Introducción a las arritmias

PorL. Brent Mitchell, MD, Libin Cardiovascular Institute of Alberta, University of Calgary
Revisado/Modificado ene 2023
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Datos clave

Las arritmias (alteraciones del ritmo cardíaco) son secuencias de latidos irregulares, demasiado rápidos, demasiado lentos o que circulan por el corazón por una vía eléctrica anómala.

  • Los trastornos del corazón son la causa más frecuente de arritmias.

  • A veces, se tiene conciencia de estas anomalías, pero en muchas ocasiones solo se sienten las consecuencias, tales como debilidad o desmayos.

  • El diagnóstico se basa en la electrocardiografía (ECG).

  • El tratamiento consiste en restaurar el ritmo normal del corazón y prevenir episodios posteriores.

El corazón es un órgano muscular con cuatro cavidades diseñadas para trabajar de manera eficiente, fiable y constante durante toda la vida. Las paredes musculares de cada cavidad se contraen con una secuencia determinada, bombeando la sangre que necesita el organismo y consumiendo la menor cantidad posible de energía en cada latido.

La contracción de las fibras musculares del corazón está controlada por una corriente eléctrica que recorre el corazón de forma precisa siguiendo distintas trayectorias a una velocidad controlada. La corriente eléctrica que da lugar a cada latido se origina en el nódulo sinusal (nódulo sinoauricular), situado en la parte más alta de la cavidad superior derecha del corazón (aurícula derecha). La velocidad a la que este nódulo descarga la corriente eléctrica determina la frecuencia cardíaca. Esta velocidad está influida por los impulsos nerviosos y por las concentraciones de ciertas hormonas en el torrente sanguíneo.

La frecuencia cardíaca está regulada de forma automática por el sistema nervioso autónomo (sistema neurovegetativo), compuesto por los sistemas simpático y parasimpático. El sistema nervioso simpático incrementa la frecuencia cardíaca mediante una red de nervios, denominada plexo simpático. El sistema nervioso parasimpático disminuye la frecuencia cardíaca mediante un único nervio, el nervio vago.

La frecuencia cardíaca también recibe la influencia de las hormonas que el sistema simpático libera a la circulación sanguínea:

  • Epinefrina (adrenalina)

  • Norepinefrina (adrenalina)

La epinefrina (adrenalina) y la norepinefrina (adrenalina) aumentan la frecuencia cardíaca. Al igual que la hormona tiroidea, liberada al torrente sanguíneo por la glándula tiroidea.

La frecuencia cardíaca normal de un adulto en reposo suele encontrarse entre los 60 y los 100 latidos por minuto. Sin embargo, se considera normal que los adultos jóvenes, y los que tienen buen estado físico, presenten frecuencias más bajas. La frecuencia cardíaca de un individuo suele variar al practicar ejercicio y al sentir estímulos tales como el dolor y la ira. Se considera que el ritmo cardíaco es anómalo solo cuando la frecuencia cardíaca es demasiado rápida (taquicardia), demasiado lenta (bradicardia) o irregular, o cuando los impulsos se desplazan por vías anómalas.

Vías normales de conducción eléctrica

La corriente eléctrica originada en el nódulo sinoauricular se desplaza primero por la aurícula derecha y luego por la aurícula izquierda, de modo que los músculos de estas cavidades se contraen y la sangre se bombea desde las aurículas a las cavidades inferiores del corazón (ventrículos). A continuación, la corriente eléctrica llega hasta el nódulo auriculoventricular, localizado en la parte inferior de la pared que separa las aurículas, cerca de los ventrículos. Este nódulo constituye la única conexión eléctrica entre las aurículas y los ventrículos; Las aurículas están aisladas de los ventrículos por la presencia de tejido que no conduce electricidad. El nódulo auriculoventricular retrasa la transmisión de la corriente eléctrica para que las aurículas puedan contraerse por completo y los ventrículos puedan llenarse con la mayor cantidad de sangre posible antes de recibir señales eléctricas que los obliguen a contraerse.

