La nefropatía asociada con el HIV se caracteriza por hallazgos clínicos similares a los de la glomeruloesclerosis focal segmentaria y, a menudo, características en la biopsia de glomerulopatía colapsante (una variante de la glomeruloesclerosis focal segmentaria).
La nefropatía asociada con el HIV, un tipo de síndrome nefrótico, parece ser más común entre los pacientes de etnia negra con HIV que son usuarios de drogas inyectables o han cumplido en forma inadecuada su régimen de terapia antirretroviral. La infección de las células renales por el HIV puede contribuir al cuadro.
La mayoría de los hallazgos clínicos son similares a los de la glomerulosclerosis focal y segmentaria, pero la hipertensión es menos común y los riñones mantienen un tamaño aumentado.
La mayoría de los pacientes experimentan una progresión rápida a enfermedad renal terminal en 1 a 4 meses.
Diagnóstico de la nefropatía asociada con el HIV
Biopsia renal
Se sospecha una nefropatía asociada con HIV en pacientes con síndrome nefrótico o nefropatía y que tienen sida o síntomas de sida. La nefropatía asociada con HIV debe distinguirse de los muchos otros trastornos que se producen con mayor frecuencia en los pacientes infectados por HIV y que causan enfermedad renal, como la microangiopatía trombótica (síndrome urémico-hemolítico y púrpura trombocitopénica trombótica), glomerulonefritis mediada por inmunocomplejos y nefritis intersticial o rabdomiólisis inducidas por fármacos (indonavir y ritonavir para la primera, estatinas para la segunda).
Si se realiza una ecografía, esta muestra los riñones de tamaño aumentado y altamente ecogénicos.
En general se realiza una biopsia renal. La microscopia óptica muestra colapso de los capilares de gravedad variable (glomerulopatía colapsante) y distintos grados de matriz mesangial aumentada. Las células tubulares muestran cambios degenerativos marcados y atrofia tubular o dilatación microcítica. Son comunes los infiltrados intersticiales de células inmunitarias, la fibrosis y el edema. Se encuentran inclusiones reticulares tubulares, similares a las del lupus eritematoso sistémico, dentro de las células endoteliales, aunque en la actualidad son raras con las terapias más eficaces para el HIV.
La glomerulosclerosis focal y segmentaria con colapso de los penachos glomerulares y cambios tubulares microquísticos es característica de la nefropatía asociada con HIV (tinción de plata de Jones, ×100).
Imagen proporcionada por Agnes Fogo, MD, and the American Journal of Kidney Diseases' Atlas of Renal Pathology (véase www.ajkd.org).
La nefropatía asociada con HIV puede distinguirse de la glomerulosclerosis focal y segmentaria por la presencia de inclusiones reticulares en el citoplasma de las células endoteliales en la microscopia electrónica de transmisión (×20.000). Sin embargo, estas inclusiones reticulares ahora son raras con el uso de la terapia antirretroviral de gran actividad.
Imagen proporcionada por Agnes Fogo, MD, and the American Journal of Kidney Diseases' Atlas of Renal Pathology (véase www.ajkd.org).
La tensión arterial normal y los riñones de tamaño aumentado en forma persistente ayudan a diferenciar la nefropatía asociada con HIV de la glomerulosclerosis focal y segmentaria.
Tratamiento de la nefropatía asociada con el HIV
Terapia antirretroviral (TAR) e inhibición de la angiotensina
El control de la infección por HIV puede ayudar a minimizar el daño renal; de hecho, la nefropatía asociada con HIV es inusual en pacientes que reciben TARGA y tienen una infección por HIV bien controlada. Es probable que la inhibición de la angiotensina con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) o bloqueantes de los receptores de angiotensina (BRA) logre algún beneficio. El papel de los corticosteroides no está aún bien definido. En algunos centros, se han obtenido resultados excelentes después del trasplante de riñon.