Interacciones farmacológicas

PorShalini S. Lynch, PharmD, University of California San Francisco School of Pharmacy
Revisado/Modificado jul 2022 | Modificado sept 2022
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El efecto de un fármaco sobre una persona puede ser distinto del previsto debido a diversos tipos de interacciones posibles

  • Con otro fármaco que la persona esté tomando (interacción de fármacos)

  • Con alimentos, bebidas o suplementos consumidos por la persona (interacción de fármaco y nutriente)

  • Con otra enfermedad que tenga la persona (interacción de fármaco y enfermedad)

Los efectos de las interacciones farmacológicas suelen ser no deseados y a veces perjudiciales. Las interacciones pueden

  • Intensificar la acción de uno o más fármacos, dando lugar a efectos secundarios o a toxicidad.

  • Reducir la acción de uno o más fármacos, dando lugar al fracaso del tratamiento

Interacciones entre fármacos

Las interacciones entre fármacos pueden producirse tanto con los que requieren receta médica como con los de venta libre. Los tipos de interacciones farmacológicas incluyen la duplicación, la oposición (antagonismo) y la alteración de las acciones del organismo sobre uno o ambos fármacos.

Duplicación

Cuando se administran dos fármacos con el mismo efecto, sus reacciones adversas pueden intensificarse. La duplicación puede producirse cuando de manera inadvertida se toman dos fármacos (a menudo al menos uno de ellos de venta sin prescripción) que contienen el mismo principio activo. Por ejemplo, se pueden tomar a la vez un remedio para el resfriado y un somnífero, ambos preparados a base de difenhidramina, o bien un remedio para el resfriado junto con un analgésico, ambos con paracetamol (acetaminofeno). La probabilidad de este tipo de duplicación es alta con el uso de medicamentos que contienen múltiples ingredientes o que se venden con nombres comerciales (de modo que parecen distintos aunque su composición sea la misma).

Es importante informarse de cuáles son los ingredientes del fármaco, y hacerlo en cada nuevo medicamento que se vaya a tomar, para evitar la duplicación. Por ejemplo, muchos analgésicos indicados para el dolor intenso contienen un opiáceo además del paracetamol (acetaminofeno). Las personas que estén tomando un analgésico de este tipo sin conocer sus ingredientes pueden adquirir paracetamol (acetaminofeno) para obtener un alivio complementario y ponerse, sin saberlo, en riesgo de intoxicación.

También pueden aparecer problemas de duplicación cuando se toman dos fármacos distintos que producen el mismo efecto. La probabilidad es mayor cuando la persona es atendida por varios médicos, cuando compra los medicamentos en más de una farmacia o cuando coinciden ambas situaciones. Si un médico no sabe lo que otros médicos han prescrito a su paciente, puede recetar, sin saberlo, fármacos similares. Por ejemplo, puede aparecer una sedación excesiva y sensación de mareo cuando dos médicos diferentes prescriben un somnífero a la misma persona, o bien uno prescribe un somnífero y el otro un fármaco con efectos sedantes similares (un ansiolítico, por ejemplo).

La persona afectada puede reducir el riesgo de este tipo de duplicación manteniendo informado al médico de los fármacos que se están tomando y acudiendo a una misma farmacia para proveerse de todas las prescripciones. Es útil mantener un registro actualizado de los medicamentos que se están tomando y llevarlo consigo para poder mostrarlo al médico cada vez que se acude a la consulta. Tampoco deben tomarse medicamentos prescritos en tratamientos anteriores (como pastillas para dormir o analgésicos) sin consultar antes con el médico o el farmacéutico, ya que ese medicamento puede duplicar o interaccionar de algún modo con un fármaco que se esté tomando actualmente.

