Gastritis es la inflamación de la mucosa gástrica causada por cualquiera de varios trastornos, como infección (Helicobacter pylori), fármacos (medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, alcohol), estrés y fenómenos autoinmunitarios (gastritis atrófica). Muchos casos son asintomáticos, pero a veces se observa dispepsia y hemorragia digestiva. El diagnóstico se realiza por endoscopia. El tratamiento está orientado a la causa, pero a menudo incluye inhibición de la secreción ácida y antibióticos contra la infección por H. pylori.
La gastritis puede clasificarse de varias maneras:
Por gravedad de la lesión mucosa, como gastritis erosiva o gastritis no erosiva
Según el sitio de afectación (es decir, cardias, cuerpo, antro)
Histológicamente en aguda o crónica (de acuerdo con el tipo de células inflamatorias).
Ningún esquema de clasificación coincide perfectamente con la fisiopatología; existe un alto grado de superposición. Algunas formas de gastritis implican enfermedad ácido-péptica y por H. pylori (véase también Generalidades sobre la secreción de ácido). Además, el término suele aplicarse de manera imprecisa a molestias abdominales inespecíficas (a menudo no diagnosticadas) y gastroenteritis.
La gastritis aguda se caracteriza por infiltración de polimorfonucleares (PMN) de la mucosa del antro y el cuerpo.
La gastritis crónica implica cierto grado de atrofia (con pérdida de función de la mucosa) o metaplasia. Compromete predominantemente el antro (con la consiguiente pérdida de células G y menor secreción de gastrina) o el cuerpo (con pérdida de glándulas oxínticas, que determinan disminución de ácido, pepsina y factor intrínseco).