La tolerancia es la disminución de la respuesta de una persona a un fármaco y se produce cuando este se utiliza repetidamente y el organismo se adapta a su continua presencia. La resistencia se refiere a la capacidad de los microorganismos o de las células cancerosas para resistir los efectos de un fármaco que habitualmente es eficaz contra ellos.
(Véase también Introducción a la respuesta a los fármacos).
Tolerancia
Una persona puede desarrollar tolerancia a un fármaco cuando lo utiliza de forma repetida. Por ejemplo, cuando se consumen morfina o alcohol durante largos periodos de tiempo serán necesarias dosis cada vez mayores para producir el mismo efecto. Por lo general, la tolerancia se desarrolla como consecuencia de una aceleración en el metabolismo del fármaco (a menudo debida al aumento de actividad de las enzimas hepáticas que intervienen en dicho metabolismo) y porque disminuye el número de zonas a los que se une el fármaco (receptores celulares), o bien porque pierde intensidad la fuerza de unión (afinidad) entre el receptor y el fármaco (véase Receptores celulares).
Tolerancia no es lo mismo que dependencia o adicción.
Resistencia
Las cepas de microorganismos (bacterias o virus) desarrollan resistencia cuando los antibióticos o los antivirales que habitualmente eran eficaces contra ellos ya no son capaces de eliminarlos o de inhibirlos (o, en la práctica, cuando son necesarias dosis mucho más altas de lo normal para lograr algún efecto). De modo similar, las células cancerosas pueden desarrollar resistencia a los fármacos antineoplásicos (quimioterápicos).
La resistencia se produce por mutaciones que tienen lugar de modo espontáneo en algún grupo de células o microorganismos en crecimiento, tanto si están expuestas al fármaco como si no lo están. La mayoría de estas mutaciones cambian la estructura del microorganismo o de la célula o las vías bioquímicas de una manera que es perjudicial para el microorganismo o la célula. Pero algunas mutaciones cambian las partes de la célula o del microorganism que interactúan con los fármacos, reduciendo así la capacidad del medicamento para actuar (es decir, provocando resistencia). Dado que estas mutaciones son muy raras, suele haber solo algunas células o microorganismos resistentes en cada grupo. No obstante, si todas o la mayoría de las células o microorganismos normales son eliminados por un fármaco, probablemente será mucho mayor la proporción de células resistentes entre las supervivientes. Si las supervivientes resistentes no son eliminadas por las defensas naturales del organismo, lo que es más probable cuando se interrumpe la medicación demasiado pronto o no se toma de manera conveniente, pueden reproducirse y transmitir el carácter resistente a sus descendientes.
Prevención y tratamiento
Para prevenir el desarrollo de resistencia, los médicos procuran que se utilicen antibióticos solo cuando es necesario (no para tratar infecciones por virus, como un resfriado) y que los pacientes los tomen durante un ciclo de tratamiento completo. En el tratamiento de algunas infecciones graves, como la producida por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), los médicos suelen prescribir dos o tres fármacos a la vez porque es muy poco probable que una célula sea espontáneamente resistente a dos fármacos al mismo tiempo. No obstante, la administración de un fármaco durante un corto periodo de tiempo seguido de otro puede producir resistencia a diversos fármacos. La resistencia a múltiples fármacos se ha convertido en un problema en particular para la tuberculosis.
Cuando se ha desarrollado tolerancia o resistencia a un fármaco determinado, los médicos pueden incrementar la dosis o bien prescribir un fármaco distinto.