La histoplasmosis es una infección causada por el hongo Histoplasma capsulatum. Afecta principalmente a los pulmones, aunque en ocasiones se extiende a todo el organismo.
La histoplasmosis se contrae al inhalar esporas del hongo.
La mayoría de las personas no presentan síntomas, pero algunas sienten malestar y tienen fiebre y tos, algunas veces con dificultad respiratoria.
En ocasiones la infección se disemina, provoca un aumento de tamaño del hígado, el bazo y los ganglios linfáticos, y daña otros órganos.
El diagnóstico se basa en el cultivo y el examen de las muestras de tejido y fluidos.
La necesidad de tratamiento con fármacos antimicóticos depende de la gravedad de la infección.
(Véase también Introducción a las infecciones fúngicas.)
La histoplasmosis es particularmente común en los Estados Unidos centrales y del este (en particular a lo largo de los valles de los ríos Ohio y Mississippi). Puede producirse en los Estados del sur. La histoplasmosis también ocurre en algunas partes de América Central y del Sur, África, Asia y Australia. Se han producido brotes asociados con cuevas de murciélagos en todo el mundo y en los Estados Unidos se han declarado en Florida, Texas y Puerto Rico.
Histoplasma se reproduce mejor en la tierra y el polvo contaminados con excrementos de pájaro o de murciélago. Los avicultores, trabajadores de la construcción, espeleólogos (personas que exploran cuevas), y otras personas que trabajan con tierra son los más propensos a inhalar las esporas producidas por Histoplasma. El riesgo de infección es mayor cuando la actividad genera esporas que viajan por el aire (por ejemplo, talado de árboles o demolición de edificios en lugares de construcción ubicados en áreas donde habitan pájaros o murciélagos) o cuando se exploran cuevas.
No obstante, cuando se inhalan grandes cantidades de esporas, se puede padecer una enfermedad grave.
Formas de histoplasmosis
Existen tres formas principales de histoplasmosis:
Histoplasmosis pulmonar aguda: esta forma es la forma inicial de la infección. Se produce en los pulmones y por lo general permanece allí.
Histoplasmosis progresiva diseminada: si el sistema inmunitario de la persona infectada está debilitado o es todavía inmaduro, la infección puede extenderse (diseminarse) a través del torrente sanguíneo a otras partes del organismo, como el cerebro, la médula espinal, el hígado, el bazo, los ganglios linfáticos, las glándulas suprarrenales, el sistema digestivo o la médula ósea. Esta forma raramente ocurre en adultos sanos. Suele presentarse en niños pequeños desnutridos o de muy corta edad, o en personas cuyo sistema inmunitario está debilitado, como ocurre con las que tienen VIH/sida, las que se han sometido a un trasplante de órganos o las que toman fármacos que deprimen el sistema inmunitario, incluidos los corticoesteroides.
Histoplasmosis cavitaria crónica: en esta forma de la enfermedad, se forman gradualmente (a lo largo de varias semanas) uno o más espacios (cavidades) en los pulmones. La infección no se propaga de los pulmones a otras partes del cuerpo.
Síntomas de la histoplasmosis
La mayoría de las personas infectadas por Histoplasma no presentan ningún síntoma o bien únicamente desarrollan síntomas muy leves.
Los síntomas de la infección varían según el tipo de histoplasmosis.
Histoplasmosis pulmonar aguda
Los síntomas suelen aparecer de 3 a 17 días después de la inhalación de esporas. Los afectados pueden notar malestar, tener fiebre y tos, y sentirse como si tuvieran la gripe. Los síntomas suelen desaparecer sin tratamiento en un periodo de 2 semanas, y pocas veces duran más de 6 semanas.
Las personas que inhalan muchas esporas pueden desarrollar neumonía. Pueden presentar dificultad respiratoria grave y estar enfermos durante meses.
La histoplasmosis pulmonar aguda es mortal en raras ocasiones, pero puede ser grave en personas con el sistema inmunitario debilitado (como las que tienen sida).
