La tiroiditis de Hashimoto es una inflamación crónica y autoinmunitaria de la glándula tiroidea.
La tiroiditis de Hashimoto se produce cuando los anticuerpos del organismo atacan a las células de la glándula tiroidea, una reacción autoinmunitaria.
Al principio, la glándula tiroidea puede funcionar normalmente, ser hipoactiva (hipotiroidismo) o, rara vez, ser hiperactiva (hipertiroidismo)
La mayoría de las personas acaban desarrollando hipotiroidismo.
Por lo general, las personas con hipotiroidismo se sienten cansadas y no toleran el frío.
El diagnóstico se basa en los resultados de la exploración física y del análisis de sangre.
El tratamiento consiste en tomar la hormona tiroidea de por vida.
(Véase también Introducción a la glándula tiroidea.)
El término tiroiditis hace referencia a cualquier inflamación de la glándula tiroidea. La inflamación de la glándula tiroidea puede estar causada por una infección vírica o por un trastorno autoinmunitario.
La tiroiditis de Hashimoto es el tipo más frecuente de tiroiditis y la causa más habitual de hipotiroidismo. Por razones desconocidas, el organismo se vuelve contra sí mismo (una reacción autoinmunitaria). Los glóbulos blancos (leucocitos) invaden la glándula tiroidea y crean anticuerpos que la atacan (anticuerpos antitiroideos).
En alrededor del 50% de los casos con tiroiditis de Hashimoto, la actividad tiroidea es inicialmente baja. En la mayoría de los casos restantes, la actividad tiroidea es normal al principio (aunque en un pequeño número de casos, la glándula se vuelve hiperactiva inicialmente) y, después, disminuye.
En ocasiones, la tiroiditis de Hashimoto viene acompañada de otros trastornos endocrinos, como la diabetes, hipoactividad de las glándulas suprarrenales o paratiroideas, u otros trastornos autoinmunitarios, como la anemia perniciosa, la artritis reumatoide, el síndrome de Sjögren o el lupus eritematoso sistémico (lupus).
La tiroiditis de Hashimoto es más frecuente en las mujeres, sobre todo de edad avanzada, y suele ser hereditaria. La afección se observa más a menudo en presencia de ciertas anomalías cromosómicas, como el síndrome de Down, el síndrome de Turner y el síndrome de Klinefelter.
Síntomas de la tiroiditis de Hashimoto
La tiroiditis de Hashimoto suele empezar con una hipertrofia indolora y firme del tamaño de la glándula tiroidea o con una sensación de congestión en el cuello. Por lo general, la glándula tiene una textura gomosa y, a veces, se percibe grumosa. Si la actividad tiroidea es baja, se siente cansancio e intolerancia al frío, además de otros síntomas de hipotiroidismo. Las pocas personas que tienen tiroides hiperactiva (hipertiroidismo) inicialmente pueden ser conscientes de los latidos de su corazón (palpitaciones) o tener nerviosismo e intolerancia al calor.
Diagnóstico de tiroiditis de Hashimoto
Análisis de sangre de la función tiroidea (medición de la hormona estimulante del tiroides y de la tiroxina y también de la triyodotironina si se sospecha hipertiroidismo)
Anticuerpos tiroideos
A veces, una ecografía tiroidea
Los médicos realizan una exploración de la glándula tiroidea. Palpan el cuello de la persona afectada para ver si la glándula tiroidea está agrandada, es dolorosa a la palpación o contiene nódulos.
Si se palpan protuberancias (nódulos) en la glándula tiroidea se puede indicar una ecografía.
Los médicos miden los niveles sanguíneos de la hormona tiroidea tiroxina (T4) y de la hormona estimulante del tiroides (TSH, una hormona producida por la hipófisis para estimular la producción de hormonas tiroideas) para determinar el funcionamiento de la glándula tiroidea (análisis de sangre de la función tiroidea). Si los médicos sospechan que la persona tiene hipertiroidismo, miden la concentración de la hormona triyodotironina (T3) en la sangre. También indican un análisis de sangre para detectar anticuerpos que pueden atacar la glándula tiroidea.
Tratamiento de la tiroiditis de Hashimoto
Por lo general, sustitución de la hormona tiroidea cuando el paciente presenta síntomas de hipotiroidismo y la concentración de TSH en sangre es elevada
Evitar el exceso de yodo en alimentos o suplementos nutricionales
Con el tiempo, en la mayoría de los casos se acaba presentando hipotiroidismo, que requiere tomar hormona tiroidea de por vida. Este tratamiento también contribuye a reducir el tamaño de la glándula tiroidea hipertrofiada.
Las personas que sufren tiroiditis de Hashimoto y no están siguiendo un tratamiento de reemplazamiento de hormona tiroidea deben evitar las dosis elevadas de yodo (que puede causar hipotiroidismo) procedente de fuentes naturales, como los comprimidos de algas laminarias (kelp) y las algas marinas; sin embargo, la sal yodada y el pan yodado están permitidos porque contienen cantidades menores de yodo.