Paludismo (malaria)

PorChelsea Marie, PhD, University of Virginia;
William A. Petri, Jr, MD, PhD, University of Virginia School of Medicine
Revisado/Modificado mar 2023 | Modificado may 2023
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Datos clave

La malaria (paludismo) es la infección de los glóbulos rojos (eritrocitos) por parte de una de las cinco especies del protozoo protozoo Plasmodium. La malaria causa fiebre, escalofríos, sudoración, malestar general y, a veces, diarrea, dolor abdominal, dificultad respiratoria, confusión y convulsiones. Otros hallazgos incluyen agrandamiento del bazo, anemia (debida a la degradación de los glóbulos rojos infectados) y, a veces, daño al corazón, el cerebro, los pulmones o los riñones.

  • Por lo general, la malaria se transmite por la picadura de un mosquito hembra infectado.

  • Los afectados presentan escalofríos con estremecimientos, seguidos de fiebre, y pueden tener cefalea, dolor corporal, náuseas y puede sentirse cansado.

  • Uno de los tipos de malaria causa síntomas graves, como delirio, confusión, convulsiones, coma, problemas respiratorios graves, fallo renal, diarrea, y en ocasiones la muerte.

  • Los médicos diagnostican la infección mediante la identificación de los protozoos (microrganismos infecciosos unicelulares) en una muestra de sangre o realizando otros análisis de sangre o ambas cosas.

  • Se utilizan diversos fármacos contra la malaria para tratar y prevenir la infección (la elección del fármaco depende de la especie que causa la infección, la probabilidad de resistencia al fármaco en la zona donde se ha contraído la infección y los efectos adversos y el coste económico del fármaco).

  • Algunas de las medidas útiles para combatir la enfermedad son eliminar las zonas de reproducción de los mosquitos, matar las larvas depositadas en el agua estancada, evitar las picaduras de mosquitos y tomar fármacos profilácticos antes de viajar a zonas afectadas.

  • En el África subsahariana y otras áreas con altas tasas de transmisión está disponible una vacuna contra la malaria infantil.

(Véase también Introducción a las infecciones parasitarias.)

La malaria es una infección por protozoos que se propaga por la picadura de un mosquito hembra infectado.

Aunque los fármacos e insecticidas han hecho posible que la malaria sea muy infrecuente en la mayoría de los países con altos recursos, la enfermedad sigue siendo frecuente y mortal en muchas áreas. En 2020, hubo aproximadamente 241 millones de casos de malaria (o paludismo), el 95% de ellos en África (véase 2021 World Malaria Report). Se estima que 627 000 personas murieron de malaria en 2020, en su mayoría niños menores de 5 años. Desde 2000, las muertes por malaria han disminuido en aproximadamente un 30% gracias a los esfuerzos de RBM (Roll Back Malaria) Partnership to End Malaria. A pesar de décadas de descenso, el número de muertes aumentó en 2020 como resultado de las interrupciones debidas a la pandemia del COVID-19.

En Estados Unidos cada año se notifican cerca de 1500 casos de malaria. La mayoría se producen en inmigrantes o visitantes de zonas tropicales, o en viajeros que regresan de estas zonas. Sin embargo, algunos casos resultan de transfusiones de sangre o de la picadura de un mosquito local que había picado a una persona infectada.

¿Sabías que...?

  • En algunas personas, los síntomas de la malaria (paludismo) pueden no aparecer hasta meses o años después de la picadura de un mosquito infectado.

Transmisión de la malaria

El ciclo de la infección malárica comienza cuando un mosquito hembra pica a un individuo con malaria e ingiere sangre que contiene células reproductivas del parásito. Una vez dentro del mosquito, el parásito se reproduce, se multiplica y migra a las glándulas salivales.

Cuando el mosquito pica a otra persona, le inyecta parásitos junto con saliva. Una vez dentro de la nueva persona infectada, los parásitos se depositan en el hígado, donde se multiplican; maduran durante un periodo de entre 1 y 3 semanas, y posteriormente abandonan el hígado e invaden los glóbulos rojos (eritrocitos). Los parásitos se multiplican de nuevo dentro de los glóbulos rojos, lo que finalmente provoca la ruptura de las células infectadas, liberando parásitos que pueden invadir otros glóbulos rojos y continuar el proceso de proliferación.

