso tuboovárico y/o abuso sexual

Interpretación de los hallazgos

En las niñas, el flujo vaginal suele ser un síntoma de inflamación o infección, y el flujo persistente, sanguinolento o acompañado de otros síntomas (p. ej., fiebre o eritema vulvar grave, edema o prurito) requiere evaluación. Las excepciones a esto son los momentos en que es normal que una niña tenga flujo vaginal fisiológico (transparente o blanco, escaso volumen por día) porque los niveles séricos de estrógeno están elevados. Esto incluye las primeras 2 semanas de vida, cuando los niveles de estrógeno son altos debido a la exposición a los estrógenos maternos que cruzan la placenta. A veces ocurre un sangrado vaginal leve en lactantes cuando los niveles de estrógenos disminuyen de manera abrupta como resultado del cese de la exposición a los estrógenos maternos. También puede observarse flujo durante los meses previos a la menarca, cuando aumenta la producción de estrógenos.

Es probable que el flujo vaginal sin fiebre ni escalofríos y sin otros hallazgos en el examen pelviano indique una vaginitis o un cuerpo extraño.

Los signos de infección sistémica o sospecha de abuso sexual requieren atención médica inmediata.

Estudios complementarios

En caso de flujo vaginal, se puede obtener una muestra para cultivo sin un examen con espéculo, utilizando métodos apropiados para las niñas. La muestra se analiza para detectar infecciones vaginales bacterianas comunes o candidiasis. Si se sospecha abuso sexual, se realizan pruebas para detectar una infección de transmisión sexual con análisis de sangre y muestras de orina o vaginales (las muestras cervicales deben tomarse solo con la niña bajo anestesia) (1).

Se obtiene un hemograma completo si los signos y los síntomas son compatibles con una infección pelviana.

Si se sospecha una infección pélvica con un absceso, se indican estudios de diagnóstico por imágenes. Se prefiere la ecografía transabdominal a la ecografía transvaginal en niñas pequeñas y adolescentes prepuberales. Si la ecografía no delimita claramente el tamaño, la ubicación y la consistencia de una masa, puede ser necesaria otra prueba de diagnóstico por imágenes (habitualmente RM [Resonancia magnética]). Si hay una masa ovárica y se sospecha una neoplasia no epitelial, se miden los marcadores tumorales (p. ej., alfa-fetoproteína, lactato deshidrogenasa, inhibina).

Referencia de la evaluación

  1. 1. Chiesa A, Goldson E. Child Sexual Abuse. Pediatr Rev. 2017;38(3):105-118. doi:10.1542/pir.2016-0113

Tratamiento del prurito vulvovaginal o la secreción vaginal en niñas

Se trata toda causa específica de prurito o flujo.

Deben evitarse los jabones y los preparados tópicos innecesarios. Si se necesita jabón, se debe utilizar un jabón hipoalergénico. El uso intermitente de paquetes de hilo o de baños de asiento tibios pueden reducir el dolor y el prurito. Lavar la zona genital con agua tibia también puede proporcionar alivio.

A las niñas prepuberales se les debe enseñar una buena higiene vulvar (p. ej., limpiarse de adelante hacia atrás después de defecar y orinar).

Si no se ha identificado una etiología específica y los síntomas son de moderados a graves o no responden a otras medidas, pueden requerirse medicamentos. Si se considera apropiado, se pueden aplicar antimicóticos tópicos o corticosteroides de baja potencia (p. ej., hidrocortisona al 1% 2 veces al día según sea necesario) para el prurito en la vulva, pero no en la vagina.

Conceptos clave

  • Las causas del prurito vulvovaginal y la secreción vaginal varían según la edad de la paciente.

  • La vaginitis, la presencia de un cuerpo extraño en la vagina y la falta de higiene son causas comunes de irritación vulvovaginal o secreción vaginal en niñas.

  • Evaluar con examen externo de la vulva y la abertura vaginal; el examen interno, si es necesario, se practica normalmente bajo anestesia.

  • El tratamiento se basa en la etiología, si se identifica, o en medidas generales de higiene y comodidad (p. ej., baños de asiento) para la vulvovaginitis inespecífica.

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