Hígado graso

(Esteatosis)

PorDanielle Tholey, MD, Sidney Kimmel Medical College at Thomas Jefferson University
Revisado/Modificado ene 2023
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El hígado graso es una acumulación anómala de ciertas grasas (triglicéridos) en el interior de las células hepáticas.

  • Las personas con hígado graso pueden sentirse cansadas o tener malestar abdominal leve, pero por lo demás no tener síntomas.

  • A veces, el hígado graso causa enfermedad hepática avanzada, como fibrosis y cirrosis.

  • Para confirmar el diagnóstico puede ser necesario realizar una biopsia hepática que permite, además, determinar la causa y la extensión de la lesión.

  • El médico se centra en el control o la eliminación de la causa del hígado graso, como el síndrome metabólico o el consumo de grandes cantidades de alcohol.

(Véase también Introducción a las enfermedades hepáticas.)

El hígado graso puede estar o no inflamado. La inflamación del hígado debido a hígado graso se llama esteatohepatitis. Esta inflamación puede ocasionar la formación de cicatrices (fibrosis). La fibrosis a menudo progresa a cirrosis (cicatrización que distorsiona la estructura del hígado y deteriora su función).

El hígado graso (con o sin fibrosis) debido a cualquier trastorno, excepto el consumo de grandes cantidades de alcohol, se denomina enfermedad hepática esteatótica asociada a disfunción metabólica (EHDM, antiguamente denominada enfermedad de hígado graso no alcohólica). La enfermedad hepática esteatótica asociada a disfunción metabólica (EHDM) se desarrolla con mayor frecuencia en las personas que presentan por lo menos una de las características del síndrome metabólico:

  • Exceso de peso

  • Niveles altos de grasa en la sangre (triglicéridos y colesterol)

  • Resistencia a la insulina

La inflamación del hígado debida a la enfermedad hepática esteatótica asociada a disfunción metabólica (EHDM) se denomina esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica, anteriormente denominada esteatohepatitis no alcohólica. Esta inflamación puede ocasionar la formación de cicatrices (fibrosis) y cirrosis.

Causas del hígado graso

Las causas más comunes de hígado graso en Estados Unidos y otros países occidentales son

  • Consumo de grandes cantidades de alcohol

  • Obesidad

  • Anomalías metabólicas, como exceso de peso corporal, resistencia a la insulina (como puede ocurrir en la diabetes) y concentraciones elevadas de grasas (triglicéridos y colesterol) en la sangre

  • Toxinas

  • Ciertos fármacos, como corticoesteroides, tamoxifeno y ciertos fármacos quimioterápicos

  • Trastornos metabólicos hereditarios

  • Embarazo

La combinación de exceso de peso, resistencia a la insulina y concentraciones elevadas de triglicéridos y/o colesterol se llama síndrome metabólico. Todos estos trastornos provocan que la grasa se acumule en las células hepáticas, haciendo que el organismo sintetice más grasa o enlenteciendo el metabolismo (el procesado) y la excreción de la grasa. En consecuencia, la grasa se acumula y se almacena en el interior de las células hepáticas. El consumo de una dieta rica en grasas, sin más, no da lugar a un hígado graso.

En raras ocasiones, la grasa se acumula en el hígado durante la última etapa del embarazo. Este trastorno, llamado hígado graso del embarazo o esteatosis microvesicular, se considera por lo general un trastorno diferente del hígado graso.

¿Sabías que...?

  • El consumo de alimentos ricos en grasa, por sí mismo, no causa hígado graso.

Síntomas del hígado graso

El hígado graso por lo general no causa síntomas. Algunas personas se sienten cansadas o tienen molestias abdominales vagas. El hígado tiende a aumentar de volumen, lo que puede ser detectado por el médico durante la exploración.

Diagnóstico del hígado graso

  • Análisis de sangre

  • Pruebas de diagnóstico por la imagen, como la ecografía

  • En ocasiones, una biopsia hepática

Si el médico sospecha la posibilidad de hígado graso, pregunta sobre el consumo de alcohol. Esta información es crucial. El consumo continuo y excesivo de alcohol puede producir una lesión hepática grave.

Los análisis de sangre para detectar anomalías en el hígado, como la inflamación, son importantes porque la inflamación puede conducir a la cirrosis. Para descartar la existencia de otros trastornos que estén causando anomalías en el hígado, como la hepatitis vírica, se realizan análisis de sangre adicionales. La ecografía, la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética nuclear (RMN) abdominales permiten detectar el exceso de grasa en el hígado pero no siempre son suficientes para determinar si existe inflamación o fibrosis (véase Pruebas de diagnóstico por la imagen del hígado y de la vesícula biliar). Además, las nuevas pruebas de diagnóstico por la imagen, como la elastografía por resonancia magnética (ERM) o la elastrografía por ecografía pueden determinar la presencia de tejido cicatricial o cirrosis. Sin embargo, en personas obesas, la calificación de fibrosis a veces puede elevarse de forma falsa debido a la concentración elevada de grasa, y las personas afectadas pueden requerir una biopsia hepática.

La biopsia hepática es la prueba más precisa y puede ser necesaria para confirmar el diagnóstico. En la biopsia, el médico, tras administrar un anestésico local para disminuir el dolor, introduce una aguja larga y hueca a través de la piel hasta el hígado con el objeto de obtener una pequeña muestra de tejido hepático para su examen al microscopio. La biopsia ayuda a determinar si existe hígado graso, si es debido al alcohol o a otras causas específicas, así como a determinar la gravedad de la lesión hepática.

Tratamiento del hígado graso

  • Control o eliminación de la causa

El tratamiento del hígado graso se centra en controlar o eliminar la causa que provoca el trastorno. Por ejemplo, se debe

  • Dejar de tomar cualquier medicamento que pueda estar causando el hígado graso

  • Perder peso

  • Adoptar medidas para controlar la diabetes o reducir los niveles de triglicéridos

  • Dejar de beber alcohol

Una disminución en el peso corporal del 5% puede reducir el contenido de grasa en el hígado, una disminución del 7% puede reducir la inflamación y la esteatohepatitis no alcohólica, y una disminución del 10% puede ayudar a revertir la cicatrización y la fibrosis.

A veces, los médicos intentan administrar vitamina E y tiazolidinedionas (un tipo de fármacos, como rosiglitazona o pioglitazona, que se utilizan para tratar la diabetes) para el tratamiento del hígado graso que no está causado por el alcohol. Sin embargo, los especialistas usan estos medicamentos con menos frecuencia porque a menudo causan efectos adversos y pueden no marcar una diferencia a largo plazo. Se están desarrollando nuevos tratamientos farmacológicos a través de ensayos clínicos. Los médicos pueden derivar al paciente a un especialista en el hígado (hepatólogo) para valorar si sería un buen candidato para estos nuevos medicamentos.

Pronóstico del hígado graso

El exceso de grasa en el hígado por sí solo, no es necesariamente un problema grave. Por ejemplo, cuando la causa es el alcohol, la grasa puede desaparecer, por lo general en 6 semanas, si la persona deja de beber. Sin embargo, si no se identifica y corrige la causa, el hígado graso puede tener graves consecuencias. Por ejemplo, si el uso excesivo de alcohol continúa o si no se interrumpe la administración de un medicamento que esté causando hígado graso, el daño repetido sobre el hígado puede finalmente derivar en cirrosis.

Las mujeres con hígado graso del embarazo tienen peor pronóstico.

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