La paracoccidioidomicosis (blastomicosis sudamericana) es una infección causada por el hongo Paracoccidioides brasiliensis.
Las esporas del hongo, que crecen en el suelo, pueden inhalarse.
La mayoría de las personas afectadas no presentan síntomas pero, si llegan a presentase, suelen aparecer años después de la inhalación del hongo.
La paracoccidioidomicosis suele provocar tos, fiebre, sensación de falta de aire y dificultad para respirar, pero puede provocar úlceras, hinchazón de los ganglios linfáticos y, en algunos casos, dolor abdominal.
Los médicos diagnostican la infección identificando el hongo en muestras de tejido.
Los médicos suelen tratar la paracoccidioidomicosis con el medicamento antifúngico itraconazol.
(Véase también Introducción a las infecciones fúngicas.)
La paracoccidioidomicosis está causada por la inhalación de esporas del hongo que se reproduce en la tierra.
La paracoccidioidomicosis suele afectar a los pulmones, la piel, la boca, la garganta y los ganglios linfáticos, aunque a veces aparece en el hígado o el bazo.
Ocurre con mayor frecuencia en hombres de 20 a 50 años de edad, en particular en los trabajadores agrícolas, tales como los cafeteros de Colombia, Venezuela y Brasil. Ocurre solo en partes de América del Sur y Central.
La paracoccidioidomicosis infecta habitualmente a personas con un sistema inmunitario sano. Sin embargo, a veces infecta a personas que tienen un sistema inmunitario debilitado (a causa de otro trastorno o por el consumo de fármacos que deprimen el sistema inmunitario).
Síntomas de la paracoccidioidomicosis
La mayoría de las personas que inhalan las esporas desarrollan una infección asintomática. Si llegan a presentarse, los síntomas suelen aparecer meses o años después de la exposición inicial.
El cuadro de la paracoccidioidomicosis, si se desarrolla, por lo general se parece al de una neumonía, ya que provoca tos, fiebre y dificultad para respirar, y puede resolverse por sí solo.
La infección puede propagarse de los pulmones a otras partes del cuerpo.
Pueden aparecer llagas dolorosas (úlceras) en la boca y en la piel, con mayor frecuencia en la cara, especialmente alrededor de la nariz y la boca, incluyendo la lengua, la garganta y las encías.
Los ganglios linfáticos infectados se inflaman y de ellos llega a supurar pus a través de la piel; no obstante, esto no suele causar mucho dolor. Los ganglios linfáticos más frecuentemente afectados son los del cuello y las axilas. El hígado y el bazo pueden aumentar de tamaño, causando algunas veces dolor abdominal. En ocasiones, los síntomas persisten durante bastante tiempo, pero la infección no suele ser mortal.
Algunas personas con paracoccidioidomicosis desarrollan un trastorno pulmonar crónico, que causa cicatrización (fibrosis) y daño generalizado en los pulmones (enfisema).
La paracoccidioidomicosis que afecta a personas menores de 30 años o personas con infección por VIH o sida es más agresiva. Se propaga ampliamente, incluyendo a la médula ósea y otros órganos. Las personas afectadas presentan fiebre y pierden peso. Los ganglios linfáticos, el hígado y el bazo se agrandan, y se produce anemia.
Diagnóstico de paracoccidioidomicosis
Análisis y cultivo de muestras de tejido infectado
Los médicos sospechan paracoccidioidomicosis basándose en los síntomas y en los resultados de la exploración física.
Para diagnosticar la paracoccidioidomicosis, el médico obtiene muestras de tejido para analizarlas al microscopio y realizar un cultivo.
Tratamiento de la paracoccidioidomicosis
Itraconazol (un fármaco antifúngico)
El antimicótico itraconazol, administrado por vía oral, es el tratamiento de elección para la paracoccidioidomicosis.
La combinación trimetoprima/sulfametoxazol (sulfametoxazol/trimetoprima, SMX-TMP, cotrimoxazol) es una alternativa, pero debe tomarse durante mucho más tiempo (por ejemplo, hasta 5 años) que el itraconazol (por ejemplo, durante 6 a 12 meses).
La anfotericina B también es eficaz, pero debido a sus efectos secundarios se reserva para los casos muy graves.