Quistes óseos

PorMichael J. Joyce, MD, Cleveland Clinic Lerner School of Medicine at Case Western Reserve University;
David M. Joyce, MD, Moffitt Cancer Center
Revisado/Modificado jul 2022 | Modificado sept 2022
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    Muchas alteraciones óseas no cancerosas (benignas) parecen tumores óseos pero no lo son.

    (Véase también Introducción a los tumores óseos.)

    Quiste óseo aneurismático

    Los quistes óseos aneurismáticos se desarrollan habitualmente antes de que las personas alcancen los 25 años de edad, y su causa no es conocida. Estos quistes se componen de múltiples sacos llenos de sangre apilados unos junto a otros. Estos quistes se suelen presentar cerca de los lados de los huesos largos (húmero y fémur), pero casi todos los huesos pueden quedar afectados. Los quistes tienden a crecer lentamente. Frecuentemente produce dolor y tumefacción. El quiste puede existir desde unas pocas semanas a un año antes de su diagnóstico.

    Para diagnosticar los quistes óseos aneurismáticos, el médico utiliza radiografías y resonancia magnética nuclear (RMN). Los médicos también toman una muestra de tejido y la examinan al microscopio (biopsia).

    El tratamiento más exitoso es la extirpación quirúrgica de la totalidad del quiste, aunque a veces reaparecen los quistes, especialmente si no se han extirpado totalmente. A un quiste óseo aneurismático también se le puede inyectar doxiciclina (un antibiótico), albúmina y aire que forma una espuma inyectable. Pueden ser necesarias más de una o dos inyecciones. También se han utilizado otras formulaciones que contienen alcohol. Se debe evitar la radioterapia siempre que sea posible porque en algunos casos se desarrollan tumores cancerosos después de administrarla. Sin embargo, la radioterapia puede ser el tratamiento de elección para los quistes de la columna vertebral que ejercen presión sobre la médula espinal y no admiten tratamiento quirúrgico.

    Quistes óseos unicamerales (quistes óseos simples)

    Los quistes óseos unicamerales se producen cerca de las zonas del hueso a partir de las cuales tiene lugar el crecimiento (placas de crecimiento). Las placas de crecimiento son las que permiten a los niños crecer.

    Los quistes causan con frecuencia adelgazamiento de los huesos cercanos, lo que puede derivar una rotura (fractura). Los quistes que miden menos de unos 5 cm de largo o de ancho pueden curarse y desaparecer cuando la fractura se cierra. Los quistes de más de alrededor de 5 centímetros de longitud o de anchura pueden requerir tratamiento, en especial en niños. Sin embargo, un mejor indicador del riesgo de fractura es un quiste de tamaño superior al 85% del diámetro del hueso o una concha ósea de menos de 0,5 mm.

    Para diagnosticar los quistes óseos unicamerales, los médicos indican radiografías. En la mayoría de los casos, las radiografías son suficientes para establecer el diagnóstico, pero a veces se solicitan otras pruebas de diagnóstico por la imagen, como la resonancia magnética nuclear (RMN) u, ocasionalmente, la tomografía computarizada (TC).

    A menudo se tratan con inyecciones de corticoesteroides (a menudo varias veces), con masilla de hueso procesado o con sustitutos del hueso sintéticos. A veces, el tratamiento es la cirugía para eliminar del hueso el contenido del quiste raspándolo con un instrumento similar a una pala (legrado) y transplantar hueso desde un lugar a otro (injerto óseo) o el uso de hueso procesado de otra persona (aloinjerto). Independientemente del tratamiento, el quiste permanece o reaparece aproximadamente en un 10 al 15% de los casos.

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