Oposición (antagonismo)

Dos fármacos con acciones opuestas pueden interaccionar, de manera que se reduce la efectividad de uno o de ambos. Por ejemplo, los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno, que se administran para aliviar el dolor, pueden producir retención de sal y líquidos en el organismo. Los diuréticos, como la hidroclorotiazida y la furosemida, contribuyen a eliminar del cuerpo el exceso de sal y líquidos. Si una persona toma ambos tipos de fármaco, el AINE puede reducir la efectividad del diurético. Ciertos betabloqueantes (como el propranolol), que se administran para controlar la hipertensión arterial y las enfermedades cardíacas, contrarrestan el efecto de los estimulantes beta-adrenérgicos, como el salbutamol (albuterol), utilizados en el tratamiento del asma. Ambos tipos de fármacos tienen como objetivo los mismos receptores celulares, los receptores beta-2, (véase la tabla Zonas diana en el organismo: receptores celulares), pero uno de ellos los bloquea, mientras que el otro los estimula.

Alteración

Un fármaco puede alterar la forma en que el cuerpo absorbe, distribuye, metaboliza o excreta otro fármaco (véase Administración y cinética de los fármacos).

Los medicamentos para reducir o neutralizar los ácidos, como los antagonistas de los receptores tipo 2 de la histamina (H2) y los inhibidores de la bomba de protones, elevan el pH del estómago y reducen la absorción de algunos fármacos, como el ketoconazol, utilizado para las infecciones por hongos (tratamiento antifúngico).

Muchos fármacos son degradados e inactivados (metabolizados) por ciertas enzimas en el hígado. Estas enzimas hepáticas son afectadas por algunos fármacos, aumentando o reduciendo su actividad, y esto puede causar que otro fármaco sea inactivado o metabolizado de una manera más rápida o más lenta de lo normal. Por ejemplo, al incrementar la actividad de las enzimas hepáticas, los barbitúricos como el fenobarbital producen una inactivación más rápida del anticoagulante warfarina, y por lo tanto es menos eficaz si se administra durante el mismo periodo de tiempo. Por el contrario, al reducirse la actividad del sistema enzimático, medicamentos como la eritromicina y el ciprofloxacino pueden aumentar la actividad de la warfarina, con el consiguiente riesgo de hemorragia. Cuando los fármacos que actúan sobre las enzimas hepáticas se utilizan en personas que están tomando warfarina, los médicos monitorizan atentamente al paciente para ajustar la dosis de warfarina de modo que este efecto sea compensado. La dosis de warfarina se reajusta nuevamente cuando cesa el tratamiento con otros fármacos. Hay muchos otros medicamentos que afectan a las enzimas hepáticas.

Las sustancias químicas contenidas en los cigarrillos pueden aumentar la actividad de algunas enzimas hepáticas. En consecuencia, el consumo de tabaco disminuye la efectividad de algunos fármacos, incluida la teofilina (un fármaco broncodilatador que aumenta el calibre de las vías respiratorias).

Algunos fármacos afectan la tasa de excreción renal de otros medicamentos. Por ejemplo, las dosis altas de vitamina C aumentan la acidez de la orina, y esto puede modificar la tasa de excreción y la actividad de determinados fármacos. Así, la excreción de fármacos ácidos, como la aspirina (ácido acetilsalicílico) puede verse disminuida, mientras que la excreción de compuestos básicos, como la pseudoefedrina, puede incrementarse.

Debido al gran número de interacciones farmacológicas, muchos médicos y farmacéuticos reducen el riesgo de problemas consultando libros de referencia y programas informáticos al recetar o dispensar fármacos adicionales. Cada vez es más frecuente que en las farmacias se revisen las prescripciones y los medicamentos dispensados mediante el uso de programas computarizados que revisan automáticamente las interacciones fármacológicas.

Cómo reducir el riesgo de interacciones farmacológicas

  • Consulte con el médico o el farmacéutico antes de tomar cualquier nuevo fármaco, incluidos los fármacos de venta sin receta médica y los suplementos dietéticos, así como las hierbas medicinales.

  • Haga una lista de todos los fármacos que esté tomando. Coméntela periódicamente con el médico o el farmacéutico.

