Anatomía y desarrollo de los dientes

PorRosalyn Sulyanto, DMD, MS, Boston Children's Hospital
Revisado/Modificado abr 2024
Vista para pacientes

Dientes

Los dientes se clasifican en incisivos, caninos, premolares y molares y convencionalmente se numeran comenzando por el tercer molar del maxilar derecho (véase figura Identificación de los dientes).

Identificación de los dientes

El sistema de numeración mostrado es el usado comúnmente en los Estados Unidos.

Cada diente tiene una corona y una raíz. Los caninos tienen las raíces más grandes y fuertes. Una pulpa interna contiene vasos sanguíneos, linfáticos y nervios, rodeados por la dentina dura pero porosa, que es sensible al tacto y a los cambios de temperatura. Un esmalte muy duro cubre la corona. Un cemento similar al hueso se halla sobre la raíz, el cual, cuando se encuentra sano, es cubierto por la encía (véase figura Sección de un diente canino).

Los dientes temporarios son 20, y comienzan a aparecer a los 6 meses de edad. Hacia los 30 meses ya se encuentran todos en su lugar (véase tabla Períodos de erupción dentaria). Éstos son reemplazados por 32 dientes permanentes que comienzan a aparecer a los 6 años. El período entre los 6 y los 11 años se llama etapa de dentición mixta, en la que se encuentran presentes tanto dientes temporarios como permanentes. El momento de la erupción dental es un indicador de la edad esquelética y permite identificar retraso de crecimiento o establecer la edad del sujeto para propósitos forenses.

(Véase también Introducción al paciente odontológico).

Sección de un diente canino

Tejidos de sostén

La encía rodea a los dientes en la base de su corona. Los bordes alveolares son hueso trabecular que contiene los orificios (alvéolos) para los dientes. El periodonto está formado por los tejidos que sostienen los dientes: las encías, las fijaciones epiteliales, las fijaciones de tejido conectivo, los ligamentos periodontales y el hueso alveolar. La mandíbula y el maxilar superior sostienen las crestas alveolares y albergan los dientes. La saliva de las glándulas salivares baña y protege a los dientes. La lengua dirige la comida entre las superficies de corte y masticación y ayuda a limpiar las piezas dentales.

El maxilar superior recibe inervación del nervio maxilar, la segunda división del nervio trigémico (el 5º nervio craneal). El nervio mandibular, que es la tercera y más inferior división del trigémino, inerva la mandíbula.

En los ancianos o en algunas enfermedades periodontales, la recesión gingival expone las raíces dentarias cerca de la corona, lo que predispone a las caries de cuello. Si el diente se destruye y debe extraerse, cesa la estimulación mecánica necesaria para mantener la integridad ósea. Así comienza la atrofia de las crestas alveolares cuando falta un diente.

Boca

Normalmente, sobre la cara facial de los labios, el dorso de la lengua, el paladar duro y las encías alrededor de los dientes hay epitelio queratinizado. Cuando están sanas, las encías queratinizadas se extienden entre 5 y 7 mm sobre la corona dental. Sobre el hueso alveolar más allá de los dientes, en el interior de los labios y en las mejillas, a los lados y en la parte inferior de la lengua, sobre el paladar blando y cubriendo el suelo de la boca, hay epitelio no queratinizado. La piel y la mucosa de los labios están delimitadas por el borde bermellón.

La mucosa yugal, incluido el vestíbulo y la mucosa alveolar no queratinizada por lo general es suave y húmeda. Las entidades inocuas en esta región son las siguientes:

  • Línea alba (una línea blanca delgada, típicamente bilateral, en el nivel del plano oclusal, donde se muerde la mejilla)

  • Gránulos de Fordyce (glándulas sebáceas aberrantes que aparecen como manchas amarillas claras de < 1 mm, que también pueden aparecer en los labios)

  • Nevo blanco esponjoso (pliegues blancos gruesos bilaterales sobre la mayor parte de la mucosa yugal)

De vez en cuando, la pigmentación de la mucosa puede deberse a un material extraño que se incorpora en el tejido. Con mayor frecuencia, esto ocurre como un área de color azul o negro adyacente a una amalgama dental. Esto se conoce como un tatuaje de amalgama. Los orificios de los conductos de las glándulas parótidas (de Stensen) se encuentran en el nivel del primer molar superior en la cara interna de cada mejilla y no deben confundirse con una anomalía. Es importante reconocer estas estructuras para evitar preocupación y la realización de biopsias innecesarias.

La superficie dorsal de la lengua está cubierta por múltiples elevaciones blanquecinas llamadas papilas filiformes. Diseminadas entre ellas, hay prominencias rosadas llamadas papilas fungiformes, en su mayoría sobre la parte anterior de la lengua. Las papilas circunvaladas, entre 8 y 12, son considerablemente más grandes y se encuentran dispuestas en un patrón en V. Las papilas circunvaladas no se proyectan directamente desde la lengua, sino que están rodeadas por una depresión. Las papilas foliadas aparecen como una serie de pliegues en forma de hendidura sobre el borde lateral de la lengua, cerca de los pilares anteriores de las fauces. Varían en longitud y pueden confundirse fácilmente con lesiones malignas, al igual que el foramen o agujero ciego, la glositis romboidea mediana y, rara vez, un nódulo tiroideo lingual. Las amígdalas linguales son parte del anillo de Waldeyer, se encuentran en el dorso de la lengua y no deben confundirse con lesiones. Si la aparente anomalía es bilateral, en general es una variante normal.

La inervación depende de los nervios linguales (ramos del quinto nervio craneal) para la inervación sensitiva general y de fibras de la cuerda del tímpano (de los séptimos nervios craneales), que inerva las papilas gustativas en los dos tercios anteriores de la lengua. En el tercio posterior de la lengua detrás de las papilas circunvaladas, los nervios glosofaríngeos (nervios craneales IX) proporcionan las sensaciones del tacto y el gusto. El nervio vago (décimo nervio craneal) proporciona una sensibilidad gustativa menor a la región del esófago superior y la epiglotis. La lengua tiene receptores para los gustos dulce, salado, agrio, amargo y umami (un sabor disparado por el ácido glutámico natural y glutamatos como el agente glutamato monosódico). Aunque antes se pensaba que se encontraban circunscritos a porciones particulares de la lengua, hoy se sabe que los receptores del gusto están distribuidos sobre toda su superficie. Los nervios hipoglosos (12º nervio craneal) controlan el movimiento de la lengua.

Las glándulas salivales principales son las parótidas, las submaxilares o submandibulares y las sublinguales. La mayor parte de la mucosa yugal contiene muchas glándulas salivales menores que segregan moco. Por delante y cerca de la línea media a cada lado del suelo de la boca, desembocan las aberturas de los conductos de Wharton, que drenan las glándulas submaxilar y sublingual homolaterales. Las glándulas parótidas drenan en las mejillas a través de los conductos de Stensen.

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