Muy rara vez, la enfermedad se transmite de una mujer embarazada que sufre la infección al feto; mediante la transfusión de sangre contaminada, mediante el trasplante de un órgano contaminado o al reutilizar una aguja que haya sido utilizada previamente por una persona con malaria.

Tipos de malaria

Existen cinco especies de parásitos de la malaria que infectan a las personas:

  • Plasmodium falciparum

  • Plasmodium vivax

  • Plasmodium ovale

  • Plasmodium malariae

  • Plasmodium knowlesi (con muy poca frecuencia)

Plasmodium vivax y Plasmodium falciparum son los tipos más frecuentes de malaria. El mayor número de muertes están causadas por Plasmodium falciparum.

Tanto Plasmodium vivax como Plasmodium ovale permanecen en el hígado en estado latente (hipnozoito) y periódicamente liberan al torrente sanguíneo parásitos maduros, lo que provoca brotes sucesivos de síntomas. La forma latente no puede eliminarse mediante la mayoría de fármacos antimaláricos.

Plasmodium falciparum y Plasmodium malariae no permanecen en el hígado. Sin embargo, formas maduras de Plasmodium malariae pueden permanecer en el torrente sanguíneo durante meses o incluso años antes de provocar síntomas.

Plasmodium knowlesi, que infecta principalmente a los monos, también causa malaria en los seres humanos. Ocurre principalmente en hombres que viven cerca o trabajan en áreas boscosas de Malasia y otras áreas del sudeste asiático.

Síntomas y complicaciones de la malaria

Después de que un mosquito infectado pica a una persona, los síntomas de la malaria suelen comenzar al cabo de 7 a 30 días, pero pueden no aparecer hasta meses o incluso años más tarde.

La etapa inicial de todas las formas de malaria consiste en:

  • Fiebre y escalofríos con estremecimientos (rigores)

  • Una sensación general de enfermedad (malestar), cefalea, dolor corporal y fatiga

  • Anemia

  • Agrandamiento del bazo

Al romperse los glóbulos rojos (eritrocitos) y liberar parásitos, los afectados sufren de forma súbita escalofríos con estremecimientos, seguidos de fiebre que puede llegar los 41° C. Suelen aparecer fatiga, malestar general, cefalea, dolor por todo el cuerpo y náuseas. Al descenso de la fiebre, por lo general al cabo de varias horas, le siguen sudoración profusa y fatiga extrema. La fiebre aparece de forma impredecible al principio, pero con el tiempo se convierte en periódica Las fiebres periódicas aparecen y desaparecen a intervalos regulares. Aparecen a intervalos de 48 horas con Plasmodium vivax y Plasmodium ovale, y de 72 horas con Plasmodium malariae. Las fiebres causadas por Plasmodium falciparum no suelen ser periódicas, pero algunas veces aparecen en intervalos de 48 horas. La infección por P. knowlesi suele causar máximos de temperatura diarios.

A medida que la infección progresa, el bazo aumenta de tamaño y la anemia se agrava. Se puede desarrollar ictericia.

Malaria falciparum

Esta infección, causada por Plasmodium falciparum, es la forma más peligrosa de la malaria y puede resultar mortal si no se trata. En la malaria por Plasmodium falciparum (fiebre terciana maligna), los glóbulos rojos infectados a menudo se pegan a las paredes de los vasos sanguíneos pequeños, los obstruyen y lesionan varios órganos, en especial el cerebro (malaria cerebral), los pulmones, los riñones y el sistema gastrointestinal.

En la malaria falciparum, el líquido puede acumularse en los pulmones y causar problemas respiratorios graves (síndrome de dificultad respiratoria aguda). El daño a los órganos internos puede provocar un descenso de la presión arterial, que algunas veces da lugar a un choque. Otros síntomas de la malaria falciparum incluyen diarrea, ictericia e insuficiencia renal. La concentración de azúcar (glucosa) en la sangre puede descender en picado (denominada hipoglucemia). Dicho nivel puede bajar tanto que llega a ser potencialmente mortal en individuos con un gran número de parásitos en la sangre.

La malaria cerebral es una complicación particularmente peligrosa de la malaria falciparum que produce fiebre alta, cefalea, sopor, delirio, confusión, convulsiones y coma. Por lo general, afecta a lactantes, niños, mujeres embarazadas y personas que nunca se hayan expuesto a la malaria y viajen a zonas de alto riesgo.

