Introducción a la vaginitis (infección o inflamación vaginal)

PorOluwatosin Goje, MD, MSCR, Cleveland Clinic, Lerner College of Medicine of Case Western Reserve University
Revisado/Modificado mar 2023
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Las infecciones vaginales son uno de los motivos más frecuentes de visita a la consulta, suponiendo millones de visitas anuales.

  • Las infecciones vaginales están causadas por microorganismos infecciosos (como bacterias o levaduras).

  • Las infecciones suelen producir una secreción vaginal con prurito, enrojecimiento y a veces quemazón y dolor de la vagina y la vulva (labios).

  • Los médicos examinan una muestra de líquidos de la vagina o el cuello uterino para detectar microorganismos infecciosos.

  • El tratamiento depende de la causa.

La vaginitis es un término que generalmente se refiere a infecciones vaginales, pero también se puede usar para describir la inflamación de la vagina o la vulva (labios), sin infección. La vaginitis puede causar flujo vaginal, malestar, prurito u olor vaginal y, a veces, irritación, enrojecimiento, prurito o hinchazón de la vulva. La inflamación de la vulva se llama vulvitis. La vulvovaginitis es el trastorno causado por la inflamación de la vulva y de la vagina.

Las infecciones vaginales incluyen

La vaginosis bacteriana se produce cuando aparece un cambio en el equilibrio o crecimiento excesivo de las bacterias normales en la vagina. No se considera una infección vaginal, pero puede causar síntomas similares.

Una secreción vaginal puede también tener su causa en una infección que afecta a otros órganos reproductores, más que a la vagina. Por ejemplo, puede producirse una secreción si el cuello uterino (la parte inferior y estrecha del útero que se abre hacia la vagina) está infectado por ciertas infecciones de transmisión sexual, como clamidia o bien gonorrea. Las bacterias que causan estas infecciones pueden diseminarse desde el cuello uterino hasta el útero, e incluso a través de las trompas de Falopio y hacia el interior de la cavidad abdominal. La infección que afecta al útero u otros órganos del aparato reproductor superior se denomina enfermedad inflamatoria pélvica.

El herpes genital, que puede causar vesículas en la vulva (la zona alrededor de la abertura de la vagina), la vagina y el cuello uterino, también causa secreción vaginal.

Sin embargo, estos síntomas de vaginitis no indican necesariamente una infección; en su lugar, pueden ser el resultado de otros trastornos que afectan a la vagina o vulva. Por ejemplo, sustancias químicas u otros materiales (como productos de higiene o de baño, detergentes para la ropa, espumas y geles anticonceptivos o ropa interior sintética) pueden irritar la vagina y provocar una secreción y malestar. En estos casos, la inflamación resultante se denomina vaginitis no infecciosa (vaginitis inflamatoria). Otra forma de vaginitis no infecciosa es la vaginitis atrófica, que puede aparecer en las mujeres después de la menopausia porque el tejido vaginal se vuelve seco y propenso a la irritación debido a la disminución del nivel de estrógeno.

Anatomía reproductiva femenina interna

Causas de la vaginitis

Las infecciones vaginales pueden producirse por bacterias, levaduras y otros microorganismos infecciosos.

Ciertos factores pueden hacer más probable una infección:

  • Reducción de la acidez (aumento del pH) en la vagina: el pH de la vagina suele ser ácido. La menopausia, el semen, el uso de productos vaginales o la infección pueden cambiar el pH de la vagina. Cuando disminuye la acidez de la vagina desciende el número de bacterias protectoras (lactobacilli) que suelen vivir en ella y aumenta el número de bacterias que pueden causar una infección, dando lugar en algunos casos a una vaginosis bacteriana.

  • Irritación o alergia: la irritación de los tejidos vaginales (por ejemplo, debido a una reacción a ciertos tipos de jabón u otros productos vaginales) puede provocar grietas o llagas, que proporcionan acceso a las bacterias y las levaduras al torrente sanguíneo.

  • Exposición prolongada a la humedad: si la vulva o la vagina están expuestas a la humedad durante mucho tiempo, se puede estimular el crecimiento de bacterias y levaduras (por ejemplo, cuando se toma un baño sentada o no se cambian las toallas sanitarias menstruales o para la incontinencia con la frecuencia suficiente).

  • Exposición a bacterias de otras fuentes: las bacterias del sistema digestivo pueden ingresar en la vagina, alterando el equilibrio de las bacterias o causando una infección. Por ejemplo, si la materia fecal del ano entra en contacto con la vagina, las bacterias pueden entrar en esta. Las formas de prevenir esto consisten en mantener el área limpia y limpiarse de adelante hacia atrás después de orinar o defecar.

  • Lesión en los tejidos: si existen lesiones en los tejidos de la pelvis, las defensas naturales del organismo se debilitan. Los daños pueden ser consecuencia del embarazo o el parto, lesiones, cirugía, medicamentos, cáncer o radioterapia.

Algunas causas específicas de infecciones vaginales son más frecuentes en ciertos grupos de edad.