Después de pasar por el nódulo auriculoventricular, la corriente eléctrica baja hasta llegar al haz de His, un grupo de fibras que se dividen en una rama izquierda hacia el ventrículo izquierdo y en una rama derecha hacia el ventrículo derecho. A continuación, la corriente eléctrica se distribuye de forma regular sobre la superficie de los ventrículos, desde la parte inferior hasta la superior, e inicia su contracción, lo que causa que la sangre sea expulsada del corazón.

Trayectoria de la corriente eléctrica del corazón

El nódulo (seno) sinoauricular (1) inicia un impulso eléctrico que fluye a través de las aurículas derecha e izquierda (2) y las contrae. Cuando el impulso eléctrico alcanza el nódulo auriculoventricular (3), este se retrasa ligeramente. El impulso desciende a través del haz de His (4), que se divide en el haz derecho para el ventrículo derecho (5) y el haz izquierdo para el ventrículo izquierdo (5). El impulso se propaga a continuación a través de los ventrículos y los contrae.

Causas de las arritmias

La causa más frecuente de arritmias es un trastorno cardíaco, en particular la arteriopatía coronaria, las valvulopatías y la insuficiencia cardíaca. Muchos fármacos, ya sea con o sin receta médica, incluidos los que se usan para tratar dolencias cardíacas, pueden ocasionar arritmias. Algunas son consecuencia de anomalías anatómicas presentes desde el nacimiento (defectos congénitos). Los cambios en el sistema eléctrico del corazón debidos a la edad aumentan la probabilidad de que se presenten ciertos tipos de arritmia.

A veces, no se puede identificar ninguna causa.

Arritmias rápidas

Las taquiarritmias (arritmias rápidas) pueden comenzar por sí solas o bien pueden desencadenarse con el ejercicio, el malestar psíquico, el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo o la ingesta de fármacos que contienen estimulantes, como los medicamentos para el resfriado y para la rinitis alérgica.

Una glándula tiroidea hiperactiva (hipertiroidismo), que produce concentraciones altas de hormona tiroidea, causa arritmias rápidas.

Arritmias lentas

Las bradiarritmias (arritmias lentas) se desencadenan con el dolor, el hambre, la fatiga, los trastornos digestivos (como la diarrea y los vómitos) o la deglución, la cual puede estimular el nervio vago en exceso. Con la estimulación suficiente (poco frecuente) el nervio vago puede hacer que el corazón se detenga durante un instante. En la mayoría de estas circunstancias, la arritmia tiende a desaparecer de forma espontánea.

mientras que una glándula tiroidea hipoactiva (hipotiroidismo), que produce concentraciones bajas de hormona tiroidea, causa arritmias lentas.

Síntomas de las arritmias

En ocasiones, las personas son conscientes de las arritmias que padecen. Sin embargo, la percepción de los latidos (palpitaciones) varía mucho de una persona a otra. Algunas sienten los latidos cardíacos normales y la mayoría los perciben cuando se acuestan sobre el lado izquierdo.

Las consecuencias de las arritmias oscilan entre desde las más inocuas hasta las que ponen en peligro la vida. Puede que la gravedad de una arritmia no guarde una relación estrecha con la intensidad de los síntomas que produce. Algunas arritmias con riesgo de muerte no producen síntomas, mientras que otras sin ninguna trascendencia dan lugar a síntomas intensos. A menudo, la naturaleza y la gravedad de la cardiopatía subyacente son más importantes que la arritmia en sí misma.

Cuando las arritmias dificultan la capacidad del corazón para bombear sangre pueden producir debilidad, una menor capacidad para practicar ejercicio, dificultad respiratoria, mareos y desmayo (síncope) o incluso pueden llevar a la muerte. Los desmayos ocurren cuando el corazón bombea de forma tan poco eficiente que ya no puede mantener una presión arterial adecuada. Si dicha arritmia persiste, puede ocasionar la muerte. Las arritmias también empeoran los síntomas de la cardiopatía subyacente, como el dolor torácico y la dificultad respiratoria. Si producen síntomas, requieren atención inmediata.

¿Sabías que...?

  • Algunas arritmias sin mayores consecuencias pueden dar lugar a síntomas molestos, mientras que otras arritmias potencialmente letales pueden no provocar ningún síntoma.

