Placenta previa

PorAntonette T. Dulay, MD, Main Line Health System
Revisado/Modificado abr 2024
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Datos clave

La placenta previa es la inserción (implantación) de la placenta sobre la abertura del cuello uterino, en la parte inferior del útero, y no en la parte superior del mismo.

  • La mujer puede presentar una hemorragia indolora, a veces abundante, a finales del embarazo.

  • La ecografía suele confirmar el diagnóstico.

  • Es posible que la actividad modificada sea suficiente, pero si la hemorragia es grave y continúa o si el feto o la madre desarrollan problemas, se realiza un parto por cesárea.

Normalmente, la placenta se encuentra en la parte superior del útero. En la placenta previa, la placenta se localiza en la parte inferior. Recubre la abertura del cuello uterino (la entrada del canal del parto). A veces, la placenta se encuentra ubicada cerca de la abertura del cuello uterino (llamada placenta baja) y no sobre la misma.

La placenta previa se produce en cerca de 1 de cada 800 partos. Durante el segundo trimestre, hasta el 2% de las mujeres embarazadas sufren placenta previa. La placenta previa puede detectarse en la ecografía. Sin embargo, se resuelve por sí sola en más del 90% de las mujeres antes del parto. Si no se resuelve, la placenta puede desprenderse del útero, lo que priva al bebé de su suministro de sangre. El paso del bebé a través del canal de parto también puede desgarrar la placenta y provocar hemorragias graves.

Entre los factores de riesgo (circunstancias que aumentan el riesgo de sufrir un trastorno) para la placenta previa se cuentan los siguientes:

  • Haber tenido más de un embarazo

  • Haber tenido un parto por cesárea

  • Tener una anomalía estructural del útero, como un fibroma

  • Haberse sometido a un procedimiento que afecta el útero, como la extirpación de fibromas uterinos (miomectomía) o una dilatación y legrado (D y L) practicada en diversas ocasiones

  • Tabaquismo

  • Estar embarazada de gemelos, trillizos o más bebés (partos múltiples)

  • Edad materna avanzada

Síntomas de la placenta previa

La placenta previa a menudo no causa síntomas, y los médicos la descubren durante una ecografía de rutina del segundo trimestre.

La placenta previa puede causar sangrado indoloro de la vagina que comienza de repente. La sangre suele ser de color rojo brillante. Si la hemorragia se intensifica, compromete la vida de la mujer y la del feto. Algunas mujeres también presentan contracciones.

La placenta previa puede causar problemas al feto, como los siguientes:

Si la mujer ha tenido previamente placenta previa con un parto por cesárea, el riesgo de que la placenta se adhiera demasiado firmemente al útero (placenta acreta) aumenta. La placenta adherida o acreta pertenece a un grupo de trastornos llamados espectro de la placenta adherida. Estos trastornos difieren en cuanto a la firmeza con la que la placenta está adherida al útero.

Diagnóstico de la placenta previa

  • Ecografía

Los médicos sospechan de placenta previa en mujeres embarazadas con sangrados vaginales que se inician durante el segundo o tercer trimestre del embarazo. La ecografía ayuda a los médicos a identificar la placenta previa y a diferenciarla de una placenta que se ha desprendido prematuramente (desprendimiento placentario).

Si la mujer presenta sangrado vaginal y el médico cree que la causa es la placenta previa, puede monitorizar la frecuencia cardíaca del feto para determinar si el feto tiene problemas, como por ejemplo si no recibe suficiente oxígeno.

Problemas con la placenta

Normalmente, la placenta se encuentra en la parte superior del útero y se mantiene adherida firmemente a la pared uterina hasta después del parto. La placenta transporta oxígeno y nutrientes de la madre al feto.

En el desprendimiento de la placenta (abruptio placentae), esta se desprende de la pared uterina de forma prematura y provoca una hemorragia uterina que reduce el suministro de sangre y de nutrientes al feto. La mujer que presenta este trastorno debe ser hospitalizada, y el bebé puede nacer prematuramente.

En la placenta previa, la placenta se localiza sobre el cuello uterino, en la parte inferior del útero. La placenta previa puede causar una hemorragia indolora que comienza bruscamente después de las 20 semanas de embarazo. La hemorragia que puede llegar a ser bastante intensa. El parto es por lo general por cesárea.

Tratamiento de la placenta previa

  • Hospitalización y actividad modificada

  • Parto entre las semanas 36 y 37 si el sangrado se ha detenido

  • Parto por cesárea inmediato si la madre o el feto tienen problemas

Cuando la hemorragia es ligera y aparece antes de las 36 semanas de embarazo, el médico, por lo general, aconseja la hospitalización de la mujer y le indica que limite su actividad hasta que cese la hemorragia. Limitar su actividad (llamada actividad modificada o reposo en cama modificado) significa que debe permanecer acostada la mayor parte del día. Si el sangrado se detiene, se permite a la mujer reanudar gradualmente sus actividades diurnas. Si la hemorragia no reaparece, por lo general se la da de alta, siempre y cuando le sea fácil volver al hospital. Los médicos recomiendan no tener actividad sexual, ya que podría desencadenarse una nueva hemorragia.

Si el sangrado recurre, la mujer es rehospitalizada y puede permanecer allí hasta el parto.

Algunos expertos recomiendan administrar corticoesteroides a la madre para ayudar a que los pulmones del feto maduren cuando sea necesario un parto prematuro, generalmente aproximadamente antes de las 34 semanas de gestación.

Si la madre no tiene contracciones y el sangrado se ha detenido, los médicos pueden inducir el parto a las 36 o 37 semanas de gestación.

El parto se lleva a cabo de forma inmediata cuando ocurre una de las circunstancias siguientes:

  • La hemorragia es profusa o no se detiene.

  • La frecuencia cardíaca del feto es anormal.

  • La presión arterial de la mujer es demasiado baja.

En las mujeres con placenta previa, el parto se hace por cesárea, realizada antes de que el parto comience de forma natural. El parto vaginal puede ser posible en mujeres con placenta baja.

Las mujeres que sangran profusamente pueden requerir transfusiones de sangre.

Las mujeres con sangre Rh-negativa reciben inmunoglobulina Rho (D) para prevenir la enfermedad hemolítica del feto (eritroblastosis fetal). Este trastorno se produce cuando una mujer embarazada tiene sangre Rh negativa y el feto tiene sangre Rh positiva.

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