Histoplasmosis progresiva diseminada
Al principio los síntomas son inespecíficos la persona infectada puede sentirse cansada, débil o con malestar general. Posteriormente los síntomas pueden empeorar muy despacio o de forma extremadamente rápida.
Puede producirse una neumonía, pero rara vez es grave, excepto en personas con sida. En raras ocasiones, puede aparecer meningitis (inflamación de los tejidos que recubren el cerebro y la médula espinal), cuyos síntomas principales son dolor de cabeza y rigidez en el cuello. El hígado, el bazo y los ganglios linfáticos aumentan de tamaño. Con menor frecuencia, la infección produce úlceras en la boca y el intestino. En pocas ocasiones, resultan dañadas las glándulas suprarrenales (lo que causa enfermedad de Addison).
Incluso con tratamiento, la histoplasmosis puede ser rápidamente mortal en personas con sida.
Histoplasmosis crónica cavitaria
Esta infección pulmonar se presenta de manera gradual a lo largo de varias semanas, produciendo tos y progresiva dificultad para respirar. Los síntomas incluyen pérdida de peso, sudores nocturnos, febrícula y malestar general.
La mayoría de las personas se recuperan sin tratamiento. Sin embargo, la dificultad respiratoria puede continuar empeorando y algunas personas expectoran sangre, a veces abundante. El tejido pulmonar se destruye y se forma tejido cicatricial. El daño pulmonar o la invasión bacteriana de los pulmones puede llegar a causar la muerte.
Diagnóstico de la histoplasmosis
Cultivo y examen de muestras de tejidos o líquidos corporales
En ocasiones, análisis de sangre y orina
Radiografía de tórax
Para diagnosticar la histoplasmosis, el médico obtiene muestras de esputo, orina o sangre. Los médicos pueden usar una sonda de observación (broncoscopio) a través de la cual se pueden tomar muestras de los pulmones. O pueden hacer una biopsia para tomar muestras del hígado, la médula ósea o los ganglios linfáticos. Estas muestras se envían al laboratorio para realizar un cultivo y examinarlas.
La orina y la sangre se analizan en busca de proteínas (antígenos) liberadas por el hongo. Se puede solicitar una prueba para identificar el material genético del hongo (su ADN).
Los médicos también hacen una radiografía de tórax para buscar evidencias de infección pulmonar.
En algunas formas infrecuentes de infección se requiere la ayuda de especialistas en enfermedades infecciosas para el diagnóstico (y el tratamiento).
Tratamiento de la histoplasmosis
Medicamentos antifúngicos
La histoplasmosis pulmonar aguda en personas por lo demás sanas rara vez requiere tratamiento con medicamentos. Sin embargo, si las personas no mejoran después de un mes, a menudo se prescribe itraconazol por vía oral. A aquellas que desarrollan una neumonía grave, se les administra anfotericina B por vía intravenosa, seguida de itraconazol.
La histoplasmosis diseminada progresiva necesita tratamiento. Si la infección es grave, se administra anfotericina B por vía intravenosa, seguida de itraconazol por vía oral.
Si las personas con sida desarrollan histoplasmosis, es posible que necesiten tomar de por vida un medicamento antifúngico, que suele ser el itraconazol. Sin embargo, es posible suspender el tratamiento con fármacos antifúngicos después de 1 año si su recuento de CD4 (el número de un tipo de leucocitos que disminuye cuando el sida no está controlado) es igual o superior a 150 células por microlitro de sangre.
En la histoplasmosis crónica cavitaria puede eliminarse el hongo con itraconazol o, en caso de infecciones más graves, con anfotericina B. Sin embargo, el tratamiento no puede revertir la destrucción causada por la infección. Por consiguiente, muchas personas continúan padeciendo problemas respiratorios, parecidos a los de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Por esta razón debe iniciarse el tratamiento lo antes posible con el fin de limitar la lesión pulmonar.
Pronóstico de la histoplasmosis
La histoplasmosis primaria aguda casi siempre desaparece sin tratamiento.
La histoplasmosis crónica cavitaria puede ser mortal.
La histoplasmosis diseminada progresiva no tratada supone una tasa de mortalidad superior al 90%.