Efectos secundarios de la quimioterapia

PorRobert Peter Gale, MD, PhD, DSC(hc), Imperial College London
Revisado/Modificado jul 2024
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La quimioterapia se refiere a los medicamentos administrados para destruir o retrasar el crecimiento de las células cancerosas. Sin embargo, dado que los fármacos quimioterápicos actúan sobre todo el organismo (por ejemplo, sobre todas las células que se encuentran en una etapa determinada del desarrollo), son atacadas tanto las células sanas como las cancerosas. Las células sanas también se dañan durante la quimioterapia, por tanto, es probable que se produzcan efectos adversos.

La quimioterapia suele causar náuseas, vómitos, inapetencia, adelgazamiento, fatiga y un número bajo de células sanguíneas, lo que conduce a anemia y a un riesgo mayor de contraer infecciones. También se suele perder el cabello y existen otros efectos secundarios que varían según el tipo de fármaco.

Efectos gastrointestinales

Los efectos gastrointestinales (del tubo digestivo) son muy frecuentes e incluyen

  • Inapetencia

  • Náuseas y vómitos

  • Diarrea

Estos efectos también pueden estar causados por el propio cáncer

La pérdida de apetito es frecuente y puede causar pérdida de peso. A las personas que pierden más del 10% de su peso corporal ideal no les va tan bien como a las que son capaces de mantener su peso o pierden menos peso. Los médicos alientan a las personas a mantener una buena nutrición. Existen varios medicamentos que aumentan el apetito, pero no está claro si realmente pueden revertir la pérdida de peso, mejorar la calidad de vida o prolongar la supervivencia.

Las náuseas y vómitos perjudican de forma importante la calidad de vida. Se suele pensar que todos los fármacos contra el cáncer causan náuseas y vómitos, pero estos síntomas son más probables con ciertos fármacos y en ciertas situaciones. Las náuseas y los vómitos suelen evitarse o aliviarse con fármacos (antieméticos), en particular con granisetrón, ondansetrón o aprepitant. Los médicos pueden administrar estos medicamentos antes de una dosis de quimioterapia, así como para tratar las náuseas y los vómitos después de que hayan comenzado. Las náuseas disminuyen ingiriendo pequeñas cantidades de comida cada vez y evitando los alimentos con gran contenido de fibra, que provocan gases, o que estén muy calientes o muy fríos. En algunas regiones, se receta marihuana para aliviar las náuseas y los vómitos causados por la quimioterapia.

La diarrea es frecuente después del tratamiento con fármacos de quimioterapia o con fármacos de terapia dirigida (y después de la radioterapia). La diarrea se suele tratar con loperamida

Bajas concentraciones de glóbulos sanguíneos

Las citopenias, una carencia de uno o de más tipos de células sanguíneas, son consecuencia del efecto tóxico que los fármacos antineoplásicos (quimioterápicos) tienen sobre la médula ósea (donde se producen las células sanguíneas). Por ejemplo, una persona puede desarrollar números anormalmente bajos de

Los glóbulos rojos transportan el oxígeno desde los pulmones a todas las células del cuerpo. Sin suficientes glóbulos rojos, las personas pueden estar pálidas, tener fatiga o debilidad. Si la anemia empeora, aparecen mareos, sed, sudoración o incluso dificultad respiratoria y dolor torácico. Si la anemia se vuelve grave, se transfunde un concentrado de glóbulos rojos (eritrocitos). También se puede administrar un factor de crecimiento de los glóbulos rojos, la eritropoyetina, pero se prefiere la transfusión porque existe un riesgo menor de coágulos sanguíneos.

Cuando se padece neutropenia, el riesgo de contraer una infección es mayor porque los glóbulos blancos son una defensa esencial contra la infección. Cuando la temperatura corporal es superior a 38º C en presencia de neutropenia, se considera una urgencia. En este caso, se debe evaluar la posibilidad de que haya una infección, que puede requerir antibióticos e incluso hospitalización. Casi nunca se transfunden glóbulos blancos, porque, cuando se hace, sobreviven solo unas pocas horas y producen muchos efectos adversos. En cambio, pueden administrarse determinadas sustancias (por ejemplo, el factor estimulante de colonias de granulocitos) que estimulan la producción de glóbulos blancos.