Diagnóstico de las arritmias

  • Electrocardiografía

Por lo general, la descripción de los síntomas por parte del afectado permite realizar un diagnóstico preliminar y determinar la gravedad de la arritmia. Las consideraciones más importantes son si las palpitaciones son

  • Rápidas o lentas

  • Regulares o irregulares

  • Breves o prolongadas

Otra consideración importante es si la arritmia causa síntomas.

Es necesario saber también si las palpitaciones se presentan en reposo o únicamente al realizar una actividad inusual o enérgica, y si comienzan y desaparecen de manera repentina o de forma gradual.

A menudo deben efectuarse ciertos procedimientos diagnósticos que contribuyan a determinar con exactitud la naturaleza de la arritmia y su causa.

La electrocardiografía (ECG) es la principal técnica diagnóstica para detectar las arritmias y determinar su causa. Este procedimiento proporciona una representación gráfica de la corriente eléctrica que da lugar a cada latido cardíaco. Por lo general, el ECG solo registra el ritmo cardíaco durante un espacio de tiempo muy breve.

Dado que las arritmias suelen ser intermitentes, se puede utilizar un equipo de ECG portátil (monitor Holter o monitor de episodios) para registrar el ritmo cardíaco de manera continua o activarlo justo cuando la persona en cuestión percibe un ritmo cardíaco anómalo. Estos monitores pueden usarse durante 24 o 48 horas o hasta 2 semanas, dependiendo del tipo de monitor y de los trastornos que el médico esté buscando. Todos los monitores a largo plazo pueden registrar arritmias esporádicas a medida que la persona realiza actividades diarias normales. Durante el período de registro, la persona también lleva un diario de los síntomas y las actividades para que el médico pueda ver si esos síntomas están correlacionados con las arritmias.

Con el fin de detectar arritmias peligrosas que se producen con muy poca frecuencia, a veces se implanta un dispositivo de registro en la piel, por debajo de la clavícula izquierda. El dispositivo puede permanecer instalado durante periodos largos de tiempo. A través de la piel, transmite de forma electrónica y sin dolor los registros almacenados de irregularidades en el ritmo cardíaco.

Cuando se sospecha la presencia de arritmias potencialmente mortales, se hospitaliza al paciente. Se registra su ritmo cardíaco de forma constante y se muestra en un monitor, parecido a un televisor, situado al lado de la cama o en el puesto de control de enfermería. Así, puede detectarse cualquier problema con rapidez.

Otros procedimientos diagnósticos incluyen

Estas últimas consisten en introducir por una vena catéteres con electrodos minúsculos en un extremo, que se empujan hasta el corazón. Los electrodos permiten estimular el corazón a la vez que se observa en un monitor la respuesta cardíaca, de modo que se pueda determinar el tipo de arritmia y las alternativas terapéuticas.

ECG: lectura de las ondas

En un electrocardiograma (ECG) se representa gráficamente la actividad de la corriente eléctrica que recorre el corazón en un latido cardíaco. La actividad de la corriente eléctrica se divide en diferentes partes y a cada una se le asigna una letra en el ECG.

Cada latido comienza con un impulso originado en el nódulo sinusal (nódulo sinoauricular). Este impulso activa las cavidades superiores del corazón (aurículas). La onda P representa la activación de las aurículas.

A continuación, la corriente eléctrica se propaga hacia abajo hasta las cavidades inferiores del corazón (ventrículos). El complejo QRS representa la activación de los ventrículos.

Posteriormente, la corriente eléctrica se propaga a través de los ventrículos pero en dirección opuesta. Esta actividad se denomina onda de recuperación, y está representada por la onda T.

En un ECG pueden observarse diferentes tipos de anomalías. Estas anomalías son: un infarto de miocardio previo, un ritmo cardíaco anómalo (arritmia), un aporte inadecuado de sangre y de oxígeno al corazón (isquemia) y un engrosamiento excesivo (hipertrofia) de las pareces del músculo cardíaco.

Ciertas anomalías detectadas en un ECG pueden también sugerir la presencia de bultos (aneurismas) que se desarrollan en zonas frágiles de las paredes del corazón. Los aneurismas pueden ser consecuencia de un infarto de miocardio. Si el ritmo es anómalo (demasiado rápido, demasiado lento o irregular), el ECG también indica en qué parte del corazón se inicia dicho ritmo anómalo. Esta información ayuda a los médicos a determinar su causa.

