Gripe

PorSophie Katz, MD, MPH, Vanderbilt University Medical Center
Revisado/Modificado may 2024
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Datos clave

La gripe es una infección viral de los pulmones y de las vías respiratorias producida por uno de los virus de la gripe. Provoca fiebre, secreción nasal, dolor de garganta, tos, cefalea, dolores musculares (mialgias) y sensación de malestar general.

  • El virus se transmite por la inhalación de gotitas expulsadas por una persona infectada al toser o estornudar, o al tener contacto directo con las secreciones nasales de una persona infectada.

  • La gripe a menudo comienza con escalofríos, seguidos de fiebre, dolores musculares, cefalea, dolor de garganta, tos, secreción nasal y malestar general.

  • La gripe se diagnostica a menudo según los síntomas.

  • Descansar, tomar mucho líquido y evitar esfuerzos puede ayudar a la persona a recuperarse, así como tomar analgésicos, descongestionantes y en ocasiones antivíricos.

  • La vacunación anual contra la gripe es la mejor manera de prevenir la enfermedad.

La gripe es notablemente distinta del resfriado común. La provoca un virus diferente y produce síntomas mucho más graves. Además, la gripe afecta a las células de las vías respiratorias bajas.

Transmisión de la gripe

El virus de la gripe se transmite por

  • Inhalar gotitas que una persona infectada ha tosido o estornudado

  • Tener contacto directo con las secreciones nasales de una persona infectada

  • La manipulación de artículos domésticos que han estado en contacto con personas infectadas o con sus secreciones

Tipos y cepas de la gripe

Existen 3 tipos de virus de la gripe:

  • Tipo A

  • Tipo B

  • Tipo C

Dentro de los virus de la gripe de tipo A y B existen muchas cepas diferentes, pero todas causan una enfermedad similar. Las diferentes cepas causan los brotes estacionales regulares de gripe. El tipo C no causa una gripe típica.

El tipo A causa la mayoría de los casos de gripe (por regla general más del 70% en una temporada típica) y la mayoría de los otros casos están causados por el tipo B. La gripe de tipo C se produce con menos frecuencia, sobre todo en los niños.

La cepa del virus de la gripe que causa brotes siempre cambia ligeramente, por lo cual cada año el virus es algo distinto del de años anteriores. Estos cambios suelen bastar para que las vacunas que eran previamente efectivas dejen de serlo.

Las cepas de gripe de tipo A se nombran según las versiones específicas de dos proteínas presentes en la superficie del virus. Las proteínas son H (por hemaglutinina) y N (por neuraminidasa). Existen 18 proteínas H y 11 proteínas N diferentes. Por lo tanto, una cepa podría llamarse gripe A, H1N1. Una cepa H1N1 fue responsable de la llamada pandemia de gripe porcina de 2009-2010. (Una pandemia es una epidemia mundial importante). Más recientemente, las cepas de H3N2 han causado la mayoría de las infecciones en Estados Unidos.

El nombre de una cepa a menudo refleja su tipo, el lugar donde apareció por primera vez (por ejemplo, gripe de Hong Kong) o un animal (por ejemplo, gripe porcina) y el año en que se detectó.

Epidemias y pandemias de gripe

En una epidemia de gripe muchas personas se enferman en un periodo muy breve de tiempo. Cada año, en todo el mundo, aparecen brotes generalizados de gripe durante el final del otoño o comienzos del invierno en climas templados (lo que se conoce como epidemia estacional). Las epidemias de gripe pueden ocurrir en dos fases:

  • En primer lugar, en los escolares y las personas que conviven con ellos

  • En segundo lugar, en personas que estén confinadas en el hogar o que vivan en centros de atención permanente, sobre todo las personas ancianas.

Normalmente, cada epidemia de la enfermedad se produce por una sola cepa del virus de la gripe.

Una pandemia de gripe se refiere a un brote que se ha extendido a través de una región extensa, por lo general a través de continentes y, a veces, incluso a nivel mundial. Ha habido sólo 6 pandemias importantes de gripe desde 1889. Una pandemia de gripe es preocupante, ya que por lo general sólo tiene lugar cuando se ha producido un cambio más importante que de costumbre en la cepa del virus de la gripe. Cuando se produce un cambio tan importante, esa cepa de la gripe puede afectar a muchas más personas y causar una enfermedad más grave. El riesgo de muerte es mayor. Aunque no se sabe a ciencia cierta, los científicos piensan que la pandemia de gripe de 1918 causó entre 30 y 50 millones de muertes en todo el mundo, incluyendo cerca de 675 000 en Estados Unidos.

