El corazón de atleta (corazón de deportista) se refiere a los cambios fisiológicos normales que sufre el corazón en las personas que hacen regularmente ejercicio aeróbico vigoroso (por ejemplo, carreras o ciclismo de alta intensidad) y también en quienes realizan un entrenamiento físico intenso con pesas (levantamiento de pesas).
En una persona con corazón de atleta
El corazón es más grande.
Las paredes del corazón son más gruesas.
Las cámaras (cavidades) cardíacas son algo más grandes.
Este aumento de tamaño y grosor de las paredes permite al corazón bombear una cantidad de sangre sustancialmente mayor con cada latido. El mayor volumen de sangre con cada latido permite que el corazón bombee más despacio, lo que da lugar a un pulso más lento y más fuerte (que puede palparse en la muñeca y en cualquier otra parte del cuerpo) y en algunos casos a un soplo cardíaco.
Los soplos cardíacos son los sonidos específicos que se generan cuando la sangre atraviesa las válvulas cardíacas. Aunque los soplos cardíacos también pueden ser signo de una valvulopatía, algunos son perfectamente normales en el corazón de un atleta y no son peligrosos. El latido cardíaco de una persona con corazón de atleta puede ser irregular en reposo, pero se regulariza en cuanto inicia el ejercicio. La presión arterial es prácticamente igual a la de cualquier otra persona sana.
Los cambios cardíacos en las mujeres suelen ser menores que en los hombres de la misma edad, tamaño corporal y nivel de entrenamiento.
Las adaptaciones cardíacas que tienen lugar en el corazón de un atleta se asemejan de alguna manera a las que pueden ocurrir en ciertos trastornos cardíacos. Por ejemplo, el corazón puede aumentar de tamaño (dilatarse) en la miocardiopatía hipertrófica y en la insuficiencia cardíaca. Los soplos pueden ocurrir en los trastornos de las válvulas del corazón, y un pulso irregular puede indicar un ritmo cardiaco anormal. Las principales diferencias entre el corazón de atleta y un corazón anormal es que en el corazón de atleta
El corazón y sus válvulas funcionan normalmente.
La persona no corre un mayor riesgo de sufrir un infarto de miocardio u otro trastorno cardíaco (a excepción de un pequeño aumento en el riesgo de fibrilación auricular en los deportistas que participan en el entrenamiento de resistencia permanente a largo plazo).
El sujeto no tiene síntomas. Generalmente, el médico sospecha que una persona tiene corazón de atleta durante un cribado sistemático o al evaluarla por otros síntomas no relacionados.
Diagnóstico del corazón del deportista
Electrocardiografía
La mayoría de los deportistas no necesitan extensas pruebas complementarias, pero suele hacerse una electrocardiografía (ECG), ya que es importante asegurarse de que no padece un trastorno cardíaco. El ECG permite detectar una gran variedad de alteraciones eléctricas del corazón. Estas pueden considerarse anómalas en una persona que no realiza ejercicio físico, pero son totalmente normales en un deportista.
Si la persona presenta dolor torácico u otros síntomas de un trastorno cardíaco, es necesario realizar pruebas más exhaustivas, como ecocardiografía, prueba de esfuerzo y, en ocasiones, pruebas de imagen por resonancia magnética cardíaca (RMC). Estas pruebas evalúan la estructura y función del corazón.
Las personas con corazón del deportista que se someten a una tomografía computarizada con haz de electrones para detectar arteriopatía coronaria a menudo tienen acumulaciones significativas de calcio en las paredes de las arterias que alimentan el corazón; sin embargo, tales acumulaciones no parecen indicar un riesgo tan alto como en las personas que no son deportistas.
Tratamiento del corazón del deportista
No se precisa tratamiento
No se precisa tratamiento. Cuando un deportista deja de entrenar, el corazón de atleta desaparece lentamente, es decir, el tamaño del corazón y la frecuencia cardíaca tienden, gradualmente, a parecerse al patrón característico de una persona que no practica deporte. Dicho proceso puede tardar semanas o meses en ocurrir. A veces, un atleta necesita reducir o interrumpir el entrenamiento durante unos meses para determinar si los cambios desaparecen o si se necesita una evaluación adicional para detectar un trastorno cardíaco.
En general no se cree que el corazón de atleta afecte a la salud de algún modo. Las poco frecuentes muertes súbitas de deportistas suelen deberse a una enfermedad cardíaca subyacente que no fue no detectada con anterioridad, más que a cualquier peligro resultante del corazón de atleta.