En las primeras 24 horas después de una lesión ocular producida por una contusión, puede producirse la extravasación de sangre hacia el tejido cutáneo de los párpados y áreas circundantes, originando tumefacción y hematoma (contusión), lo que se conoce como «ojo morado» o amoratado.
(Véase también Introducción a las lesiones oculares.)
Generalmente, después de 1 o 2 días, la sangre se acumula en la parte inferior del párpado, lo que da lugar a la aparición de tumefacción y cambios en el color de la piel por debajo del párpado inferior. Los ojos morados por sí mismos no suelen tener ningún efecto sobre la visión, siempre y cuando la hemorragia permanezca superficialmente dentro de los párpados, aunque otras lesiones oculares que los acompañan pueden ser graves. En ocasiones, el sangrado puede afectar las estructuras más profundas de la órbita ocular y, si la hemorragia orbitaria es grave, puede dañar permanentemente el nervio óptico.
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El moretón del ojo desaparece sin tratamiento en pocos días o semanas. Durante las primeras 24 a 48 horas, la aplicación de compresas frías ayuda a reducir la inflamación y aliviar el dolor.
Si el dolor es considerable, se pueden administrar antiinflamatorios no esteroideos (AINE como el ácido acetilsalicílico o el ibuprofeno) o paracetamol (acetaminofeno). Sin embargo, las personas con un sangrado en el interior del ojo es mejor que tomen paracetamol (acetaminofeno) en lugar de un AINE, que podría empeorarlo.
Si una persona sufre dolor intenso en el globo ocular o problemas de visión (por ejemplo, visión borrosa o doble), el médico examinará más a fondo el ojo en busca de laceraciones (cortes), fracturas o sangrado en la cavidad ocular.