Cólicos menstruales

(Dismenorrea; Períodos dolorosos)

PorJoAnn V. Pinkerton, MD, University of Virginia Health System
Revisado/Modificado feb 2023
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Datos clave

Los cólicos menstruales son dolores en la parte baja del abdomen (pelvis) unos días antes, durante o después de un periodo menstrual. El dolor tiende a ser más intenso unas 24 horas después de iniciarse los periodos y desaparece en 2 a 3 días. El dolor suele ser de tipo cólico o un dolor sordo y constante, pero puede ser agudo o pulsátil y puede aparecer y desaparecer. A veces se extiende a la parte baja de la espalda o las piernas.

A menudo también se experimenta cefalea, náuseas (a veces con vómitos) y estreñimiento o diarrea. Se tiene la necesidad de orinar con frecuencia.

Algunas mujeres con periodos dolorosos también presentan síntomas de síndrome premenstrual (como irritabilidad, nerviosismo, depresión, fatiga e hinchazón abdominal). Estos síntomas pueden persistir durante parte del periodo menstrual o su totalidad.

A veces la sangre menstrual contiene coágulos. Los coagulos aparecen de color rojo brillante u oscuro, y pueden contener tejido y líquido del revestimiento del útero, además de sangre.

Los síntomas tienden a ser más intensos si

  • Los periodos menstruales han empezado a temprana edad.

  • Los periodos son largos o intensos.

  • Se fuma.

  • Existen antecedentes familiares de dismenorrea.

Los síntomas tienden a disminuir después de que las mujeres tengan su primer embarazo y a medida que envejecen.

Causas de los cólicos menstruales

Los cólicos menstruales pueden

  • No tienen una causa identificable (se denomina dismenorrea primaria)

  • Ser consecuencia de otro trastorno (la llamada dismenorrea secundaria)

La dismenorrea primaria por lo general aparece durante la adolescencia y tiende a disminuir de intensidad con los años y después de un embarazo. Es más frecuente que la dismenorrea secundaria.

La dismenorrea secundaria suele comenzar en la edad adulta (a menos que la causa sea debida a un defecto congénito del aparato reproductor).

Causas frecuentes

Más de 50% de las mujeres con dismenorrea presentan dismenorrea primaria. Aproximadamente en un 5 a 15% de los casos, los cólicos son tan graves como para afectar las actividades diarias y es posible que la mujer falte a la escuela o al trabajo a causa de los mismos.

Se cree que la liberación de las sustancias denominadas prostaglandinas en la sangre o en los tejidos durante la menstruación causa la dismenorrea primaria. Los niveles de prostaglandina están elevados en las mujeres con dismenorrea primaria. Las prostaglandinas provocan la contracción del útero (como ocurre durante el parto), lo que reduce el flujo de sangre hacia este. Estas contracciones pueden causar dolor y malestar. Las prostaglandinas también hacen que las terminaciones nerviosas del útero sean más sensibles al dolor.

La ansiedad también puede contribuir al dolor.

La dismenorrea secundaria está causada por anomalías en el aparato reproductor. Suele estar causada por

  • Endometriosis: tejido que normalmente solo está en el revestimiento del útero (tejido endometrial) aparece fuera de este. La endometriosis es la causa más frecuente de la dismenorrea secundaria.

  • Adenomiosis: el tejido endometrial crece dentro de la pared del útero, lo que provoca su crecimiento e hinchazón durante las menstruaciones.

  • Fibromas: estos tumores no cancerosos están compuestos por tejido muscular y fibroso, y crecen en el útero.

Causas menos frecuentes

Existen muchas causas menos frecuentes de dismenorrea secundaria. Entre estos factores se incluyen los siguientes

Los DIU que liberan cobre a menudo se asocian a periodos dolorosos. Los que liberan un progestágeno (una forma sintética de la hormona femenina progesterona) no suelen causar periodos dolorosos.

En algunas mujeres, el dolor se debe a que el paso a través del cuello del útero (canal cervical) es estrecho. Puede producirse un canal cervical estrecho (estenosis cervical) después de un procedimiento, como cuando se extirpa un trastorno precanceroso (displasia) de cuello uterino.

Evaluación de los cólicos menstruales

Por lo general se diagnostica dismenorrea cuando una mujer refiere dolor molesto y habitual durante los periodos menstruales. A continuación se determina si la dismenorrea es primaria o secundaria.

Signos de alarma

En las mujeres con dismenorrea, determinados síntomas son motivo de preocupación:

  • Dolor intenso de aparición repentina o nuevo

  • Dolor constante

  • Fiebre

  • Secreción vaginal purulenta

  • Dolor agudo que se intensifica al tocar suavemente el abdomen o cuando la mujer intenta hacer el menor movimiento.

