El absceso epidural intracraneal es una colección de pus entre la duramadre y el cráneo. El empiema subdural es una colección de pus entre la duramadre y la aracnoides subyacente. Los síntomas del absceso epidural incluyen fiebre, dolor de cabeza, vómitos, ya veces el letargo, los déficit neurológicos focales, convulsiones o coma. Los síntomas del empiema subdural incluyen fiebre, vómitos, alteración de la consciencia y el desarrollo rápido de signos neurológicos que sugieren la afectación generalizada de un hemisferio cerebral. El diagnóstico se efectúa mediante RM o, si esta no está disponible, TC con contraste. El tratamiento es con drenaje quirúrgico y antibióticos.
(Véase también Introducción a las infecciones cerebrales).
Etiología
El absceso epidural craneano y el empiema subdural suelen ser complicaciones de la sinusitis (especialmente frontal, etmoidal o esfenoidal), o la otitis media, pero pueden producirse tras otras infecciones óticas, traumatismo o cirugía de cráneo y, pocas veces, bacteriemia. Los patógenos son similares a aquellos que producen el absceso encefálico (p. ej., Staphylococcus aureus, Bacteroides fragilis).
En los niños < 5 años, la causa habitual es la meningitis bacteriana; porque la meningitis infantil es ahora infrecuente, es poco usual el empiema subdural en la infancia.
Complicaciones
El absceso epidural se puede extender en el espacio subdural para causar empiema subdural. Tanto el absceso epidural como el empiema subdural pueden progresar hasta la meningitis, la trombosis venosa cortical o el absceso cerebral. El empiema subdural puede propagarse con rapidez para infectar todo el hemisferio cerebral.
Signos y síntomas
Fiebre, cefalea, somnolencia, déficits neurológicos focales (que a menudo indican un empiema subdural cuando los déficits que se desarrollan rápidamente sugieren afectación difusa de un hemisferio cerebral) y convulsiones que suelen evolucionar en varios días.
Los pacientes con absceso epidural intracraneano también pueden desarrollar un absceso subperióstico y osteomielitis del hueso frontal (tumor hinchado de Pott) y los pacientes con empiema a menudo subdural desarrollan signos meníngeos. En el absceso epidural y el empiema subdural, son frecuentes los vómitos. Muchos pacientes pueden desarrollar edema de papila.
Sin tratamiento el paciente experimenta coma y muerte en poco tiempo, en particular en presencia de un empiema subdural.
Diagnóstico
RM con contraste
El diagnóstico de absceso epidural o empiema subdural se realiza mediante RM con contraste o, si esta no está disponible, TC con contraste. Se cultivan muestras de sangre y piezas quirúrgicas para aerobios y anaerobios.
La punción lumbar brinda poca información útil y puede precipitar la herniación cerebral transtentorial. Cuando se sospecha un absceso epidural intracraneano o un empiema subdural (p. ej., sobre la base de la duración de los síntomas de varios días, los déficits focales o los factores de riesgo) en pacientes con signos meníngeos, está contraindicada la punción lumbar hasta que las neuroimágenes descarten una lesión ocupante.
En los lactantes, una punción subdural puede ser diagnóstica y aliviar la presión.
Tratamiento
Drenaje quirúrgico
Antibióticos
Debe realizarse el drenaje quirúrgico de urgencia del absceso epidural o el empiema subdural y toda colección líquida subyacente en los senos.
Mientras se esperan los resultados de los cultivos, la cobertura antibiótica es la misma que los antibióticos usados para tratar el absceso encefálico (p. ej., cefotaxima, ceftriaxona, metronidazol, vancomicina) excepto en los niños pequeños, que pueden requerir otros antibióticos para cualquier meningitis asociada (véase las tablas Antibióticos iniciales para la meningitis bacteriana aguda y Dosificaciones de antibióticos IV comunes para las meningitis bacterianas agudas).
Los anticonvulsivos pueden ser necesarios para controlar las convulsiones, pero no suelen utilizarse como profilaxis. Pueden ser necesarios fármacos como el manitol o la dexametasona si hay evidencia de aumento de la presión intracraneana. La hemicraniectomía puede ser necesaria si la presión intracraneana no puede contrpolarse de otro modo.
Conceptos clave
El absceso epidural y el empiema subdural pueden progresar hasta la meningitis, la trombosis venosa cortical o el absceso cerebral; el empiema subdural puede propagarse con rapidez para infectar todo el hemisferio cerebral.
La fiebre, el dolor de cabeza, el letargo, los déficits neurológicos focales y las convulsiones generalmente evolucionan durante varios días; el vómito y el edema de papila son comunes.
Sin tratamiento, ocurren rápidamente el coma y la muerte.
Indicar RM con contraste o, si esta no está disponible, TC con contraste para diagnosticar el absceso epidural o el empiema subdural.
La punción lumbar brinda poca información útil y puede precipitar la herniación transtentorial.
Drene el absceso epidural o el empiema subdural y cualquier líquido subyacente en los senos paranasales tan pronto como sea posible, y trate con antibióticos (p. ej., cefotaxima, ceftriaxona, metronidazol, vancomicina).