La fiebre hemoglobinúrica es una complicación poco frecuente de la malaria falciparum. Se debe a la rotura de un gran número de glóbulos rojos (eritrocitos) que libera los contenidos de las células sanguíneas, como la hemoglobina, al torrente sanguíneo. La hemoglobina liberada es excretada en la orina, lo que oscurece su color. La lesión renal puede ser lo bastante grave para requerir diálisis. La fiebre hemoglobinúrica es más probable en personas en tratamiento con quinina.

Si una mujer embarazada contrae malaria, es posible que su bebé tenga un peso bajo al nacer o esté infectado. Además, esta mujer es más propensa a sufrir un aborto espontáneo o al nacimiento de un bebé muerto.

Diagnóstico de la malaria

  • Un análisis de sangre para diagnóstico rápido

  • Examen al microscopio de una muestra de sangre

El médico sospecha que una persona tiene malaria cuando presenta fiebre y otros síntomas característicos durante o después de un viaje a una zona en la que la enfermedad esté presente. La fiebre periódica se manifiesta en menos de la mitad de los viajeros estadounidenses con malaria, pero cuando aparece sugiere el diagnóstico de malaria.

La malaria se diagnostica cuando se detectan parásitos Plasmodium mediante

  • Un análisis de sangre de diagnóstico rápido que detecta las proteínas liberadas por los parásitos de la malaria (para esta prueba, se colocan muestras de sangre y ciertas sustancias químicas sobre una tarjeta y, al cabo de unos 20 minutos, aparecen bandas específicas en la tarjeta si la persona tiene malaria)

  • Examen microscópico de una muestra de sangre

Ambas pruebas se deben realizar lo antes posible. Si los médicos no ven parásitos de la malaria durante el examen microscópico pero aún sospechan la presencia de malaria, toman muestras de sangre adicionales cada 4 a 6 horas para detectar los parásitos.

Los laboratorios intentan identificar las especies de Plasmodium porque el tratamiento, las complicaciones y el pronóstico varían en función de las especies involucradas. El análisis de sangre de diagnóstico rápido puede detectar la malaria por Plasmodium falciparum de una forma tan eficaz como el examen microscópico, pero no es tan fiable para detectar otras especies de Plasmodium y no identifica a las personas infectadas simultáneamente por más de un tipo de malaria. Por ese motivo, tanto la prueba de diagnóstico rápido como el examen microscópico de la sangre se deben hacer si están disponibles.

Si se sospecha infección por Plasmodium falciparum se requiere evaluación y tratamiento inmediatos.

Tratamiento de la malaria

  • Medicamentos para tratar la malaria

Después de comenzar el tratamiento de la malaria, la mayoría de las personas mejoran en un plazo de 24 a 48 horas, pero en caso de malaria por Plasmodium falciparum, la fiebre puede persistir durante 5 días.

Para el tratamiento de la malaria aguda, la elección del fármaco se basa en

  • Los síntomas que presenta la persona afectada

  • La especie infectante de Plasmodium.

  • La probabilidad de que el parásito sea resistente

La resistencia del parásito puede variar con

  • La especie de Plasmodium

  • La ubicación geográfica donde se ha contraído la infección

El régimen de tratamiento se basa en los resultados de las pruebas diagnósticas y el lugar de exposición. Sin embargo, si los médicos sospechan claramente de malaria, pueden tratar a las personas afectadas para la malaria aun cuando los resultados de la prueba no confirmen el diagnóstico, ya que las pruebas no detectan todos los casos y, si no se trata, la malaria puede poner en peligro la vida. Los médicos miden la concentración de azúcar en sangre (glucosa) de la persona, particularmente en la malaria falciparum, y le administran glucosa si la concentración desciende por debajo de lo normal.

La malaria es potencialmente mortal, por tanto las personas afectadas reciben tratamiento de inmediato. La mayoría de los casos de malaria se pueden tratar con medicamentos administrados por vía oral. A las personas que no pueden tomar medicamentos por vía oral, se les puede administrar artesunato por vía intravenosa. La malaria grave (véase CDC: Severe Malaria para criterios) requiere tratamiento urgente, preferiblemente con artesunato administrado por vía intravenosa. Cuando el artesunato no está disponible de inmediato, se debe administrar un tratamiento oral provisional con arteméter-lumefantrina, atovacuona-proguanil, sulfato de quinina (más doxiciclina o clindamicina por vía intravenosa) o, si no se dispone de nada más, se inicia mefloquina por vía oral o en comprimidos triturados administrados a través de una sonda de alimentación en los casos en que no se pueden tomar medicamentos por vía oral.