Cuándo acudir al médico

Si aparece algún signo de alarma, se debe acudir a la consulta tan pronto como sea posible (por lo general el mismo día).

Las mujeres sin signos de alarma pero con cólicos más intensos de lo habitual o con dolor que dura más de lo normal, deben solicitar visita médica en pocos días.

Las que tienen cólicos menstruales deben llamar a la consulta. El médico puede decidir la urgencia de la visita en función de otros síntomas, la edad y los antecedentes médicos.

Actuación del médico

El médico pregunta por el dolor y los antecedentes médicos, incluidos los antecedentes menstruales, y a continuación realiza una exploración física. Los antecedentes clínicos y la exploración física pueden indicar la causa de los cólicos menstruales y las pruebas que deben realizarse (véase la tabla Algunas causas y características de los cólicos menstruales).

Para una historia menstrual completa, los médicos preguntan a una mujer

  • Edad de aparición de los periodos menstruales

  • ¿Cuántos días duran?

  • Intensidad del periodo menstrual

  • Intervalo de tiempo entre periodos menstruales

  • Regularidad de los periodos menstruales

  • Si se producen manchas entre periodos

  • Aparición de los síntomas en relación con los periodos

El médico también pregunta a la mujer afectada lo siguiente:

  • La edad que tenía cuando comenzaron los cólicos menstruales

  • El resto de síntomas que presenta

  • Cómo es el dolor, incluyendo su intensidad, lo que alivia o empeora los síntomas, y si estos afectan a las actividades cotidianas.

  • Si tiene dolor pélvico no relacionado con la menstruación.

  • Si los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) ayudan a aliviar el dolor

  • Si sufre dolor durante la actividad sexual o ha tenido problemas para quedarse embarazada (como puede ocurrir en la endometriosis)

Si se tienen o han tenido trastornos y otras patologías que puedan causar cólicos, incluido el uso de determinados fármacos (como píldoras anticonceptivas) o un DIU. Los médicos le preguntan si se ha sometido a algún procedimiento quirúrgico que aumente el riesgo de dolor pélvico, como un procedimiento que destruya o elimine el revestimiento del útero (ablación endometrial).

Se realiza una exploración ginecológica. Los médicos comprueban si existen anomalías, como secreción, dolor a la palpación, pólipos y miomas.

Los doctores también palpan suavemente el abdomen para comprobar si existen áreas especialmente sensibles, lo que puede indicar inflamación grave en el abdomen (peritonitis).

Tabla
Tabla

Pruebas complementarias

Se realizan pruebas para descartar trastornos que puedan causar el dolor. En la mayoría de los casos las pruebas incluyen

  • Una prueba de embarazo para todas las mujeres en edad fértil

  • Ecografía de la pelvis para detectar fibromas, endometriosis, adenomiosis y quistes en los ovarios

Si se sospecha enfermedad inflamatoria pélvica, se obtiene una muestra de secreciones del cuello uterino, se examina con un microscopio y se envía a un laboratorio para su análisis.

Si los resultados de estas pruebas no son claros y los síntomas persisten, se realizan una o más de una de las pruebas siguientes:

Para realizar una histerosalpingografía se toman radiografías después de inyectar en el útero y las trompas de Falopio, a través del cuello uterino, una sustancia visible en las radiografías (contraste radiopaco). Si los resultados no son concluyentes, se puede realizar una resonancia magnética nuclear (RMN).

Para realizar la histerosonografía, se hace una ecografía tras la infusión de líquido en el útero a través de un tubo delgado introducido por la vagina y el cuello uterino. El líquido facilita la identificación de las anomalías.

En la histeroscopia, el médico inserta una sonda de visualización a través de la vagina para visualizar el interior del útero. Este procedimiento puede hacerse en la consulta del médico o en un hospital de forma ambulatoria.

Para la laparoscopia, se inserta una sonda o tubo que permite la visualización a través de una pequeña incisión justo debajo del ombligo; de esta manera se exploran el útero, las trompas de Falopio, los ovarios y el resto de los órganos del abdomen. Este procedimiento se realiza en un hospital o centro quirúrgico. La laparoscopia permite al médico visualizar directamente las estructuras de la pelvis.

