Las deformidades del dedo en martillo son el resultado de un desequilibrio entre los tendones extensores y flexores digitales que típicamente causa una contractura de la articulación interfalángica proximal. Esto progresa a una deformidad rígida en forma de Z que puede conducir a subluxación dorsal y eventual luxación de la articulación metatarsofalángica. El diagnóstico es clínico. Las radiografías con soporte de peso son útiles para determinar la gravedad. El tratamiento consiste en la modificación del calzado, la colocación de cinta adhesiva/entablillado y/o ortesis.
(Véase también Generalidades sobre las enfermedades del pie y el tobillo).
La causa habitual de la deformidad del dedo en martillo es un desequilibrio entre tendones que conduce a una mala alineación de las superficies articulares. Este desequilibrio puede originarse como una lesión o se debe a una predisposición genética hacia una biomecánica aberrante del pie y contracturas tendinosas. Otras causas pueden ser artritis reumatoide y alteraciones neurológicas como la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth (véase Neuropatías hereditarias). El segundo dedo es el que presenta con mayor frecuencia una deformidad de dedo en martillo (véase figura Dedo en martillo). El segundo dedo del pie en martillo se debe por lo general a una elongación del segundo metatarsiano y a la presión por abducción excesiva del dedo gordo (deformación en valgo del dedo gordo o juanete). Los dedos de los pies inusualmente largos desarrollan deformidades en martillo.
Imagen cortesía de James C. Connors, DPM.
En la deformidad del dedo en martillo a menudo se desarrollan callos dolorosos, sobre todo en la cara dorsal de la articulación interfalángica proximal o en la cara lateral dorsal del quinto dedo del pie. Por debajo de los callos, suelen formarse bolsas adventicias que pueden inflamarse. Pueden aparecer callos en la cara plantar adyacente a la cabeza del metatarsiano. A medida que la deformidad se vuelve más rígida, la función alterada del dedo del pie crea una fuerza retrógrada en forma de cubo sobre la cabeza del metatarsiano, que causa presión plantar excesiva durante la deambulación. Esto conduce a deformidad del dedo del pie en la articulación metatarsofalángica, tanto en el plano sagital como en el transversal.
Los síntomas de la deformidad del dedo del pie martillo incluyen dolor al ponerse el calzado, en especial aquellos con puntera baja y angosta, y a veces, metatarsalgia.
El diagnóstico de la deformidad del dedo en martillo es clínico. Deben examinarse las articulaciones en busca de artritis coexistente (p. ej., artritis reumatoide—véase diagnóstico de artritis reumatoide).
Dedo en martillo
En una deformación de dedo en martillo por lo general el segundo dedo del pie, o a veces otro dedo, desarrolla una deformidad fija en forma de Z. |
Tratamiento de la deformidad del dedo en martillo
Punta ancha, cinta adhesiva/entablillado, almohadillas para los dedos del pie, ortesis o una combinación de los anteriores
Las personas con dedos en martillo deben usar zapatos con puntera ancha. El vendaje o la colocación de férulas en flexión plantar puede disminuir temporalmente la deformidad. Las almohadillas que se venden en las farmacias también ayudan al proteger los dedos del calzado. Si las medidas conservadoras son inefectivas, la corrección quirúrgica de la deformación suele aliviar los síntomas. En caso de metatarsalgia acompañante, el uso de aditamentos de venta libre o la prescripción de ortesis con almohadilla en el metatarso puede ayudar a aliviar el dolor.
