Casi la mitad de los adultos sufre una enfermedad mental en algún momento de su vida. Sin embargo, a pesar de lo frecuentes que son estas afecciones, sigue habiendo un estigma en torno a los trastornos de salud mental. Muchas personas no quieren hablar sobre lo que pueden estar pasando y, lo que es más, tal vez eviten hablar con un médico. De hecho, menos del 20 % de las personas que tienen una enfermedad mental reciben ayuda profesional.
Lo bueno es que el estigma se ha reducido en las últimas décadas, y hay una mayor concientización sobre las enfermedades mentales en general. Sin embargo, los conceptos erróneos persisten y las personas son reacias a hablar sobre enfermedades mentales, lo que les impide obtener la ayuda que necesitan. Lo cierto es que existen tratamientos eficaces para la mayoría de las afecciones. Las personas deben estar atentas a los signos y síntomas que puedan ser indicativos de enfermedad mental en sí mismas, y en los demás, para asegurarse de que reciban la atención adecuada si la necesitan y cuando la necesitan.
Todos pasamos por períodos que presentan problemas de salud mental. Pero si a menudo tiene alguno de estos pensamientos o escucha a alguien decir alguna de las siguientes frases en referencia a usted, vale la pena considerar la posibilidad de tener una conversación con un profesional médico.
“¿Quién no va a estar deprimido o ansioso en este momento?”
La vida puede ser estresante, especialmente en la actualidad. Los sentimientos de depresión y ansiedad son una reacción normal a las vicisitudes de la vida cotidiana. Todos nos sentimos tristes tras la pérdida de un ser querido o tras una tragedia nacional, y todos nos ponemos ansiosos por cuestiones relativas al trabajo o la vida familiar. Por lo general, los médicos diagnostican los problemas de salud mental como enfermedades mentales en función de la gravedad de los síntomas y de cuánto duran, y cuánto afectan la capacidad de funcionar en la vida diaria. Los trastornos depresivos y de ansiedad son los trastornos mentales más frecuentes en todo el mundo. En 2020, más del 8 % de todos los adultos de los Estados Unidos tuvieron al menos un episodio depresivo mayor.
Frases como “Por supuesto que estoy estresado” o “Quién no va a estar deprimido en este momento” señalan a las personas que intentan restar importancia a sus síntomas y, por lo tanto, se pierden la oportunidad de recibir tratamiento, como el asesoramiento o medicamentos de los que podrían beneficiarse.
“Va a desaparecer solo”.
Si bien muchas veces los problemas de salud mental se resuelven por sí solos, a menudo las personas se perjudican a sí mismas al no comentar los problemas de salud mental y esperar que desaparezcan. Cuanto más tiempo esperen para buscar ayuda, más tiempo durará el sufrimiento y más empeorará la afección. Si una afección afecta su vida diaria con regularidad y de forma constante, vale la pena hablar con un profesional.
Una afección para la que obtener ayuda profesional es especialmente importante es el trastorno bipolar, el que, como su nombre sugiere, se caracteriza por períodos de estado de ánimo elevado o irritable en ocasiones (manía) y períodos de depresión en otras ocasiones que pueden ser especialmente graves. A menudo, las personas con trastorno bipolar esperan con ansias sus períodos de “exaltación” porque se sienten especialmente seguras de sí mismas, productivas, enérgicas, sociales y sexuales durante esos momentos (hipomanía). Desafortunadamente, casi invariablemente, la elevación del estado de ánimo se vuelve más intensa y termina convirtiéndose en una manía avanzada, en la que la persona puede presentar delirio de grandeza e impulsividad, e involucrarse en actividades sin tener en cuenta las posibles consecuencias dolorosas de sus acciones. Es importante tener en cuenta que, aunque la depresión y la ansiedad a menudo se superponen y tienden a responder a tratamientos similares, el trastorno bipolar requiere un enfoque diferente del tratamiento, ya que muchos de los medicamentos utilizados para tratar la depresión pueden desencadenar un episodio maníaco en personas susceptibles, especialmente aquellos con antecedentes familiares de trastorno bipolar.
“Un médico no podrá ayudarme”.
Esta es otra frase que sugiere que una persona prefiere intentar hacer frente a los síntomas de una enfermedad mental en lugar de buscar ayuda. No se puede negar que los tratamientos de salud mental presentan desafíos. Hay una escasez significativa de profesionales dedicados a la salud mental, por lo que los pacientes a veces deben enfrentarse a la posibilidad de tener que esperar mucho tiempo antes de ver al profesional adecuado. Esa es la razón principal para comenzar el proceso lo antes posible. Si está esperando atención, investigue posibles afecciones y tratamientos en línea de fuentes confiables como msdmanuals.com, el Instituto Nacional de Salud Mental o libros publicados.
Los médicos no siempre detectan los problemas de salud mental durante las citas debido a la presencia de otros problemas médicos, especialmente si el paciente se queja de síntomas físicos como escasa energía, problemas para dormir, palpitaciones, trastornos GI y dolor, que pueden ser manifestaciones frecuentes de trastornos depresivos y de ansiedad. En lugar de esperar a que el médico le pregunte sobre la depresión o la ansiedad, los pacientes deben hablar sin reservas y abordar el problema de frente. Para muchas personas, el tratamiento de un médico es clave, porque pueden recetar medicamentos. A menudo, una conversación con su médico de atención primaria es un buen primer paso.
“Estoy pensando en hacerme daño a mí mismo o que estaría mejor muerto”.
El suicidio es el mayor problema de salud mental en la actualidad. El aumento del abuso de sustancias, la disponibilidad de armas de fuego y las presiones de las redes sociales y la alienación social son factores que contribuyen al riesgo de suicidio. Las personas que se sienten aisladas o solas o que tienen una enfermedad mental más grave pueden tener pensamientos suicidas.
Los amigos y seres queridos siempre deben tomar con seriedad cuando las personas amenazan con matarse o intentan hacerlo. Es un mito pensar que preguntarle a una persona sobre el suicidio hará que esa persona sea más propensa a intentarlo. Al hacer la pregunta: “¿Te sientes tan mal que has tenido pensamientos de quitarte la vida?”, podemos mostrarle a una persona que los demás se preocupan por ella y alertarla de que su comportamiento está causando preocupación en los demás.
Cuando las personas tienen pensamientos suicidas, hablar con alguien puede ayudar. Estos son algunos recursos:
Llame al número de emergencia (911 en los Estados Unidos).
Llame para solicitar ayuda de emergencia si una persona amenaza seriamente con suicidarse o ya ha intentado suicidarse. Siga hablando con la persona suicida con voz tranquila y comprensiva hasta que llegue la ayuda.
Para obtener más información sobre la salud mental, visite la página de los Manuales o la página de Datos breves sobre el tema.