Tratamiento de los cólicos menstruales

  • Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE)

  • A menudo, anticonceptivos hormonales

  • Tratamiento de los trastornos subyacentes

Cuando los cólicos menstruales aparecen por otro trastorno, este debe tratarse si es posible. Por ejemplo, si el origen está en un canal cervical estrecho, puede procederse a su dilatación mediante un procedimiento quirúrgico. Sin embargo, esta operación suele aliviar el dolor solo temporalmente. De ser necesario, los fibromas o el tejido endometrial en una localización anómala (debido a una endometriosis) pueden extirparse quirúrgicamente.

Si las mujeres con dismenorrea primaria no sufren un trastorno específico que pueda ser tratado, se pueden indicar medidas generales o antiinflamatorios no esteroideos (AINE) para aliviar los síntomas.

Medidas generales

El calor húmedo aplicado al abdomen puede ser beneficioso.

Dormir y descansar lo suficiente y hacer ejercicio regularmente también puede ayudar.

Se han sugerido otras medidas para ayudar a aliviar el dolor, como una dieta baja en grasas y complementos nutricionales, como ácidos grasos omega-3, linaza, magnesio, vitamina B1, vitamina E y cinc. Se dispone de pocas pruebas que respalden la utilidad de la dieta o de estos suplementos nutricionales, pero la mayoría presentan pocos riesgos, por lo que algunas mujeres pueden probarlos. Las mujeres deben hablar con sus médicos antes de usar estos complementos.

Medicamentos

Si el dolor es molesto, los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno, el naproxeno o el ácido mefenámico, pueden ayudar. Se debe iniciar la administración de AINE entre 24 y 48 horas antes de comenzar el periodo menstrual, y continuar 1 o 2 días después de su inicio.

Si los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) no son eficaces, se recomienda tomar píldoras anticonceptivas que contengan un progestágeno (una forma sintética de la hormona femenina, la progesterona) y estrógeno. Estas pastillas evitan que los ovarios liberen óvulos (ovulación). Las mujeres que no pueden tomar estrógenos pueden tomar píldoras anticonceptivas que solo contienen un progestágeno.

Se pueden utilizar otros tratamientos hormonales si los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) o las píldoras anticonceptivas no alivian los síntomas. Incluyen progestágenos (como levonorgestrel, etonorgestrel, medroxiprogesterona o progesterona micronizada, tomados por vía oral), agonistas de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) (como leuprolida y nafarelina), antagonistas de GnRH (como elagolix) y un DIU liberador de progestágeno o danazol (una hormona masculina sintética). Los agonistas y antagonistas de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) ayudan a aliviar los cólicos menstruales causados por la endometriosis. El danazol no se usa con frecuencia porque tiene muchos efectos adversos.

Otros tratamientos

Si la mujer puede sufrir endometriosis y los medicamentos no han funcionado o si tiene infertilidad, el médico puede indicar una cirugía laparoscópica para confirmar el diagnóstico de endometriosis y eliminar el tejido endometrial (tejido del revestimiento del útero) que se encuentra fuera del útero.

Cuando el dolor es intenso y persistente a pesar de todos los otros tratamientos, se puede realizar una intervención para seccionar los nervios del útero y, por tanto, bloquear las señales del dolor. Estos procedimientos incluyen:

  • Inyectar los nervios con un anestésico (un bloqueo nervioso)

  • Destruir los nervios usando un láser, electricidad o ultrasonidos

  • Cortar los nervios

Los procedimientos para interrumpir las vías nerviosas se pueden realizar empleando un laparoscopio. En ocasiones, al cortar estos nervios pueden lesionarse otras estructuras del interior de la pelvis, como los uréteres.

Se han sugerido algunos tratamientos alternativos para los calambres menstruales, pero todavía deben estudiarse con mayor profundidad. Estos incluyen asesoramiento conductual (como la desensibilización sistemática y el entrenamiento en relajación y manejo del dolor), acupuntura y acupresión. Se está estudiando la hipnosis como tratamiento.

Conceptos clave

  • Por lo general, los cólicos menstruales no tienen una causa identificable (se denomina dismenorrea primaria).

  • El dolor suele ser de tipo cólico o un dolor sordo y constante, pero puede ser agudo o pulsátil y suele comenzar unos días antes de la menstruación, desapareciendo al cabo de 2 o 3 días.

  • Para la mayoría de las mujeres, la evaluación incluye una prueba de embarazo, una exploración médica y una ecografía (para detectar la existencia de estructuras anómalas o tumores en la pelvis).

  • En caso de dismenorrea primaria, las medidas generales, como un sueño adecuado, ejercicio habitual y calor pueden ayudar a aliviar los síntomas.

  • Para aliviar el dolor se puede indicar un antiinflamatorio no esteroideo (AINE) solo o junto con más píldoras anticonceptivas que contengan un progestágeno y estrógeno.

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