La neumonía es una infección de los pulmones que afecta a los pequeños sacos de aire (alvéolos) y a los tejidos que los rodean.
Esta infección puede estar causada por bacterias, virus u hongos.
Los recién nacidos presentan diversos síntomas según el momento en el que se ha producido la infección después del nacimiento.
El diagnóstico se basa en una radiografía y en los resultados de los análisis de sangre.
La infección se trata con antibióticos.
(Véase también Introducción a las infecciones de los recién nacidos e Introducción a la pulmonía en adultos.)
La neumonía es la infección bacteriana grave más frecuente en los recién nacidos después de la sepsis y se clasifica como
Neumonía de inicio temprano: comienza en el momento del nacimiento o en las horas posteriores al mismo
Neumonía de inicio tardío: comienza después de los 7 días de edad
La neumonía de inicio tardío afecta con mayor frecuencia a recién nacidos que se encuentran en unidades de cuidados intensivos neonatales (UCIN) y que requieren un tubo de respiración (intubación endotraqueal, véase Ventilación mecánica) para problemas pulmonares. El hecho de tener un tubo de respiración aumenta el riesgo de neumonía.
La neumonía puede estar causada por varios microorganismos, como bacterias, virus u hongos, que penetran en los pulmones. Los recién nacidos se infectan después de pasar por el canal del parto de la madre o después de entrar en contacto con microorganismos en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN) o en el pabellón neonatal.
Síntomas de la neumonía en los recién nacidos
Los síntomas de la neumonía bacteriana varían según cuándo se ha infectado el niño.
Los recién nacidos que sufren neumonía de inicio temprano presentan síntomas similares a los síntomas de sepsis en recién nacidos, como un aspecto apático y aspecto de no estar bien alimentados.
Los recién nacidos que sufren neumonía de inicio tardío desarrollan problemas respiratorios inexplicables y pueden necesitar oxígeno adicional o más apoyo respiratorio. La cantidad de esputo (moco espeso o con alteración de la coloración) aumenta y cambia (por ejemplo, se vuelve más espesa y marrón). Los lactantes pueden estar muy enfermos y tener una temperatura inestable.
Diagnóstico de neumonía en los recién nacidos
Radiografía de tórax
Análisis de sangre
Pulsioximetría
Pruebas de esputo
Para diagnosticar la neumonía, los médicos solicitan una radiografía de tórax. Solicitan análisis de sangre para identificar bacterias en la sangre. Debido a que los lactantes que sufren neumonía pueden tener concentraciones bajas de oxígeno en la sangre, los médicos miden dichas concentraciones colocando un sensor en un dedo o en el lóbulo de una oreja. Esta prueba se llama pulsioximetría. Los médicos también pueden obtener una muestra de esputo y analizarla para detectar bacterias.
Debido a que la neumonía causada por una bacteria se puede diseminar, los médicos pueden examinar a los recién nacidos para detectar una sepsis, lo que incluye una punción lumbar (véase diagnóstico de la sepsis).
Prevención de la neumonía en los recién nacidos
La neumonía de inicio tardío a menudo se puede prevenir limitando la cantidad de tiempo que los recién nacidos tienen colocado un tubo de respiración. El lavado de manos, el uso de guantes y las superficies descontaminantes también pueden ayudar a prevenir la neumonía de inicio tardío.
Tratamiento de la neumonía en los recién nacidos
Antibióticos por vía intravenosa
A veces, ventilación mecánica u otros tratamientos
Para tratar la neumonía en recién nacidos, los médicos administran antibióticos por vía intravenosa. Cuando identifican el microorganismo específico pueden ajustar el tipo de antibiótico.
Además del tratamiento con antibióticos, pueden ser necesarios otros tratamientos o el uso de una máquina que ayuda a introducir y extraer el aire de los pulmones (ventilador mecánico), líquidos intravenosos, transfusiones de sangre y plasma, y fármacos para apoyar la presión arterial y la circulación.