El hipotiroidismo es una hipoactividad de la glándula tiroidea que implica la producción inadecuada de hormonas tiroideas y una ralentización de las funciones vitales del organismo.
Las expresiones faciales aparecen embotadas, la voz es ronca y la dicción es lenta; los párpados están caídos y los ojos y la cara se hinchan.
Por lo general, para confirmar el diagnóstico, basta con un análisis de sangre.
La mayoría de las personas con hipotiroidismo necesitan tomar hormona tiroidea de por vida.
Esta glándula segrega las hormonas tiroideas, que regulan la velocidad a la que tienen lugar los procesos químicos del organismo (índice metabólico). Las hormonas tiroideas afectan a muchas funciones corporales vitales, como la frecuencia cardíaca, la velocidad de combustión de las calorías, el mantenimiento de la piel, el crecimiento, la producción de calor, la fertilidad y la digestión. Existen 2 hormonas tiroideas:
T4: Tiroxina (también denominada tetrayodotironina)
T3: triyodotironina
La hipófisis produce la hormona estimulante del tiroides (TSH, por sus siglas en inglés), que estimula la producción de hormonas tiroideas por parte de la glándula tiroidea. La hipófisis retarda o acelera la liberación de TSH, dependiendo de si aumentan o disminuyen las concentraciones de hormonas tiroideas que circulan en la sangre. (Véase también Introducción a la glándula tiroidea.)
El hipotiroidismo es frecuente, sobre todo, en las personas mayores y, especialmente, en las mujeres. Afecta a alrededor del 10% de las mujeres mayores. Aunque puede ocurrir a cualquier edad.
El hipotiroidismo muy grave se denomina mixedema.
Causas del hipotiroidismo
El hipotiroidismo puede ser
Primario
Secundario
El hipotiroidismo primario es resultado de un trastorno de la propia glándula tiroidea. En Estados Unidos, la causa más frecuente es
Tiroiditis de Hashimoto: el hipotiroidismo se desarrolla a medida que la glándula tiroides se destruye gradualmente.
Otras causas de hipotiroidismo primario incluyen
Inflamación de la glándula tiroidea (tiroiditis)
Tratamiento del hipertiroidismo o del cáncer tiroideo (cáncer de tiroides)
Falta de yodo
Radiación en la cabeza y en el cuello
Trastornos hereditarios que impiden que la glándula tiroidea produzca o secrete suficientes hormonas
La inflamación tiroidea (tiroiditis) puede causar hipotiroidismo permanente o temporal dependiendo de la causa. La tiroiditis de Hashimoto destruye gradualmente la glándula tiroidea y suele causar hipotiroidismo permanente. La tiroiditis subaguda está causada probablemente por una infección vírica. La inflamación autoinmunitaria que se produce después del parto (tiroiditis linfocítica asintomática) es otra de las causas. En la tiroiditis subaguda y en la tiroiditis linfocítica silenciosa, el hipotiroidismo suele ser temporal porque la glándula tiroidea no se destruye.
El tratamiento del hipertiroidismo o del cáncer tiroideo puede causar hipotiroidismo porque el yodo radiactivo o los fármacos utilizados en el tratamiento afectan a la capacidad del organismo para producir hormonas tiroideas. La extirpación quirúrgica de la glándula tiroidea conduce a una falta de producción de la hormona tiroidea.
La falta crónica de yodo en la dieta es la causa más frecuente de hipotiroidismo en países donde no se añade yodo a la sal. Sin embargo, esta carencia de yodo es una causa poco frecuente en los países desarrollados, porque el yodo se añade a la sal de mesa y se utiliza también para esterilizar las ubres del ganado vacuno, por lo que se encuentra presente en los productos lácteos.
La radiación en la cabeza y el cuello, que generalmente se administra como radioterapia para tratar el cáncer, también puede causar hipotiroidismo.
Otras causas poco frecuentes de hipotiroidismo son algunos trastornos hereditarios en los que una anomalía enzimática de las células tiroideas impide que la glándula produzca o secrete una cantidad suficiente de hormonas tiroideas (véase también Hipotiroidismo en lactantes y niños).
El hipotiroidismo secundario aparece cuando la hipófisis deja de segregar una cantidad suficiente de hormona estimulante del tiroides (TSH o tirotropina), necesaria para la estimulación normal de esta glándula. El hipotiroidismo secundario es mucho menos habitual que el primario.
