Extirpación de la próstata
La próstata forma parte del sistema reproductor masculino. Es una glándula pequeña y redonda que se encuentra delante del recto, en la base de la vejiga. Su función principal es liberar líquido en la uretra durante la eyaculación. Durante la eyaculación, los espermatozoides viajan desde el testículo a través de unos tubos llamados conductos deferentes. Los conductos deferentes discurren por detrás de la vejiga y penetran en la próstata. Durante su viaje, los espermatozoides se combinan con los líquidos seminales, otros componentes de la eyaculación, procedentes de tres fuentes: las vesículas seminales, la próstata y las glándulas bulbouretrales. Los líquidos combinados, llamados semen o eyaculación, viajan después a lo largo de la uretra y salen del cuerpo a través del pene. Si el cáncer de próstata se desarrolla y no se detecta temprano, puede ser necesario extirpar la próstata. Existen varios métodos quirúrgicos para extirpar la próstata. En el interior de la pelvis, la anatomía que rodea a la próstata consta de muchas estructuras delicadas, incluyendo músculos y nervios que afectan tanto la micción como la erección. Durante la extirpación de la próstata cancerosa, el cirujano debe utilizar instrumentos precisos para preservar estas importantes estructuras. La uretra, o canal urinario, se secciona cuidadosamente en la base de la vejiga. El control adicional y la precisión de los instrumentos también pueden ayudar al cirujano a preservar los haces nerviosos responsables de la erección. Una vez que la próstata se ha desprendido limpiamente, se extrae mediante una pequeña incisión. Después de la cirugía se inserta un catéter para drenar la vejiga. La vejiga se vuelve a unir al conducto de la orina sobre el catéter. Este catéter se deja en su lugar durante un corto periodo de tiempo para asegurar una curación adecuada.