En 2009-2010 hubo una epidemia de la cepa H1N1 del virus de la gripe (véase Tipos de gripe y cepas) que se generalizó y se consideró una pandemia. Esta cepa contenía una combinación de genes de los virus de la gripe porcina, aviar y humana. Debido a que los primeros informes se centraron en el componente porcino, se la denominó públicamente "gripe porcina", aunque no se contrajo directamente de los cerdos. Las personas contrajeron esta infección por el virus de la gripe de otras personas infectadas (contagio de persona a persona), como la gripe común.

Síntomas de la gripe

Los síntomas de la gripe comienzan entre 1 y 4 días después de la infección y pueden ser repentinos. Los escalofríos o la sensación de frío muy intenso son a menudo los primeros síntomas. La fiebre es habitual durante los primeros días y puede llegar a alcanzar los 39-39,5º C. Muchos afectados se sienten tan enfermos, débiles y cansados, que deben guardar cama durante días. Tienen dolores y molestias en todo el cuerpo, sobre todo en la espalda y las piernas. El dolor de cabeza suele ser intenso y se acompaña de dolor alrededor y detrás de los ojos. La luz brillante empeora el dolor de cabeza.

Al principio, los síntomas respiratorios suelen ser relativamente leves y pueden incluir dolor y picor de garganta, sensación de quemazón en el pecho, tos seca y congestión nasal; posteriormente, la tos se hace más intensa y se acompaña de flemas (esputo).

Es posible que la piel esté caliente y enrojecida, sobre todo en la cara. La boca y la garganta se enrojecen, y aparecen lagrimeo y congestión ocular. También pueden aparecer náuseas y vómitos, en especial en los niños. Algunas personas pierden el sentido del olfato durante días o semanas; en raras ocasiones, la pérdida es permanente.

La mayoría de los síntomas remiten al cabo de 2 o 3 días; sin embargo, la fiebre a veces dura hasta 5 días. La tos, la debilidad, la sudoración y la fatiga persisten durante varios días, y en algunos casos durante semanas. La irritación moderada de las vías respiratorias puede conllevar una disminución en la duración o la intensidad del ejercicio que pueda realizar el afectado, y puede tardar entre 6 y 8 semanas en resolverse por completo, igual que las sibilancias leves.

Complicaciones

La complicación más frecuente de la gripe es

En la neumonia viral, el mismo virus de la gripe se propaga a los pulmones. Algunas personas con neumonía vírica también se infectan con bacterias y desarrollan neumonía bacteriana; esto puede suceder cuando las bacterias (como neumococos o bien estafilococos) atacan las defensas debilitadas de la persona. En ambos casos el paciente muestra un empeoramiento de la tos, dificultad para respirar, fiebre persistente o recurrente, y en ocasiones esputo purulento o sanguinolento.

Las personas con alto riesgo de complicaciones y muerte por la gripe son

  • Niños menores de 5 años; los niños menores de 2 años tienen un riesgo especialmente alto

  • Los adultos mayores de 65 años

  • Personas con trastornos médicos crónicos (en particular diabetes mellitus y trastornos que afectan el corazón, los pulmones, los riñones, el hígado o el sistema inmunológico)

  • Personas con obesidad extrema (índice de masa corporal [IMC] de 40 o más)

  • Mujeres en el 2º o 3º trimestre del embarazo y hasta 2 semanas después del parto

  • Las personas con trastornos que aumentan el riesgo de atragantarse con las secreciones orales, como el accidente cerebrovascular u otros trastornos neurológicos que causan debilidad, además de los trastornos convulsivos

Diagnóstico de la gripe

  • Evaluación médica

  • En algunas ocasiones análisis en muestras de sangre o secreciones respiratorias

  • A veces, una radiografía de tórax y la medición de los niveles de oxígeno en la sangre

Por lo general, la población conoce los síntomas de la gripe y, como se produce en epidemias, suele ser diagnosticada correctamente por la misma persona que la sufre o bien por sus familiares. La gravedad de los síntomas y la presencia de fiebre muy alta y de dolor en distintas zonas del cuerpo la distinguen de un resfriado común, en especial cuando ocurre durante una epidemia de gripe. Es más difícil identificar correctamente la gripe solo por los síntomas cuando no hay epidemia.

Prueba analítica

Los análisis de muestras de las secreciones respiratorias permiten identificar el virus de la gripe. Los análisis de sangre pueden ayudar a determinar lo enferma que está la persona a causa de la infección. Las pruebas se realizan principalmente cuando las personas se encuentran muy enfermas o si los médicos sospechan que los síntomas pueden deberse a alguna otra causa. Algunos análisis pueden realizarse en la consulta del médico.

Si el médico sospecha que se ha desarrollado una neumonía, realiza una radiografía de tórax y mide los niveles de oxígeno en sangre con un sensor colocado en un dedo (pulsioximetría).