  • Elabore y mantenga una lista de todos los trastornos que padece. Coméntela periódicamente con el médico.

  • Elija una farmacia que proporcione un buen servicio (que incluya la comprobación de posibles interacciones) y que mantenga un perfil farmacológico completo de cada cliente. Procure que sea esta farmacia la que le dispense todas las prescripciones.

  • Infórmese sobre la finalidad y la acción de todos los fármacos que le han prescrito.

  • Tenga conocimiento de los posibles efectos secundarios de los fármacos.

  • Infórmese de cómo y en qué momento del día deben tomarse los medicamentos, y de si pueden tomarse simultáneamente con otros fármacos.

  • Repase con el farmacéutico el modo de empleo de los fármacos de venta sin receta médica. Comente cualquier trastorno actual y cualquier otro fármaco de prescripción que esté tomando.

  • Tomar los fármacos de acuerdo con las indicaciones recibidas.

  • Comunique al médico o al farmacéutico cualquier síntoma que pudiera estar relacionado con el uso de un fármaco.

  • Si acude a más de un médico, conviene asegurarse de que están informados de todos los fármacos que usted esté tomando.

Interacciones entre fármacos y nutrientes

Se consideran nutrientes los alimentos, las bebidas (incluido el alcohol) y los complementos dietéticos. El consumo de sustancias de este tipo puede alterar los efectos de la medicación que se esté tomando.

Alimentos

Como los alimentos, los fármacos tomados por vía oral deben ser absorbidos a través del revestimiento del estómago o del intestino delgado. En consecuencia, la presencia de comida en el tracto digestivo puede reducir la absorción de un fármaco. A menudo las interacciones de este tipo pueden evitarse tomando el medicamento 1 hora antes o 2 horas después de la comida.

Suplementos dietéticos

Los suplementos dietéticos, incluidas las hierbas medicinales, son productos (a excepción del tabaco) que contienen, por ejemplo, vitaminas, minerales, hierbas o aminoácidos, y se administran con la intención de proporcionar un complemento a la dieta normal. Estos suplementos están regulados como alimentos, no como fármacos, por lo que no han sido sometidos a amplias pruebas. Sin embargo, pueden presentar interacciones con fármacos, tanto de venta con receta como de venta libre. Para evitar que se produzcan interacciones, las personas que toman suplementos dietéticos deben comunicarlo al médico y al farmacéutico.

Alcohol

Aunque mucha gente no considera que el alcohol sea un nutriente, actúa sobre procesos orgánicos e interacciona con muchos fármacos. Por ejemplo, tomar alcohol con el antibiótico metronidazol puede causar rubor, dolor de cabeza, palpitaciones, náuseas y vómitos. El médico o el farmacéutico pueden contestar preguntas sobre las posibles interacciones entre fármacos y alcohol.

Tabla
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Interacciones entre fármacos y enfermedades

Algunas veces, fármacos que son eficaces en una determinada enfermedad son dañinos en otros trastornos. Por ejemplo, algunos betabloqueantes tomados para el tratamiento de una cardiopatía o para la hipertensión arterial pueden empeorar el asma o, en las personas diabéticas, hacer que resulte difícil determinar niveles bajos de azúcar en sangre. Algunos medicamentos utilizados para el tratamiento del resfriado empeoran el glaucoma. Las personas deben comunicar al médico todas las enfermedades que padecen antes de que este prescriba un nuevo fármaco. Son particularmente importantes la diabetes, la presión arterial alta o baja, una úlcera, el glaucoma, la hipertrofia de próstata, la incontinencia urinaria y el insomnio. Estas afecciones tienen mayor probabilidad de causar una interacción fármaco-enfermedad.

Las interacciones fármaco-enfermedad pueden presentarse en cualquier grupo de edad, pero son frecuentes en las personas mayores, que tienden a padecer más enfermedades (véase Fármacos y envejecimiento).

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