Placenta acreta (placenta adherida)

PorJulie S. Moldenhauer, MD, Children's Hospital of Philadelphia
Revisado/Modificado ene 2024
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La placenta acreta es la placenta adherida al útero de manera anormalmente firme.

  • Haberse sometido a un parto por cesárea, tener placenta previa (cuando la placenta cubre el cuello uterino) en el embarazo actual o ambos aumenta el riesgo de placenta accreta.

  • Si la mujer presenta factores de riesgo de placenta adherida, se le realiza una ecografía periódicamente durante el embarazo para comprobar la existencia de esta complicación.

  • Si el riesgo de placenta accreta es alto, los médicos pueden hablar con la mujer embarazada sobre la planificación de un parto por cesárea con una histerectomía (extirpación del útero) unas semanas antes de la fecha probable del parto.

Después del parto del bebé, por lo general la placenta se desprende del útero y la mujer puede empujarla ella sola o con la ayuda de un médico o una comadrona. Cuando la placenta está muy adherida pueden quedar fragmentos en el útero después del parto. En estos casos, la expulsión de la placenta se retrasa y aumenta el riesgo de hemorragia y de infección del útero. La hemorragia puede poner en peligro la vida de la mujer.

En Estados Unidos, las tasas de parto por cesárea han aumentado y, por lo tanto, también han aumentado las tasas de placenta accreta.

Factores de riesgo

El hecho de haberse sometido a una cesárea en un embarazo anterior o presentar placenta previa en el embarazo actual aumenta el riesgo de placenta accreta (placenta adherida). Si ambos factores están presentes, el riesgo aumenta considerablemente. Otros factores de riesgo incluyen

  • Tienen 35 años o más

  • Embarazos previos múltiples

  • Fibromas bajo el revestimiento del útero (endometrio)

  • Cirugía uterina previa distinta de una cesárea, incluyendo la extirpación de miomas

  • Trastornos del revestimiento uterino, como el síndrome de Asherman (cicatrización del revestimiento uterino debida a una infección o a cirugía)

Diagnóstico de la placenta acreta

  • Ecografía

  • Algunas veces, resonancia magnética nuclear (RMN)

Si una mujer reúne circunstancias que aumentan el riesgo de placenta acreta, los médicos suelen realizar una ecografía antes del parto para comprobar si la placenta está adherida. Las ecografías se realizan con un dispositivo portátil que se coloca en el abdomen o en la vagina de la mujer, y se realizan periódicamente, a partir de las 20 a 24 semanas de embarazo. Si el resultado de la ecografía no es claro, puede realizarse una RMN.

Durante el parto, se sospecha placenta acreta (placenta adherida) si se presenta alguna de las características siguientes:

  • La placenta no se ha expulsado dentro de los 30 minutos posteriores a la expulsión del bebé.

  • Los médicos no pueden separar manualmente la placenta del útero.

  • El intento de extraer la placenta da lugar a un sangrado abundante.

Tratamiento de la placenta acreta

  • Histerectomía por cesárea

Si los médicos detectan que la placenta está adherida antes del parto, normalmente se realiza una cesárea seguida de la extirpación del útero (histerectomía poscesárea). En este procedimiento el bebé nace por cesárea. A continuación se extirpa el útero junto con la placenta. Este procedimiento se suele practicar a las 34 semanas de embarazo aproximadamente. De esta manera se intenta evitar la hemorragia potencialmente mortal que puede ocurrir cuando la placenta se queda adherida después del parto. No obstante, el procedimiento puede causar problemas, como un sangrado abundante. También pueden desarrollarse coágulos de sangre si la cirugía tiene una elevada duración y/o requiere un largo período de reposo en cama después. Los coágulos se pueden desplazar por el torrente sanguíneo y bloquear una arteria pulmonar (una afección denominada "embolia pulmonar"). La histerectomía poscesárea debe practicarla un cirujano experimentado y debe hacerse en un hospital que esté equipado para atender este tipo de complicaciones.

Si la mujer se plantea tener más hijos en el futuro, los médicos tratan de preservar el útero utilizando diversas técnicas. Sin embargo, estas técnicas no se pueden utilizar si el sangrado es muy abundante o es probable que lo sea (debido a la ubicación de la placenta).

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