Síntomas del hipotiroidismo
El déficit de hormonas tiroideas provoca que las funciones corporales se ralenticen. Los síntomas son sutiles y aparecen de forma gradual; algunos de ellos pueden confundirse con los de una depresión, sobre todo en las personas mayores.
Las expresiones faciales resultan apagadas.
La voz es ronca y el habla es lenta.
Los párpados se inclinan.
Los ojos y la cara se hinchan.
El cabello se vuelve ralo, áspero y seco.
La piel adquiere una apariencia áspera, seca, escamosa y gruesa.
Muchas personas con hipotiroidismo están cansadas, aumentan de peso, sufren estreñimiento, desarrollan calambres musculares y son incapaces de tolerar el frío. En algunos casos, aparece síndrome del túnel carpiano, con hormigueo o dolor en las manos. El pulso se vuelve más lento, las palmas de las manos y las plantas de los pies adquieren un color ligeramente anaranjado (carotenemia) y la parte lateral de las cejas desciende progresivamente. Algunas personas, sobre todo las mayores, pueden parecer confusos, se vuelven olvidadizas, signos que pueden confundirse fácilmente con la enfermedad de Alzheimer u otras formas de demencia. Las mujeres con hipotiroidismo pueden presentar alteraciones en sus períodos menstruales.
Con permiso del editor. De Burman K, Becker K, Cytryn A, et al. En Atlas of Clinical Endocrinology: Thyroid Diseases. Editado por SG Korenman (series editor) and MI Surks. Philadelphia, Current Medicine, 1999.
Las personas con hipotiroidismo tienen con frecuencia concentraciones elevadas de colesterol en la sangre.
Coma mixedematoso
Sin tratamiento, el hipotiroidismo termina causando anemia, descenso de la temperatura corporal e insuficiencia cardíaca. La situación puede evolucionar hacia confusión, estupor o coma (coma mixedematoso). El coma mixedematoso es una complicación potencialmente mortal en la que la respiración se ralentiza, aparecen convulsiones y el flujo sanguíneo cerebral disminuye. El coma mixedematoso puede desencadenarse a partir del hipotiroidismo cuando el organismo se ve sometido a determinadas situaciones, como la exposición al frío, una infección, traumatismos, cirugía y fármacos como los sedantes que debilitan la funcionalidad cerebral.
Diagnóstico del hipotiroidismo
Determinación de los niveles de hormona estimulante del tiroides (TSH) en sangre
El médico suele sospechar hipotiroidismo basándose en los síntomas y en los hallazgos de la exploración clínica, incluyendo un pulso lento.
Por lo general, el hipotiroidismo puede diagnosticarse mediante un análisis sencillo de sangre: la medición de la TSH. Si la glándula tiroidea es hipoactiva, la concentración de TSH es elevada.
En los casos poco frecuentes de hipotiroidismo por secreción inadecuada de TSH, es necesario efectuar un segundo análisis de sangre. En este, se mide la concentración de la hormona tiroidea T4 (tiroxina o tetrayodotironina). Una concentración baja respalda el diagnóstico de hipotiroidismo si la concentración libre de T4 también es baja. En ese caso, generalmente se realiza la evaluación de la hipófisis con pruebas de función hipofisaria y pruebas de diagnóstico por la imagen.
Tratamiento del hipotiroidismo
Reemplazo de la hormona tiroidea
El tratamiento implica suplir el déficit de hormona tiroidea escogiendo una de entre varias preparaciones orales. La forma preferida de reemplazamiento hormonal es la T4 sintética (levotiroxina). Otra forma es la hormona tiroidea desecada (seca), que se obtiene de las glándulas tiroideas de animales, si bien ya no se emplea a menudo. En general, la hormona desecada es menos satisfactoria que la T4 sintética, porque el contenido de hormonas tiroideas presente en cada comprimido es variable.
En caso de urgencia, como ocurre en el coma mixedematoso, se administran T4 sintética, T3 (triyodotironina), o ambas, por vía intravenosa.
El tratamiento comienza con pequeñas dosis de hormona tiroidea, ya que una dosis demasiado alta puede producir efectos secundarios graves, aunque las dosis altas pueden llegar a resultar necesarias. La dosis inicial y la tasa de aumento son especialmente pequeñas a edad avanzada, ya que el riesgo de padecer efectos secundarios es mayor. La dosis se aumenta de forma gradual hasta que la concentración de la TSH en la sangre vuelvan a normalizarse.
Las dosis deben ajustarse durante el embarazo.