Tratamiento de las arritmias

  • Medicamentos antiarrítmicos, generalmente en caso de frecuencia cardíaca rápida (taquicardia)

  • Un marcapasos artificial, generalmente para una frecuencia cardíaca lenta

  • Suministrar una descarga eléctrica, normalmente en caso de frecuencia cardíaca rápida

  • A veces, destrucción del tejido anómalo responsable de la arritmia (ablación)

Si la arritmia es inofensiva, aunque molesta, puede ser suficiente con asegurar a la persona afectada que se trata de una arritmia sin trascendencia. A veces, al sustituir un fármaco por otro o al ajustar la dosis, las arritmias aparecen con menos frecuencia o incluso desaparecen. También es conveniente evitar el consumo de alcohol, la cafeína (en bebidas y en alimentos) o el tabaco. Si las palpitaciones aparecen solo durante la práctica de ejercicio, es conveniente evitar los ejercicios extenuantes. A veces, es necesario dejar de conducir hasta que se pueda determinar si el tratamiento es eficaz.

Los fármacos antiarrítmicos son muy eficaces a la hora de suprimir las taquiarritmias que producen síntomas intolerables o que suponen un riesgo. No existe un único fármaco que cure todas las arritmias. A veces, es preciso probar varios medicamentos hasta obtener una respuesta satisfactoria. En ocasiones, los fármacos antiarrítmicos empeoran las arritmias o incluso las desencadenan. lo que se denomina efecto proarrítmico. Los medicamentos antiarrítmicos también causan otros efectos secundarios.

Los marcapasos artificiales son dispositivos electrónicos que actúan en lugar del marcapasos natural del corazón, el nódulo sinoauricular. Estos dispositivos se implantan quirúrgicamente debajo de la piel, en general por debajo de la clavícula izquierda o de la derecha. Se conectan al corazón por medio de cables que se introducen por una vena. Las puntas de los cables se implantan en la pared de una o más cavidades cardíacas. El marcapasos envía una señal eléctrica que hace que el músculo cardíaco se contraiga.

Los choques eléctricos aplicados en el corazón (cardioversión y desfibrilación) pueden detener algunas veces una arritmia rápida y restaurar el ritmo normal. La descarga detiene brevemente el latido del corazón y, al cabo de uno o dos segundos, comienza a latir de nuevo por sí solo. A menudo, comienza de nuevo con un ritmo normal, pero a veces la arritmia vuelve a aparecer. Las descargas eléctricas no pueden reiniciar un corazón que no tenga actividad eléctrica en absoluto (asistolia). La cardioversión y la desfibrilación suelen realizarse mediante un dispositivo externo, pero las personas con arritmias peligrosas pueden llevar un dispositivo denominado desfibrilador-cardioversor implantable (DCI), permanentemente colocado en su cuerpo.

Ciertos tipos de arritmias se deben a un área anormal localizada en el sistema eléctrico del corazón. La destrucción o extirpación de esa zona (ablación) a veces puede eliminar la arritmia.

Pronóstico de las arritmias

La mayoría de las arritmias no producen síntomas ni interfieren en la capacidad del corazón para bombear la sangre. Por lo tanto, implican poco o ningún riesgo, aunque pueden ocasionar una gran ansiedad cuando se toma conciencia de ellas. Sin embargo, algunas arritmias inofensivas en sí mismas pueden dar lugar a arritmias más graves.

Cualquier arritmia que altere la capacidad del corazón para bombear la sangre de forma adecuada es grave. El pronóstico depende en parte de si la arritmia se origina en el nódulo sinusal, en las aurículas, en el nódulo auriculoventricular o en los ventrículos. En general, las arritmias que se originan en los ventrículos son más graves que las que se originan en las aurículas y estas, a su vez, son más graves que las que se originan en el nódulo sinusal o en el nódulo auriculoventricular. Pero existen muchas excepciones.

Más información

El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no se hace responsable del contenido de este recurso.

  1. American Heart Association: Arrhythmia: información para ayudar a las personas a comprender sus riesgos de padecer arritmias, así como información sobre el diagnóstico y el tratamiento

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