Neutropenia

(agranulocitosis; granulocitopenia)

PorDavid C. Dale, MD, University of Washington
Revisado/Modificado abr 2023
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Datos clave

La neutropenia es un número anormalmente bajo de neutrófilos (un tipo de glóbulos blancos) en la sangre.

  • Si es grave, aumenta de manera importante el riesgo de padecer una infección potencialmente mortal.

  • A menudo es un efecto secundario del tratamiento del cáncer con quimioterapia o radioterapia.

  • Los médicos sospechan neutropenia en las personas que tienen infecciones frecuentes o inusuales.

  • Para realizar el diagnóstico se utiliza una muestra de sangre y, si la causa no es evidente, una muestra de médula ósea.

  • El tratamiento depende de la causa y de la gravedad del trastorno, y puede incluir fármacos para estimular la producción de neutrófilos por parte del propio organismo.

  • Se administran antibióticos si la persona tiene neutropenia y fiebre u otros signos de infección.

Los neutrófilos son un tipo de glóbulos blancos que constituyen la principal defensa del organismo contra las infecciones bacterianas agudas y ciertas infecciones por hongos. Por lo general, representan un 45 a 75% de los glóbulos blancos presentes en el torrente sanguíneo. Sin el papel fundamental de defensa de los neutrófilos, las personas tienen problemas para controlar las infecciones y riesgo de morir por una infección.

La neutropenia puede resolverse rápidamente cuando la infección se resuelve o la exposición se interrumpe.

La neutropenia crónica puede durar meses o años.

Gravedad de la neutropenia

El límite inferior característico del recuento de neutrófilos es de unas 1500 célulaos por microlitro de sangre (1,5 × 109 cellulas por litro). Cuando el recuento desciende por debajo de esta concentración, el riesgo de infección aumenta. La gravedad de la neutropenia se clasifica como:

  • Leve: 1000 a 1500/mcL (1 a 1,5 × 109/L)

  • Moderada: 500 a 1000/mcL (0,5 a 1 × 109/L)

  • Grave: menos de 500/mcL (0,5 × 109/L)

Si el recuento de neutrófilos es menor de 500 células por microlitro (neutropenia grave), el riesgo de infección aumenta notablemente. Los afectados incluso pueden desarrollar infecciones debidas a las bacterias que normalmente residen de forma inofensiva en la boca y los intestinos.

Causas de la neutropenia

La neutropenia tiene muchas causas posibles, pero se dividen en dos categorías principales:

  • La destrucción o la utilización de los neutrófilos es más rápida que la capacidad de la médula ósea para producir células nuevas.

  • La producción de los neutrófilos en la médula ósea se reduce.

Gasto o destrucción rápidos de neutrófilos

Muchos trastornos hacen que los neutrófilos sean utilizados o destruidos. Entre estos trastornos se incluyen algunas infecciones bacterianas, alergias y tratamientos farmacológicos (por ejemplo con fármacos que se utilizan para tratar el hipertiroidismo). Las personas con un trastorno autoinmunitario pueden generar anticuerpos que destruyen a los neutrófilos, provocando una neutropenia. Las personas con un agrandamiento del bazo pueden tener un número bajo de neutrófilos, porque este órgano los atrapa y destruye.

Producción reducida de neutrófilos

La producción de neutrófilos en la médula ósea puede estar reducida como consecuencia del cáncer, infecciones víricas como la gripe, infecciones bacterianas como la tuberculosis, mielofibrosis, o carencia de vitamina B12 o de ácido fólico. Las personas que han recibido radioterapia con afectación de la médula ósea también pueden desarrollar neutropenia.

Algunos medicamentos, incluyendo (pero sin limitarse a los mismos) la fenitoína, las sulfamidas y muchos de los utilizados para el tratamiento del cáncer (quimioterapia), así como ciertas toxinas (benceno e insecticidas), también afectan la capacidad de la médula ósea para producir neutrófilos.

La producción de neutrófilos en la médula ósea también se ve afectada por un trastorno grave denominado anemia aplásica (en la cual la médula ósea puede detener por completo la producción de glóbulos sanguíneos).

Ciertos trastornos hereditarios muy poco frecuentes también provocan un descenso en el número de neutrófilos. En la neutropenia cíclica, el número de neutrófilos aumenta y disminuye regularmente durante un período de semanas. En la neutropenia crónica benigna, los recuentos de neutrófilos son bajos, pero las infecciones son poco frecuentes, probablemente porque las personas producen números adecuados de neutrófilos como respuesta a la infección. La neutropenia congénita grave es un grupo de trastornos que evitan que los neutrófilos maduren; los afectados desarrollan infecciones graves desde la lactancia.

Síntomas de la neutropenia

La neutropenia puede desarrollarse

  • Súbitamente, en pocas horas o días, en respuesta a ciertas infecciones o exposiciones

  • Gradualmente

La neutropenia, en sí misma, no presenta síntomas específicos, por tanto se suele diagnosticar cuando aparece una infección. Las personas pueden tener fiebre y laceraciones dolorosas (úlceras) alrededor de la boca y el ano. Pueden producirse neumonía bacteriana y otras infecciones graves.

En la neutropenia crónica, las personas afectadas pueden presentar pocos síntomas, si el número de neutrófilos no es extremadamente bajo.

