Trombocitopenia inducida por quimioterapia

Las células sanguíneas se producen en la médula ósea. Los tres componentes principales de la sangre son los glóbulos rojos, que transportan oxígeno; los glóbulos blancos, o leucocitos, que combaten las infecciones; y las plaquetas, también llamadas trombocitos, que contribuyen a la formación de coágulos de sangre. Cuando se daña un vaso sanguíneo, las plaquetas se adhieren a la superficie del vaso dañado y liberan sustancias químicas. Estos productos químicos atraen más plaquetas, así como glóbulos rojos, para formar un coágulo o trombo. A medida que el coágulo crece, el vaso sanguíneo se estrecha, disminuyendo así la pérdida de sangre. Este proceso se denomina coagulación. Los recuentos normales de plaquetas se encuentran en el intervalo entre 150 000 y 350 000 plaquetas por microlitro. La trombocitopenia es un trastorno en el que no hay suficientes plaquetas. Cuando el recuento de plaquetas disminuye, el cuerpo es incapaz de formar coágulos de sangre y, por lo tanto, no puede controlar el sangrado. Pueden producirse hematomas y hemorragias a causa de un número relativamente pequeño de traumatismos. Cuando el recuento de plaquetas es inferior a 10 000 plaquetas por microlitro, puede aparecer un sangrado sin traumatismo. La trombocitopenia inducida por quimioterapia es un trastorno que aparece como un efecto adverso de la quimioterapia. Los fármacos contra el cáncer no solo destruyen las células cancerosas, sino que también pueden dañar las células formadoras de plaquetas de la médula ósea. La gravedad de este trastorno depende del tipo de quimioterapia y de la duración del tratamiento. Afortunadamente, la trombocitopenia inducida por quimioterapia se puede controlar con transfusiones de plaquetas, medicamentos adicionales (como factores de crecimiento de células sanguíneas) o con trasplantes de células madre sanguíneas.