Una hemorragia interna grave se puede producir en la cavidad abdominal, en la cavidad torácica, en el aparato digestivo o en los tejidos que rodean los grandes huesos, como el fémur y la pelvis, cuando están rotos.
Inicialmente, la hemorragia interna en sí puede ser asintomática, aunque a veces se siente dolor en un órgano lesionado que sangra. Sin embargo, la persona puede no sentir ese dolor debido a otras lesiones o quizá sea incapaz de expresarlo debido a que se encuentra en estado de confusión, somnolencia o inconsciencia. A la larga, sin embargo, las hemorragias internas suelen hacerse manifiestas. Por ejemplo, si hay sangre en el aparato digestivo puede producirse un vómito de sangre o aparecer en forma de heces de color negro.
Además, una pérdida abundante de sangre causa hipotensión arterial y hace que la persona se sienta débil y aturdida. La persona puede desmayarse estando de pie o incluso sentada y, si la tensión arterial es muy baja, incluso puede perder el conocimiento.
Primeros auxilios para el sangrado interno
La hemorragia interna no se puede detener sin la ayuda de profesionales de la salud. Si una hemorragia abundante causa aturdimiento o síntomas de choque hay que tumbar a la persona con las piernas elevadas. Debe solicitarse ayuda médica tan rápidamente como sea posible.