Cuando la neutropenia es causada por un tratamiento con fármacos, las personas afectadas pueden presentar fiebre, sarpullido y ganglios linfáticos inflamados.

En la neutropenia cíclica, las personas afectadas pueden presentar síntomas que aparecen y desaparecen siguiendo las disminuciones y recuperaciones del recuento de glóbulos blancos.

¿Sabías que...?

  • Debido a que la neutropenia no produce síntomas específicos, los médicos no suelen sospechar el trastorno a menos que haya infecciones frecuentes y poco usuales.

Diagnóstico de la neutropenia

  • Hemograma completo

  • Examen de la médula ósea

Cuando las personas padecen infecciones frecuentes o raras, o cuando las personas están tomando fármacos que se sabe que causan neutropenia, los médicos solicitan una analítica sanguínea (un hemograma completo) para llegar al diagnóstico. Un número bajo de neutrófilos indica neutropenia.

En muchos casos, la neutropenia es predecible y se conoce su causa, como en las personas tratadas con quimioterapia o radioterapia. Cuando la causa es desconocida, hay que determinarla. Tanto si la causa es conocida como desconocida, los médicos suelen buscar también una infección oculta que pueda haber causado la neutropenia.

Determinación de la causa

Los médicos preguntan sobre fármacos o exposición a sustancias tóxicas, y buscan infecciones u otras enfermedades que pueden causar neutropenia. Con frecuencia extraen una muestra de médula ósea utilizando una aguja. Esta muestra se analiza al microscopio para establecer si su apariencia es normal, si el número de células precursoras de los neutrófilos es normal, y si se observa una maduración de los neutrófilos normal. Al determinar si el número de células madre está por debajo de sus valores normales, y si están madurando adecuadamente, es posible determinar si el problema reside en una producción celular defectuosa o si estas células están siendo utilizadas o destruidas en la sangre. Algunas veces, el examen de la médula ósea indica si está siendo afectada por otras enfermedades, tales como la leucemia u otros cánceres, o infecciones, como la tuberculosis.

Si se sospecha un trastorno hereditario, los médicos pueden solicitar pruebas genéticas.

Evaluación de la infección

Debido a que las personas con neutropenia pueden no tener todos los síntomas y hallazgos típicos de la exploración de una infección, los médicos hacen preguntas detalladas acerca de los síntomas y realizan una exploración de la cabeza a los pies. Las pruebas se realizan para cualquier hallazgo relacionado; por ejemplo, si la persona tiene malestar abdominal, puede hacerse una tomografía computarizada (TC).

Incluso si no hay otros síntomas, si la persona tiene fiebre, los médicos también suelen indicar análisis de orina y urocultivo, hemocultivos y una radiografía de tórax. Para realizar un cultivo, se toma una muestra del material que va a analizarse (en este caso, orina o sangre) y se envía al laboratorio para hacer crecer las bacterias u otros microorganismos que pudieran estar presentes.

Tratamiento de la neutropenia

  • Antibióticos

  • Fármacos para estimular la producción de neutrófilos

Lo más importante es tratar cualquier infección que se encuentre. En las personas con neutropenia grave, las infecciones pueden convertirse rápidamente en graves o mortales. Incluso si los médicos no pueden diagnosticar una infección específica, se presume que las personas con neutropenia y fiebre tienen una infección y se les suministran antibióticos eficaces contra los microorganismos infecciosos más comunes.

El tratamiento de la propia neutropenia depende de su causa y gravedad. La administración de fármacos que pueden producir neutropenia debe interrumpirse en la medida de lo posible, así como evitar el contacto con toxinas.

A veces, la médula ósea se recupera por sí misma sin tratamiento. La neutropenia que acompaña a las infecciones víricas (como la gripe) puede ser temporal y resolverse después de que la infección se haya solucionado. Las personas con una neutropenia leve no suelen presentar síntomas y pueden no requerir tratamiento.

Quienes padecen una neutropenia grave pueden morir rápidamente por una infección debido a la incapacidad de su cuerpo para combatir los microorganismos invasores. En caso de infección, estas personas suelen ser hospitalizadas y recibir tratamiento inmediato con antibióticos, incluso antes de identificar la causa y la localización exacta de la infección. La fiebre, síntoma que en las personas con neutropenia suele ser síntoma de infección, es un signo importante para solicitar atención médica inmediata.

El factor de crecimiento denominado factor estimulante de colonias de granulocitos (G-CSF, por sus siglas en inglés) estimula la producción de neutrófilos en la médula ósea, aumenta los neutrófilos en sangre y previene las fiebres, las úlceras bucales y las infecciones bacterianas en pacientes con neutropenia grave. Se administra en forma de inyección (bajo la piel o en una vena).

La inmunoglobulina antitimocítica y otros tipos de tratamiento que inhiben la actividad del sistema inmunitario pueden administrarse por vía intravenosa cuando está presente una enfermedad como la anemia aplásica.

Si la neutropenia está causada por otro trastorno (como tuberculosis o leucemia, u otros tipos de cánceres), el tratamiento del trastorno subyacente puede resolverla. El trasplante de médula ósea (o de células madre) no se recomienda como tratamiento de la neutropenia en sí, pero puede ser de utilidad para tratar ciertas causas graves de neutropenia, como la anemia aplásica o la leucemia.

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