En algunas zonas donde la malaria es común, los medicamentos antipalúdicos que se comercializan en las farmacias locales pueden estar falsificados. Por tanto, los médicos pueden aconsejar a los viajeros a zonas remotas de alto riesgo que tomen un ciclo completo de los fármacos antimaláricos apropiados. Estos fármacos se deben tomar si el médico local confirma que el viajero sufre malaria. Esta estrategia asegura el uso de medicamentos eficaces y evita agotar la disponibilidad limitada de medicamentos en el país que se visita.

Malaria debida a Plasmodium falciparum

Los tratamientos que se administran habitualmente por vía oral son

  • Arteméter-lumefantrina

  • La atotovacuona-proguanil para la malaria que no presenta complicaciones

Los medicamentos que se desarrollaron a partir de la artemisinina (como arteméter y artesunato) se utilizan actualmente en todo el mundo para tratar la malaria por Plasmodium falciparum u otras especies de Plasmodium. La artemisinina deriva de una planta medicinal china denominada quinghaosu, que se obtiene a partir de la planta del ajenjo dulce. Algunos se administran por vía oral y otros mediante inyecciones o supositorios. Ninguno permanece en el organismo durante el tiempo suficiente para ser utilizado para la profilaxis de la malaria. Sin embargo, estos fármacos son útiles para el tratamiento, ya que actúan con mayor rapidez que otros fármacos contra la malaria y son bien tolerados en general. Se les administra un segundo fármaco para prevenir la aparición de resistencias a los fármacos. Una de estas combinaciones de fármacos es la combinación de arteméter y lumefantrina (administrada en un único comprimido). Esta combinación se utiliza en todo el mundo y es el tratamiento preferido en los Estados Unidos. Cuando se necesita terapia intravenosa para la malaria grave o para personas que no pueden tomar medicamentos por vía oral, el artesunato es el tratamiento preferido hasta que se pueda comenzar la terapia oral.

Cuando no hay complicaciones, la malaria debida a Plasmodium falciparum puede tratarse con la combinación de atovacuona y proguanil.

La cloroquina es una opción para la malaria por Plasmodium falciparum en Haití, en la República Dominicana, en América Central al oeste y al norte del Canal de Panamá y en partes de Oriente Medio. Sin embargo, la resistencia a la cloroquina ahora está muy extendido entre P. falciparum en otras partes del mundo.

Antiguamente se utilizaba de forma generalizada la combinación de quinina más el antibiótico doxiciclina o en ocasiones clindamicina, pero la combinación artémeter-lumefantrina y atotovacuona-proguanil presenta menos efectos adversos. Estas combinaciones de fármacos han sustituido en gran medida a los tratamientos que contienen quinina.

La mefloquina administrada en dosis más altas que las recomendadas para la profilaxis es una alternativa, pero no se utiliza a menos que no haya otras opciones disponibles, ya que puede tener efectos adversos psiquiátricos graves y otros efectos adversos graves. Además, la resistencia está ahora muy extendida en el sudeste asiático y se ha informado de resistencia en otras zonas.

Debido al riesgo de progresión a enfermedad grave en pacientes con infección por Plasmodium falciparum, las personas son hospitalizadas para ser monitoreadas hasta que los síntomas mejoren y la densidad del parásito disminuya.

Malaria debida a Plasmodium vivax y Plasmodium ovale

La cloroquina (o hidroxicloroquina) sigue siendo una opción eficaz para las infecciones por P. vivax y P. ovale excepto las infecciones por P. vivax contraídas en países con alta prevalencia de resistencia a la cloroquina en infecciones por P. vivax (véase Centers for Disease Control and Prevention (CDC): Treatment of Malaria). En estas zonas, se administra artémeter-lumefantrina o atotovacuona-proguanil.