Niñas

En las niñas, las infecciones vaginales suelen estar causadas por bacterias de la materia fecal de la zona anal. Estas bacterias se pueden trasladar a la vagina cuando las niñas, especialmente las de 2 a 6 años de edad, se limpian de atrás hacia adelante después de orinar o defecar o no limpian adecuadamente su área anal y genital después de las deposiciones. El contacto frecuente de la zona genital también puede desplazar estas bacterias a la vagina, en especial si las niñas no se lavan las manos después de defecar.

En ocasiones, los niños colocan objetos pequeños (como papel de seda) en las cavidades del cuerpo, incluida la vagina. Un objeto colocado en la vagina puede causar una infección vaginal.

El abuso sexual es otra posible causa. Durante el abuso sexual se pueden contagiar infecciones de transmisión sexual, como las que causan infecciones vaginales.

Los oxiuros (lombrices) también pueden causar infecciones vaginales.

¿Sabías que...?

  • Las niñas pueden contraer una infección vaginal si las bacterias de la defecación entran en contacto con la vagina, a menudo limpiándose de atrás hacia adelante.

Mujeres en edad fértil

Los cambios hormonales que se producen poco antes y durante los periodos menstruales o durante el embarazo pueden reducir la acidez vaginal, al igual que las duchas vaginales, el uso de espermicidas y el semen. La reducción de la acidez puede alterar el equilibrio de las bacterias y aumentar el riesgo de inflamación o infección.

Mantener los tampones puestos demasiado tiempo puede provocar una infección, posiblemente porque los tampones proporcionan un ambiente cálido y húmedo donde pueden proliferar las bacterias y porque su uso prolongado puede irritar la vagina.

¿Sabías que...?

  • Las duchas vaginales no son saludables para la vagina, ya que pueden eliminar las bacterias protectoras normales, lo que aumenta el riesgo de infección.

Mujeres posmenopáusicas

Después de la menopausia, los niveles de estrógenos en la sangre disminuyen. Como resultado, los tejidos de la vagina se adelgazan, se vuelven más secos y más frágiles. Pueden formarse grietas o heridas, lo que facilita el acceso de bacterias y levaduras. Además, disminuye la acidez vaginal, con lo que aumenta el riesgo de infección.

En caso de incontinencia urinaria o incontinencia fecal y/o confinamiento en cama puede haber dificultades para mantener limpia la zona genital. La exposición prolongada a la orina y las heces puede provocar una infección.

Mujeres de todas las edades

A cualquier edad, las circunstancias que aumentan el riesgo de contraer una infección vaginal son:

  • Irritación de los tejidos vulvares o vaginales o reacción alérgica

  • Daño a los tejidos de la vulva, la vagina o la pelvis

Los síntomas de la vaginitis pueden estar causados por exposiciones diferentes a los organismos infecciosos. Por ejemplo, la vaginitis puede ser consecuencia de una alergia (hipersensibilidad) o una irritación debida a los aerosoles o perfumes higiénicos, el uso de compresas menstruales, jabones, blanqueadores, suavizantes de telas, colorantes, fibras sintéticas, aditivos para el baño, papel higiénico, espermicidas, lubricantes o cremas vaginales, o en algunas personas, condones de látex o anillos o diafragmas anticonceptivos.

El daño a los tejidos de la vulva, la vagina o la pelvis puede ocurrir debido al embarazo y el parto, lesiones, cirugía, medicamentos, cáncer o radioterapia. El tejido dañado es más vulnerable a la infección. En raras ocasiones, el parto, la cirugía o la radioterapia pueden dar lugar a una fístula (conexión anormal) entre el intestino y los órganos reproductores internos, lo que puede permitir que las bacterias del intestino los infecten.

Tabla
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Síntomas de la vaginitis

Las infecciones vaginales suelen causar una secreción vaginal que difiere de la secreción vaginal normal.

Es normal que las mujeres en edad fértil tengan una secreción vaginal. El flujo vaginal normal es transparente, blanco o amarillo pálido. Puede ocurrir todos los días o de forma intermitente, por lo general en pequeñas cantidades. La secreción anormal suele ir acompañada de prurito, enrojecimiento y, a veces, ardor o dolor en la zona genital y puede desprender un olor a pescado. El aspecto y la cantidad de secreción puede variar según la causa.

El prurito puede dificultar el sueño. Ciertas infecciones hacen que se sienta dolor durante el coito y que la micción sea dolorosa y más frecuente.

En escasas ocasiones pueden adherirse entre sí los pliegues de piel que rodean los orificios de la vagina y de la uretra.

Sin embargo, a veces los síntomas son leves o inexistentes.

Diagnóstico de la vaginitis

  • Evaluación médica

  • Examen y análisis de una muestra de la secreción y/o líquido del cuello uterino

Ante la presencia de secreción vaginal con prurito u olor a pescado u otros síntomas vulvares o vaginales, como enrojecimiento, quemazón, molestias o dolor durante el coito, se debe acudir a la consulta.

