Estar enfermo, sobre todo si conlleva tomar fármacos para el dolor o la ansiedad, puede hacer que el sujeto esté confuso. El ambiente hospitalario se suma al problema. La persona hospitalizada abandona sus efectos personales y su ropa (marca de su identidad) por una bata de hospital. Está en un lugar extraño, sin puntos de referencia familiares y sin rutinas habituales. A menudo, los hospitales ofrecen pocos estímulos (por ejemplo, imágenes, sonidos e interacción con otras personas). La persona hospitalizada puede estar sola o con un compañero de habitación poco comunicativo en una habitación con paredes blancas y mobiliario institucional y aburrido. La mayor parte del tiempo no hay nadie con quien hablar.
Los procedimientos y horarios del hospital pueden ser desorientadores. Por ejemplo, con frecuencia se despierta al paciente durante la noche, privándole del sueño necesario. Además, el paciente puede ser incapaz de orientarse en una habitación desconocida, tenuemente iluminada. La cantidad de pruebas y los complejos dispositivos médicos pueden ser agobiantes.
Las unidades de cuidados intensivos (UCI) pueden provocar aún más confusión. En la UCI los pacientes están solos, a veces sin ventanas ni relojes que les ayuden a orientarse. El pitido de los monitores electrónicos, la luz brillante constante y las frecuentes interrupciones para extraer sangre, cambiar los catéteres intravenosos (IV), o administrarles fármacos pueden dificultar el sueño. Las personas cansadas presentan confusión y desorientación más fácilmente. A veces la confusión es tan grave que se desarrolla un tipo de delirio llamado psicosis de la UCI.
Si la persona hospitalizada parece más desorientada de lo normal, los familiares tienen que notificarlo al personal del hospital para que no presupongan que se trata de su conducta habitual. El delirio puede ser reversible si se corrige su causa (una enfermedad, un fármaco u otra situación de estrés).
En ciertas situaciones, el paciente puede llegar a estar tan confuso que no entienda por qué está en el hospital. Puede llegar a estar agitado y tratar de salir de la cama, arrancarse las vías intravenosas u otros tubos, o hacer otras cosas que le puedan dañar o dañar a otras personas. Puede interpretar de forma errónea la acción de otra persona como una amenaza y responder como si se sintiese amenazando. En estos casos, la presencia de un amigo o de un miembro de la familia puede ayudar a calmarle. A veces, un miembro del personal del hospital se queda con el paciente las 24 horas del día para evitar que haga algo peligroso. En raras ocasiones, es necesario aplicar contenciones físicas o administrar pequeñas dosis de un fármaco antipsicótico hasta que cede el episodio de confusión.
(Véase también Problemas debidos a la hospitalización.)
Prevención de la confusión y el deterioro mental en el hospital
El personal y los familiares pueden ayudar a la persona hospitalizada a mantenerse orientada de la siguiente manera:
Asegurándose de que la iluminación de la sala sea la adecuada
Proporcionándole un calendario o un reloj que sea fácil de ver
Animándole a levantarse de la cama, caminar con regularidad y hacer tantas actividades diarias normales como sea posible
Hablarle de lo que está pasando fuera del hospital para mantener su mente activa
Explicarle las pruebas y los tratamientos para ayudarle a comprender qué está sucediendo y por qué
Asegurarse de que si usa gafas o audífonos los tenga y los lleve puestos
Asegurarse de que consume suficiente cantidad de líquidos y alimentos (la deshidratación puede causar delirio)
Dejar que el paciente duerma sin interrupciones tanto como sea posible durante la noche