Tratamiento de la gripe

  • Reposo y muchos líquidos

El mejor tratamiento para la gripe es el reposo adecuado, beber grandes cantidades de líquido y evitar cualquier esfuerzo. Las actividades habituales pueden reanudarse de 24 a 48 horas después de que la temperatura corporal vuelva a la normalidad, pero casi siempre son necesarios varios días para lograr la recuperación completa.

La fiebre y los dolores pueden tratarse con paracetamol (acetaminofeno) o antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno y la aspirina (ácido acetilsalicílico). Debido al peligro de desarrollar síndrome de Reye, no debe administrarse aspirina (ácido acetilsalicílico) a los niños y a los adolescentes (menores de 18 años). El paracetamol (acetaminofeno) y el ibuprofeno sí pueden utilizarse en los niños si es necesario. Otras medidas útiles para el resfriado común, como los descongestionantes nasales contribuyen a aliviar los síntomas.

Los medicamentos antivíricos (oseltamivir, zanamivir, baloxavir marboxil y peramivir) son eficaces en el tratamiento de las personas con gripe. Sin embargo, estos medicamentos solo son eficaces si se toman durante el primer o segundo día después del inicio de los síntomas. Los medicamentos antivíricos reducen la gravedad de los síntomas y acortan la duración de la fiebre y el tiempo necesario para volver a las actividades normales, pero solo en un día aproximadamente. Aun así, estos fármacos son muy eficaces en algunas personas.

El fármaco o los fármacos utilizados dependen del virus específico que ha causado la infección. El oseltamivir y el baloxavir marboxil, tomados por vía oral, y el zanamivir, tomado por inhalación, son útiles tanto contra el virus de la gripe A como contra el de la gripe B. Oseltamivir se puede utilizar en niños pequeños, incluso de 1 año de edad. El zanamivir puede usarse en adultos y niños de 7 años y mayores, y el baloxavir puede usarse en adultos y niños de 12 años y mayores. El peramivir se administra mediante inyección intravenosa en una sola dosis y se puede usar en adultos y niños a partir de 2 años de edad que no toleran los fármacos por vía oral o inhalados.

Si se desarrolla una infección bacteriana, los médicos prescriben antibióticos.

Prevención de la gripe

La prevención consiste en

  • La vacunación anual para todas las personas de 6 meses o más de edad (con raras excepciones)

  • A veces, medicamentos antivirales (antivíricos)

La prevención es importante para todas las personas, pero en especial para los profesionales de la salud y las que presentan un alto riesgo de complicaciones por la gripe.

¿Sabías que...?

  • Todas las personas de 6 meses o más de edad, con raras excepciones, deben recibir una vacuna contra la gripe cada año.

Vacunas contra la gripe

La vacunación anual es la mejor manera de evitar coger la gripe.

Para una discusión detallada de las vacunas contra la gripe, véase Vacuna contra la gripe. La vacunación está indicada para la mayoría de las personas, pero es especialmente importante para las personas de alto riesgo y los profesionales de la salud.

Las vacunas contra la gripe suelen proteger contra 3 o 4 cepas diferentes del virus de la gripe. Las cepas del virus que causan los brotes de gripe cambian cada año. Así pues, se desarrollan vacunas distintas cada año, para no quedarse atrás respecto a los cambios que se producen en los virus. Los expertos intentan predecir la cepa de virus que atacará cada año en función de la cepa del virus predominante en la temporada anterior de gripe y de las que estén causando la enfermedad en otras partes del mundo. Cuando las proteínas H y N de la vacuna coinciden con las de las cepas de gripe que causan la epidemia actual, la vacuna disminuye la tasa de infección en adultos sanos en un porcentaje entre el 70 y el 90%.

En las personas ancianas que viven en residencias la vacuna es menos efectiva para prevenir la gripe, pero reduce las posibilidades de desarrollar neumonía y de sufrir un desenlace mortal. Debido a que el sistema inmunitario se debilita a medida que las personas envejecen, se ha diseñado una vacuna contra la gripe con dosis elevadas específicamente para personas mayores de 65 años. Esta vacuna con dosis elevadas puede estimular una respuesta inmunitaria más contundente en las personas mayores.

La vacuna contra la gripe se puede administrar al mismo tiempo que la vacuna contra el COVID-19.

Medicamentos antivíricos

Aunque la vacunación es el método preferido de prevención, en ciertas personas pueden utilizarse varios fármacos antivirales para prevenir la infección por el virus de la gripe.

Durante un brote de gripe se administran fármacos antivíricos a las personas que han sido vacunadas dentro de las 2 semanas anteriores (porque la vacuna tarda 2 semanas en ser efectiva). El tratamiento farmacológico se interrumpe 2 semanas después de la vacunación. Además, los antivirales se utilizan para proteger a las personas con trastornos que hacen que la vacunación sea ineficaz o peligrosa.

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