La hematospermia es la presencia de sangre en el semen. Suele asustar mucho a los pacientes, pero en general es benigna. Los hombres a veces confunden la hematuria o la sangre de un compañero sexual con hematospermia.
Fisiopatología de la hematospermia
El semen está formado por los espermatozoides provenientes del epidídimo distal y los líquidos producidos por las vesículas seminales, la próstata y las glándulas de Cowper y bulbouretrales. Por ello, una lesión en cualquier punto de este recorrido puede introducir sangre en el semen.
Etiología de la hematospermia
La mayoría de los casos de hematospermia son
Idiopática y benigna
Estos casos resuelve espontáneamente en unos pocos días hasta algunos meses.
La causa conocida más común es
Otras causas menos frecuentes son otras instrumentaciones, la hiperplasia prostática benigna, las infecciones (p. ej., prostatitis, uretritis, epididimitis) y el cáncer prostático (en varones de más > de 35 o 40 años). En ocasiones, los tumores de las vesículas seminales y de los testículos se asocian con hematospermia. Los hemangiomas de la uretra prostática o de los conductos espermáticos pueden causar una hematospermia masiva.
El parásito trematodo Schistosoma haematobium causa enfermedades importantes en África, regiones del Medio Oriente y el sudeste asiático, puede invadir el tracto urinario y causar hematuria y, en muchas ocasiones, hematospermia. La esquistosomiasis se considera sólo en varones que han pasado mucho tiempo en zonas donde el trastorno es endémico. La tuberculosis es también una causa poco frecuente de hematospermia.
Evaluación de la hematospermia
Anamnesis
Anamnesis de la enfermedad actual debe registrarse la duración de los síntomas. A los pacientes que no brinden de manera voluntaria esta información, se les debe preguntar específicamente si han sido sometidos a una biopsia de la próstata hace poco o si han experimentado algún traumatismo (p. ej., instrumentación urológica, inyecciones en el pene, traumatismo relacionado con la actividad sexual). Los síntomas asociados importantes son hematuria, dificultad para iniciar o detener la micción, nocturia, ardor al orinar y secreciones en el pene. También debe evaluarse la asociación con la actividad sexual.
Revisión por aparatos y sistemas: debe buscar los síntomas de los trastornos que pueden causarla, como la aparición de hematomas espontáneos o al menor traumatismo, las epistaxis frecuentes y el sangrado excesivo de las encías al cepillar los dientes o realizar procedimientos odontológicos (trastornos hematológicos), y fiebre, escalofríos, sudoración nocturna, dolor óseo o pérdida de peso (infecciòn prostática o cáncer).
En relación con los antecedentes personales debe preguntarse específicamente sobre trastornos conocidos de la próstata, radioterapia para cáncer de próstata, antecedentes de exposición a tuberculosis o HIV, factores de riesgo para infecciones de transmisión sexual (relaciones sexuales sin protección, múltiples parejas sexuales), trastornos hemorrágicos conocidos y enfermedades conocidas que predispongan a desarrollar hemorragias (p. ej., cirrosis). En cuanto a los fármacos utilizados, debe registrarse el uso de anticoagulantes o antiplaquetarios. Hay que preguntar al paciente sobre cualquier antecedente familiar de cáncer de próstata y sobre viajes a cualquier región en donde la esquistosomiasis sea endémica.
Examen físico
Se deben evaluar y palpar los genitales externos para detectar signos de inflamación (eritema, masa, dolor a la palpación), especialmente a lo largo del epidídimo. El tacto rectal permite examinar en la próstata cualquier aumento de tamaño, sensibilidad incrementada o tumoración.
Signos de alarma
Los siguientes hallazgos son de particular importancia:
Síntomas que duran > 1 mes en ausencia de una biopsia de próstata reciente
Lesión palpable a lo largo del epidídimo o en la próstata
Viaje a una región donde la esquistosomiasis es prevalente
Síntomas sistémicos (p. ej., fiebre, pérdida de peso, sudoración nocturna)
Interpretación de los hallazgos
En los pacientes cuyos síntomas aparecen después de una biopsia de próstata se puede brindar tranquilidad de que la hematospermia es inocua y que desaparecerá por sí sola, aunque a menudo persiste durante varios meses.
Los pacientes jóvenes sanos con hematospermia de corta duración, antecedentes normales y examen físico sin hallazgos y sin antecedentes de viajes probablemente tengan un trastorno idiopático.
Los pacientes con signos anormales en el examen de la próstata pueden tener un cáncer de este órgano, una hiperplasia prostática benigna o una prostatitis. Las secreciones uretrales indican una posible infección de transmisión sexual.
El dolor del epidídimo a la palpación indica una infecciones de transmisión sexual o, en raras ocasiones, tuberculosis (más probable en pacientes con factores de riesgo para la exposición o inmunocomprometidos).
Los hallazgos característicos de un trastorno hemorrágico o el uso de fármacos que aumentan el riesgo de hemorragias indican una causa precipitante, pero no descartan una patología de base.
Estudios complementarios
En la mayoría de los casos, especialmente en hombres de menos de 35 o 40 años, la hematospermia es casi siempre benigna. Si no se encuentran anomalías importantes en el examen físico (incluyendo el tacto rectal), debe realizarse un análisis completo de orina, un urocultivo y un análisis para infecciones de transmisión sexual, pero no son necesarios otros estudios.
Los pacientes que pueden tener un trastorno de base más grave y que deben ser estudiados con más detalle son los que presentan
Una mayor duración de los síntomas (> 1 mes)
Hallazgos anormales en el examen físico
Fiebre, pérdida de peso o sudoración nocturna
Estos signos son especialmente preocupantes en varones de más de 40 años. Las pruebas por realizar son análisis de orina completos, urocultivo, detección del antígeno prostático específico (PSA) y una ecografía transrectal. A veces, se usan la RM y las citoscopias. Rara vez está indicado un análisis del semen, que puede ser útil cuando los antecedentes de viajes indican una posible exposición a S. haematobium.
Tratamiento de la hematospermia
El tratamiento se dirige a la causa, si ésta se conoce. Para casi todos los pacientes, la única intervención necesaria consiste en darles la seguridad de que la hematospermia no es un signo de cáncer y no afecta su función sexual. Si se sospecha una prostatitis, puede tratarse con sulfametoxazol/trimetoprima u otro antibiótico durante 4 a 6 semanas. Debido a que pueden causar tendinopatía, las fluoroquinolonas no deben usarse para infecciones urinarias no complicadas siempre que sea posible.
Conceptos clave
La mayoría de los casos son idiopáticos o se producen por una biopsia de próstata.
Las pruebas se necesitan principalmente en pacientes con síntomas prolongados o hallazgos anormales en el examen físico.
Debe considerarse como probable la esquistosomiasis en pacientes que han viajado a zonas endémicas.