Al final del tratamiento, para prevenir crisis recurrentes de malaria, se administra primaquina tomada diariamente durante 14 días o tafenoquina tomada en una sola dosis en adultos (16 años de edad y mayores). Ambos fármacos eliminan los parásitos persistentes en el hígado. Antes de iniciar el tratamiento se realiza un análisis de sangre para verificar si existe deficiencia de glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa (G6PD). En las personas con esta deficiencia de enzima, tanto la primaquina como la tafenoquina causan la degradación de los glóbulos rojos y no pueden usarse.

Malaria debida a otras especies

Plasmodium malariae y Plasmodium knowlesi son sensibles a la cloroquina. Los fármacos y las combinaciones de fármacos utilizadas para tratar la malaria debida a Plasmodium falciparum resistente a la cloroquina también son eficaces en el tratamiento de la malaria debida a estas especies. No tienen parásitos persistentes en el hígado.

Efectos secundarios de los medicamentos para tratar la malaria

Los derivados de la artemisinina (tales como arteméter y artesunato) producen a veces efectos adversos que consisten en dolor de cabeza, pérdida de apetito, mareos y debilidad. Cuando se utiliza la combinación arteméter-lumefantrina, esta última puede interactuar con otros fármacos, causando en ocasiones arritmias cardíacas. Por lo tanto, es necesario asegurarse de que el médico conoce todos los fármacos que la persona está tomando, de modo que puedan evitarse las interacciones entre fármacos. Durante las semanas posteriores a la administración de artesunato y, en ocasiones, otras artemisininas, se puede producir descomposición de los glóbulos rojos y anemia. Los medicamentos de artemisinina se administran a mujeres embarazadas solo si no existen otras alternativas y el beneficio potencial supera los posibles riesgos para el feto.

La atovacuona-proguanil se suele tolerar bien aunque, en algún caso, provoca una erupción alérgica o síntomas intestinales. Se administra a mujeres que están embarazadas o amamantando solo si no hay otras alternativas y el posible beneficio supera los posibles riesgos para el feto.

La cloroquina es relativamente segura para adultos, niños y mujeres embarazadas cuando se usa a las dosis recomendadas. Tiene un sabor amargo y puede causar picazón y síntomas intestinales, como dolor abdominal, pérdida de apetito, náuseas y diarrea. El medicamento debe mantenerse alejado de los niños, ya que una sobredosis puede ser mortal. La hidroxicloroquina, un fármaco químicamente similar que tiene actividad antiinflamatoria y se utiliza principalmente para tratar el lupus y la artritis reumatoide, también tiene actividad antimalárica. Sus efectos adversos son similares a los producidos por la cloroquina.

La doxiciclina puede causar síntomas intestinales, candidiasis vaginal en mujeres y sensibilidad a la luz solar, lo que provoca una reacción similar a la provocada por una quemadura solar en un pequeño porcentaje de personas. Las personas afectadas deben tomarse la doxiciclina con un vaso entero de líquido y no deben acostarse durante varias horas para asegurarse de que el fármaco llega al estómago. Si el medicamento no llega al estómago, puede irritar el esófago y causar un dolor torácico intenso. Dado que la doxiciclina puede manchar permanentemente los dientes de los niños pequeños y de los fetos, no debe administrarse a niños menores de 8 años ni ser administrado a mujeres embarazadas.

La mefloquina causa sueños vívidos e insomnio. También puede causar efectos adversos psicológicos graves y convulsiones en personas con un trastorno convulsivo (epilepsia) y afectar al corazón. Por esta razón, se evita la mefloquina en personas con un trastorno convulsivo, con problemas psiquiátricos o con enfermedades cardíacas. A las personas que estén tomando el medicamento se les administra información por escrito sobre los efectos adversos.

La quinina suele provocar dolor de cabeza, náuseas, vómitos, trastornos visuales y zumbido en los oídos. Esta combinación de síntomas se denomina cinconismo. La quinina también causa niveles bajos de azúcar en sangre en personas infectadas por Plasmodium falciparum.

Los fármacos contra la malaria pueden dañar al feto. Por lo tanto, debe consultarse con un experto cuando una mujer embarazada requiere tratamiento.

Prevención de la malaria

La prevención implica

  • Control de mosquitos

  • Evitar las picaduras de mosquitos

  • Tomar medicamentos preventivos (profilaxis contra la malaria)

Las medidas de control de los mosquitos, que incluyen la eliminación de las zonas de reproducción y el exterminio de las larvas en las aguas estancadas donde viven, son muy importantes.

