Trastorno facticio impuesto a uno mismo

(Síndrome de Munchausen)

PorJoel E. Dimsdale, MD, University of California, San Diego
Revisado/Modificado jul 2024
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El trastorno facticio consiste en fingir tener o producir síntomas físicos o psicológicos sin que haya una razón externa aparente (no para un beneficio claro, como faltar al trabajo o a la escuela).

  • La causa es desconocida, pero el estrés y un trastorno grave de la personalidad pueden contribuir a su desarrollo.

  • Los síntomas pueden ser espectaculares y convincentes.

  • La persona puede ir de médico en médico o de hospital en hospital en busca de tratamiento.

  • El médico diagnostica el trastorno una vez ha descartado otros trastornos posibles y ha encontrado pruebas concluyentes de que los síntomas han sido simulados.

  • No existen tratamientos claramente efectivos, pero la psicoterapia puede ayudar.

El trastorno facticio impuesto a uno mismo se denominaba anteriormente síndrome de Münchausen. El trastorno facticio también puede imponerse a otra persona (anteriormente llamado síndrome ficticio por poderes [véase Trastorno facticio impuesto a otro y Introducción a los síntomas somáticos y trastornos relacionados]).

Las personas con trastorno facticio impuesto a uno mismo simulan repetidamente sufrir un trastono. Si realmente sufren un trastorno, exageran o mienten acerca de los síntomas, pretendiendo que están más enfermos o afectados de lo que lo están en realidad. Sin embargo, este trastorno es más complejo que la simple falta de honradez. Se trata de un problema de salud mental asociado a graves dificultades emocionales.

La causa del trastorno ficticio autoimpuesto es desconocida, pero puede estar relacionada con el estrés y con un trastorno grave de la personalidad, normalmente un trastorno límite de la personalidad. La persona puede tener una historia temprana de abusos emocionales y físicos, puede haber sufrido una grave enfermedad durante la infancia o haber tenido un familiar gravemente enfermo. Las personas afectadas parecen tener problemas de identidad y/o autoestima, así como relaciones inestables. Fingir una enfermedad puede ser una manera de aumentar o proteger la autoestima atribuyendo la culpa de la enfermedad a problemas sociales o de trabajo, relacionándose con médicos y centros médicos prestigiosos o apareciendo ante los demás como alguien único, heroico o médicamente bien informado y sofisticado.

Las personas con este trastorno se parecen a los simuladores (personas que fingen tener un trastorno físico para obtener algún tipo de beneficio, como cobrar los pagos del seguro u obtener una baja laboral) porque sus acciones son conscientes e intencionadas. Sin embargo, a diferencia de los simuladores, las personas con trastorno facticio no están motivadas por recompensas externas.

Síntomas del trastorno facticio impuesto a uno mismo

La persona con un trastorno facticio autoimpuesto puede referir síntomas físicos que sugieren un trastorno concreto, como por ejemplo dolor torácico que puede parecer un infarto de miocardio. O puede presentar síntomas que podrían provenir de diversos trastornos, como sangre en la orina, diarrea o fiebre. A menudo saben mucho acerca del trastorno que pretenden sufrir, por ejemplo, que el dolor de un infarto de miocardio se puede propagar desde el tórax hasta el brazo o la mandíbula izquierdos. Pueden alterar registros médicos para proporcionar pruebas de que sufren un trastorno. A veces se provocan el síntoma. Por ejemplo, se pueden pinchar un dedo y poner la sangre en una muestra de orina. O se pueden inyectar bacterias bajo la piel para producir fiebre y llagas.

Las personas con este trastorno son por lo general bastante inteligentes y emprendedoras. No solo saben cómo simular enfermedades de forma convincente, sino que también disponen de sofisticados conocimientos sobre las ciencias médicas. Pueden manipular su atención médica de forma que sean hospitalizadas y sometidas a numerosas pruebas y tratamientos, incluidas las intervenciones de cirugía mayor. Sus mentiras son conscientes, pero no lo son ni sus motivaciones ni la búsqueda de atención que procuran, ambas llevadas a cabo de manera inconsciente. A menudo van de médico en médico y de hospital en hospital para obtener un tratamiento.

Este trastorno puede persistir durante toda la vida.

Diagnóstico del trastorno facticio impuesto a uno mismo

  • Evaluación médica, basada en los criterios estándar de diagnóstico psiquiátrico

  • Una exploración física y, a veces, pruebas médicas para evaluar los trastornos físicos

En primer lugar el médico descarta la existencia de trastornos físicos y mentales mediante la elaboración de la historia clínica, una exploración física completa y la realización de pruebas diagnósticas. La mayor parte del tiempo, la descripción que hace la persona de los síntomas es convincente y a veces engaña a los médicos. Sin embargo, los médicos pueden sospechar un trastorno facticio impuesto a uno mismo basándose en lo siguiente:

  • La historia clínica es espectacular pero inconsistente.

  • El tratamiento empeora los síntomas en lugar de aliviarlos.

  • Cuando los resultados de las pruebas resultan ser negativos o después del tratamiento de un grupo de síntomas, la persona desarrolla síntomas distintos o bien acude a otro hospital para recibir atención.

  • La persona posee un amplio conocimiento de la práctica médica.

  • Y se muestra deseosa y ansiosa porque le realicen pruebas diagnósticas y procedimientos quirúrgicos.

  • Tiene un historial de visitas frecuentes a muchos médicos y hospitales diferentes.

  • Se resiste a dejar que los médicos hablen con miembros de la familia y con médicos que le hayan tratado anteriormente.

El diagnóstico de trastorno facticio impuesto a uno mismo se realiza cuando se confirma todo lo siguiente en una persona que se presenta como enferma, deteriorada o lesionada:

  • Los médicos observan o descubren pruebas de exageración, simulación, falsificación, síntomas autoinducidos o alteraciones de la historia clínica.

  • La persona no tiene incentivos externos obvios para simular o exagerar los síntomas.

  • Se han descartado otros trastornos.

Los médicos pueden derivar a la persona a un psiquiatra u otro profesional de la salud mental.

Si el trastorno se diagnostica de forma temprana, se pueden evitar pruebas de riesgo, procedimientos quirúrgicos y tratamientos innecesarios.

Tratamiento del trastorno facticio impuesto a uno mismo

  • Ningún tratamiento claramente eficaz

No existen tratamientos claramente eficaces. Si la persona recibe tratamiento por el trastorno que está fingiendo, puede sentir alivio temporal pero luego normalmente refiere síntomas adicionales y exige más tratamientos. Una parte importante del tratamiento consiste, por parte del médico, en evitar tratamientos y pruebas innecesarios.

La psicoterapia, en particular la terapia cognitivo-conductual, puede ser beneficiosa. Se centra en cambiar el pensamiento y la conducta de la persona. También le puede ayudar a identificar y trabajar temas subyacentes que están causando el trastorno.

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