Historia clínica (anamnesis)

Para determinar la causa, el médico pregunta por la secreción vaginal (si existe), por las posibles causas de los síntomas y por la higiene. El médico también puede preguntar a la mujer afectada lo siguiente:

  • ¿Cuándo comenzó la secreción?

  • ¿Cómo es la secreción y a qué huele?

  • ¿La secreción produce prurito, quemazón, dolor, o una herida en la zona genital?

  • ¿La secreción es intermitente o constante?

  • ¿Cuándo aparecen los síntomas en relación con el periodo menstrual?

  • ¿Ha habido exposición a nuevos jabones, detergentes, lociones vaginales u otros productos?

  • ¿Se ha producido una secreción anormal antes? En caso afirmativo, ¿Cuál fue el diagnóstico y cómo respondió al tratamiento?

  • ¿Ha utilizado tratamientos (incluyendo remedios caseros) para tratar de aliviar los síntomas?

  • ¿Qué tipo de control de natalidad ha usado en el pasado y está usando en este momento?

También se pregunta acerca de la posibilidad de una infección de transmisión sexual (ETS). Por ejemplo, se le puede preguntar a una mujer si es sexualmente activa y, en caso afirmativo, si ha tenido actividad sexual sin preservativo, si ella o su pareja tienen más de una pareja y si la pareja tiene síntomas de una infección de transmisión sexual (ITS). Esta información ayuda al médico a determinar si los síntomas pueden ser causados por una infección de transmisión sexual y si otras personas requieren tratamiento.

Exploración física y pruebas

El médico lleva a cabo una exploración pélvica con un espéculo (instrumento metálico o de plástico que separa las paredes de la vagina) y examina las áreas más profundas de la vagina y el cuello uterino (la parte inferior del útero). Al explorar la vagina, se toma una muestra de la secreción, si existe, con un hisopo de algodón. La muestra se examina con un microscopio. Con la información obtenida en estos exámenes puede determinarse si la causa es una vaginosis bacteriana, una vaginitis por Trichomonas o una infección por levaduras.

Por lo general, también se utiliza un hisopo para tomar una muestra de líquido del cuello uterino. La muestra se examina para detectar infecciones de transmisión sexual.

Para determinar si existe otra infección en la pelvis, se exploran el útero y los ovarios insertando los dedos índice y medio (corazón) de una mano enguantada en la vagina y presionando la parte externa del abdomen inferior con la otra. Si esta maniobra causa mucho dolor o la mujer tiene fiebre, puede que exista otra infección.

Si la causa puede ser irritación o una reacción alérgica, los médicos aconsejan suspender el uso de los productos que sean posibles causas (por ejemplo, jabones nuevos, detergentes, productos vaginales). Si los síntomas se resuelven, se puede volver a utilizar cada producto de uno en uno para comprobar si alguno fue la causa de los síntomas.

Evaluación en niños

En los niños, la exploración pélvica debe ser realizada por un médico experimentado. Si se requiere un examen con espéculo, se suele realizar bajo anestesia.

Si las niñas presentan vaginitis por Trichomonas, el médico valora la posibilidad de que la causa sea el abuso sexual. Los médicos también consideran el abuso si la niña tiene flujo vaginal inexplicable que puede ser debido a una infección de transmisión sexual.

Tratamiento de las vaginitis

  • Tratamiento de la causa

  • Tratamiento de los síntomas

  • Evitación o irritantes o alérgenos

Las infecciones vaginales (como vaginosis bacteriana, vaginitis por Trichomonas e infecciones por levaduras) se tratan con antibióticos o medicamentos antifúngicos.

Si hay un cuerpo extraño, se elimina.

Si se descubre que los síntomas se deben a irritación o a una alergia, debe evitarse el producto identificado como causa.

A veces, si aún no se ha identificado una causa o si se necesita tiempo para que un tratamiento funcione, las medidas de comodidad pueden ayudar a aliviar los síntomas. Colocar compresas de hielo en la zona genital, aplicar compresas frías o sentarse en un baño de asiento frío pueden reducir el dolor y el prurito. El baño de asiento se toma en posición sentada con el agua cubriendo solo la zona de los genitales y el recto. Enjuagar la zona genital con agua tibia a chorro procedente una botella también puede proporcionar alivio para el dolor y el prurito.

También pueden ser necesarios medicamentos para disminuir los síntomas. Los antihistamínicos administrados por vía oral también alivian el prurito. También causan somnolencia y pueden ser útiles si los síntomas interfieren con el sueño.

Prevención de la vaginitis

La prevención incluye los siguientes elementos:

  • Mantener la zona genital limpia y seca para evitar la irritación y los cambios en el equilibrio bacteriano (se recomienda lavar con un jabón suave sin perfume y enjuagar y secar a fondo)

  • Limpiarse de adelante hacia atrás después de orinar o defecar para evitar que las bacterias de la materia fecal pasen a la vagina

  • Evitar las duchas vaginales porque pueden eliminar las bacterias habituales y protectoras de la vagina y reducir la acidez vaginal, lo que aumenta la probabilidad de aparición de infecciones, incluida la enfermedad inflamatoria pélvica.

  • Practicar sexo seguro

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