Las personas que viven o viajan a las zonas donde la malaria es frecuente deben tomar precauciones para evitar la exposición al mosquito:

  • Usar insecticidas (permetrina o piretrina) en aerosol, tanto en sus hogares como en las zonas contiguas

  • Colocar pantallas en puertas y ventanas

  • Uso de mosquiteras tratadas con insecticidas sobre las camas

  • Aplicar repelentes que contengan DEET (dietiltoluamida) en las zonas de la piel expuestas

  • Se deben usar pantalones largos y camisas de manga larga, en particular entre el anochecer y el alba, para protegerse de las picaduras del mosquito

  • Si es probable que la exposición al mosquitsea prolongada, o que lo sea a gran cantidad de mosquitos, aplicar permetrina sobre la ropa antes de usarla

El tratamiento de las prendas y los objetos personales con productos que contengan permetrina es útil. La permetrina sigue protegiendo después de varios lavados. Se comercializan prendas pretratadas a las que se adhiere la permetrina y que pueden proteger incluso después de muchos ciclos de lavado.

Las personas que planean usar repelentes que contienen DEET (N,N-Dietil-meta-toluamida) deben recibir instrucciones para ello

  • Aplique repelentes solo a la piel expuesta, tal como se indica en la etiqueta, y úselos con moderación alrededor de las orejas (no deben aplicarse ni rociarse en los ojos o la boca).

  • Lávese las manos después de la aplicación.

  • No permita que los niños manipulen repelentes (los adultos deben aplicarse primero el repelente en sus manos y luego extenderlo por la piel del niño).

  • Aplique sólo el repelente necesario para cubrir el área expuesta.

  • Enjuague el repelente después de regresar al interior.

  • Lave la ropa antes de volver a usarla a menos que se indique lo contrario en la etiqueta del producto.

Medicamentos para prevenir la malaria

En los viajes a zonas donde la malaria sea frecuente, deben tomarse fármacos para prevenirla. El tratamiento con el fármaco profiláctico se inicia antes de empezar el viaje, se continúa durante toda la estancia y se prorroga hasta un tiempo después de que la persona haya abandonado la zona de alto riesgo; este tiempo de prórroga es variable para cada fármaco. Los fármacos profilácticos reducen el riesgo de contraer la malaria, pero no lo eliminan por completo. Para prevenir (y tratar) la malaria se usan diversos fármacos.

La resistencia a los medicamentos es un problema grave, en particular con el peligroso Plasmodium falciparum y en algunas zonas del mundo con Plasmodium vivax. Por lo tanto, para la prevención, la elección del fármaco varía según la ubicación geográfica. Antes de viajar a determinados lugares es necesario recabar información en los centros para el control y la prevención de enfermedades (CDC: Malaria and Travelers y Malaria Information and Prophylaxis, by Country).

Los fármacos que se utilizan con mayor frecuencia para la prevención de la malaria son

  • La combinación de atovacuona y proguanil (en un único comprimido)

  • Doxiciclina

La eficacia de estos dos tratamientos es similar, pero varían en cuanto a efectos adversos. La combinación de atovacuona más proguanil generalmente se tolera mejor que la doxiciclina (véase Efectos secundarios de los fármacos utilizados para la malaria).

La atovacuona-proguanil, administrada en un único comprimido, se toma diariamente comenzando 1 o 2 días antes del inicio del viaje. Las personas continúan tomando el fármaco mientras permanecen en una zona donde se sabe que hay malaria y durante 7 días después de abandonar la zona. Es el fármaco mejor tolerado, pero puede tener efectos adversos. No se administra a mujeres que están embarazadas o amamantando a sus hijos o a niños que pesan menos de unos 5 kg. No impide las crisis recurrentes de malaria causadas por Plasmodium vivax o Plasmodium ovale.

La doxiciclina se toma diariamente comenzando 1 o 2 días antes de un viaje a una región endémica. Las personas continúan tomando el medicamento diariamente mientras permanecen en una zona donde se sabe que existe malaria y durante 4 semanas después de abandonar dicha zona. Por lo general se tolera bien pero tiene efectos adversos. No se administra ni a mujeres embarazadas o amamantando ni a niños menores de 8 años de edad. No impide las crisis recurrentes de malaria causadas por Plasmodium vivax o Plasmodium ovale.

