En los trastornos autoinmunitarios, el sistema inmunitario produce anticuerpos contra un antígeno endógeno (autoantígeno). Las siguientes tipos de reacciones de hipersensibilidad pueden estar involucradas:
Tipo II: las células cubiertas de anticuerpos, como cualquier otra partícula extraña cubierta de forma similar, activan el sistema del complemento, y como resultado se lesiona el tejido.
Tipo III: el mecanismo de lesión involucra el depósito de complejos antígeno-anticuerpo.
Tipo IV: lesión mediada por linfocitos T.
Una reacción de hipersensibilidad de tipo I es una reacción inmediata que implica la liberación de mediadores contra el antígeno soluble dependiente de inmunoglobulina E (IgE). Las reacciones tipo I no están involucradas en los trastornos autoinmunitarios.
(Véase también Generalidades sobre los trastornos alérgicos y atópicos.)
Los trastornos autoinmunitarios específicos que se tratan en EL MANUAL son los siguientes:
Las mujeres se ven más afectadas que los varones.
Mecanismos
Los mecanismos graves pueden ser responsables del ataque del cuerpo a lo propio:
Los autoantígenos pueden tornarse inmunógenos si los mismos son alterados de alguna forma.
Los anticuerpos contra un antígeno extraño pueden tener reactividad cruzada con un autoantígeno inalterado (p. ej., anticuerpos contra la proteína M del estreptococo y reacción cruzada con el músculo cardíaco humano).
Los autoantígenos normalmente secuestrados del sistema inmunitario pueden quedar expuestos y causar una reacción autoinmunitaria (p. ej., la liberación sistémica de células de la úvea que contienen melanina después de un traumatismo ocular provoca oftalmopatía simpática).
Los autoantígenos pueden ser alterados químicamente, físicamente, o biológicamente
Químico: ciertas sustancias químicas pueden unirse a proteínas corporales, lo que las hace inmunógenas, se producen en algunos casos de anemia hemolítica inmunitaria inducida por fármacos.
Física: por ejemplo, la luz ultravioleta induce la apoptosis de queratinocitos y la posterior inmunogenicidad alterada de autoantígenos, lo que provoca fotosensibilidad, como puede ocurrir en el lupus eritematoso cutáneo.
Biológica: por ejemplo, en modelos animales, la infección persistente por virus RNA que se combinan con los tejidos del huésped altera los autoantígenos por mecanismos biológicos, lo que da lugar a un trastorno autoinmunitario parecido al lupus eritematoso sistémico (LES).
Factores genéticos
Los familiares de los pacientes con trastornos autoinmunitarios a menudo también tienen autoanticuerpos. La especificidad de los autoanticuerpos en los pacientes y en sus familiares es con frecuencia, pero no siempre, similar. En gemelos idénticos, si un gemelo sufre un trastorno autoinmunitario, es más probable que el otro gemelo (1) también lo sufra.
La mayoría de los trastornos autoinmunitarios tienen una etiología poligénica y las variantes alélicas dentro del locus de genes HLA casi siempre contribuyen.
Mecanismos de defensa
Normalmente, las reacciones autoinmunitarias potencialmente patogénicas se evitan debido a los mecanismos inmunitarios de tolerancia de la deleción y anergía clonales. Cualquier linfocito autorreactivo no controlado por estos mecanismos suele estar limitado por los linfocitos T reguladores Foxp3+. Un defecto de linfocitos T reguladores puede interferir con cualquiera de los mecanismos protectores dando como resultado autoinmunidad. Los anticuerpos antiidiotipo (anticuerpos contra el sitio de combinación con el antígeno de otros anticuerpos) puede interferir con la regulación de la actividad del anticuerpo.
Referencia
1. Quintero-Ronderos P, Montoya-Ortiz G. Epigenetics and autoimmune diseases. Autoimmune Dis 2012;2012:593720. doi:10.1155/2012/593720