Las plaquetas son pequeñas partículas parecidas a células que se encuentran en la sangre y que la ayudan a coagularse cuando un vaso sanguíneo está seccionado o roto. Las personas que no poseen suficientes plaquetas (trombocitopenia) son propensas a presentar hematomas y a sangrar con facilidad. Si la trombocitopenia es grave, las personas afectadas pueden sufrir una hemorragia digestiva o un sangrado encefálico. Las plaquetas pueden transfundirse para tratar y ayudar a prevenir el sangrado.

Úlceras en la boca

A menudo, aparece inflamación e incluso úlceras en las membranas mucosas, como el revestimiento de la boca. Las úlceras bucales son dolorosas y dificultan la deglución. Existen diversas soluciones orales (que, por lo general, contienen un antiácido, un antihistamínico y un anestésico local) que contribuyen a aliviar el malestar. En contadas ocasiones, es necesario administrar un apoyo nutricional mediante una sonda de alimentación que se coloca directamente en el estómago o en el intestino delgado, o incluso por vía intravenosa.

Depresión y ansiedad

La depresión y la ansiedad pueden ser el resultado de la terapia del cáncer, así como del cáncer mismo.

Daño orgánico y otros tipos de cáncer

A veces, los fármacos antineoplásicos dañan otros órganos, como los pulmones, el corazón o el hígado. Por ejemplo, las antraciclinas (como la doxorubicina), un tipo de inhibidor de la topoisomerasa, dañan el corazón cuando se administra en dosis totales altas.

Cuando se recibe quimioterapia, en particular con agentes alquilantes, se presenta un riesgo mayor de desarrollar leucemia varios años después del tratamiento. Ciertos medicamentos, sobre todo los agentes alquilantes, causan infertilidad en algunas mujeres y en la mayoría de los hombres que los reciben.

Síndrome de lisis tumoral y síndrome de liberación de citoquinas (citocinas)

Puede aparecer síndrome de lisis tumoral después de la quimioterapia porque, al destruir las células cancerosas, estas pueden liberar sus contenidos en el torrente sanguíneo. Los productos de desecho de las células muertas, como el ácido úrico y los electrólitos, pueden dañar los riñones o el corazón. El síndrome de lisis tumoral aparece sobre todo en las leucemias agudas y en los linfomas no hodgkinianos (linfoma no Hodgkin), pero también puede ocurrir después del tratamiento de otros tipos de cáncer. En ocasiones, este síndrome se puede prevenir administrando alopurinol antes y durante la quimioterapia para evitar altos niveles de ácido úrico. También se pueden administrar líquidos por vía intravenosa para que los riñones eliminen estos productos tóxicos con rapidez.

El síndrome de liberación de citoquinas (citocinas) está relacionado con el síndrome de lisis tumoral, pero es distinto. El síndrome de liberación de citoquinas (citocinas) ocurre cuando se activan grandes cantidades de glóbulos blancos y liberan sustancias inflamatorias llamadas citoquinas (citocinas). Es una complicación frecuente de las terapias basadas en células como las que usan células CAR-T y algunos anticuerpos monoclonales. Los síntomas consisten en fiebre, fatiga, pérdida de apetito, dolor muscular y articular, náuseas, vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, respiración acelerada, dolor de cabeza, confusión y alucinaciones. Las concentraciones de oxígeno en la sangre y la presión arterial pueden disminuir y dañar los órganos del cuerpo. En general, el tratamiento para el síndrome de liberación leve de citoquinas (citocinas) es de apoyo e implica el alivio de síntomas como fiebre, dolor muscular o fatiga. La terapia con oxígeno, líquidos y medicamentos para elevar la presión arterial y medicamentos para disminuir la inflamación puede ser necesaria en personas con síndrome de liberación de citoquinas (citocinas) más grave.

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