Otras opciones farmacológicas para prevenir la malaria son la cloroquina, la hidroxicloroquina, la mefloquina, la primaquina y la tafenoquina.

La cloroquina se toma una vez a la semana comenzando 1 o 2 semanas antes del inicio del viaje. Se debe seguir tomando el fármaco semanalmente durante la estancia y durante 4 semanas después de abandonar la zona. La cloroquina se utiliza para prevenir la malaria en las pocas zonas del mundo donde las especies de Plasmodium no han desarrollado resistencia a dicho fármaco. La cloroquina es el único fármaco preventivo seguro para las mujeres embarazadas. Por lo tanto, los médicos aconsejan a las mujeres embarazadas que no viajen a zonas donde las especies de Plasmodium son resistentes a la cloroquina.

La hidroxicloroquina, que también se usa para tratar algunos trastornos autoinmunitarios, es eficaz contra las mismas especies de Plasmodium que la cloroquina.

La mefloquina se toma una vez a la semana comenzando 2 semanas antes del inicio del viaje. Se debe seguir tomando el fármaco durante la estancia y durante 4 semanas después de abandonar la zona. La mefloquina es eficaz para la profilaxis en muchas zonas, pero rara vez se utiliza, ya que puede tener efectos adversos psiquiátricos y otros, graves. Resulta ineficaz, o menos eficaz, para la profilaxis del Plasmodium falciparum en el Sudeste asiático y ocasionalmente en otras zonas.

La primaquina es otra alternativa de prevención, principalmente para las personas que viajan a zonas donde la malaria se debe principalmente a Plasmodium vivax. No obstante, antes de iniciar el tratamiento con el fármaco, deben realizarse un análisis de sangre para buscar una carencia enzimática bastante frecuente, denominada carencia de glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa (G6PD) (vease la tabla Más sobre algunas causas de anemia). Las personas con esta deficiencia no deben tomar primaquina, ya que dicho fármaco puede causar la degradación de los glóbulos rojos (eritrocitos). La primaquina se toma una vez al día comenzando 1 o 2 días antes del inicio del viaje. Se debe seguir tomando el fármaco durante la estancia en la zona y durante 7 días después de abandonarla. La primaquina tomada diariamente durante 14 días también se utiliza para prevenir las crisis recurrentes de malaria en los viajeros que están tomando otros fármacos contra la malaria (como la doxiciclina o la atovacuona-proguanil) y que han sufrido una fuerte exposición a Plasmodium vivax o Plasmodium ovale.

La tafenoquina es una alternativa para la prevención de la malaria para las personas (18 años de edad o más) que viajan a cualquier área donde la malaria es común. No obstante, como sucede con la primaquina, antes de iniciar el tratamiento con el fármaco, deben realizarse un análisis de sangre para buscar una carencia enzimática bastante frecuente, denominada carencia de glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa (G6PD). Las personas con esta deficiencia no deben tomar tafenoquina, ya que dicho fármaco puede causar la degradación de los glóbulos rojos (eritrocitos). La tafenoquina se toma una vez al día durante 3 días antes del viaje. Las personas continúan tomándolo cada 7 días durante su estancia y, una vez después de su regreso, 7 días después de la última dosis tomada durante el viaje. Una dosis única de tafenoquina también se utiliza para prevenir las crisis recurrentes de malaria en los viajeros que están tomando otros fármacos contra la malaria (como la doxiciclina o la atovacuona-proguanil) y que han sufrido una fuerte exposición a Plasmodium vivax o Plasmodium ovale.

Vacunación: la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomenda el uso de la vacuna contra la malaria RTS, S/AS01 (RTS, S) entre los niños del África subsahariana y otras regiones con transmisión de la malaria por Plasmodium falciparum entre moderada y alta. (Véase WHO recommends groundbreaking malaria vaccine for children at risk.)

Más información

Los siguientes son recursos en inglés que pueden ser útiles. Tenga en cuenta que el MANUAL no se hace responsable del contenido de estos recursos.

  1. Centers for Disease Control and Prevention: Yellow Fever and Malaria Information, by Country

  2. Centers for Disease Control and Prevention: Malaria

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