La taquicardia ventricular consiste en un ritmo cardíaco que se origina en los ventrículos (las cavidades cardíacas inferiores) y produce una frecuencia cardíaca de 120 latidos por minuto como mínimo (la frecuencia cardíaca normal suele estar entre 60 y 100 latidos por minuto).
Las personas casi siempre tienen palpitaciones y otros síntomas de insuficiencia cardíaca (por ejemplo, falta de aliento, dolor en el pecho, y/o desmayo).
El diagnóstico se basa en la electrocardiografía.
Se pueden administrar fármacos y efectuar procedimientos que destruyen las zonas anómalas de los ventrículos, pero, por lo general, se recurre a un desfibrilador implantable automático.
(Véase también Introducción a las arritmias.)
La corriente eléctrica que da lugar a cada latido se origina en el nódulo sinusal (nódulo sinoauricular), situado en la parte más alta de la cavidad superior derecha del corazón (aurícula derecha). Sin embargo, a veces se desencadena un latido cardíaco desde una de las cavidades inferiores del corazón, los ventrículos. Los afectados pueden presentar solo unos pocos latidos activados por los ventrículos (extrasístoles ventriculares), si bien a veces presentan una secuencia consecutiva de extrasístoles ventriculares. A veces, aparecen juntos apenas unos pocos latidos de este tipo y luego el corazón recupera su ritmo normal. Si la taquicardia ventricular dura más de 30 segundos, se llama taquicardia ventricular sostenida.
Esta última suele aparecer cuando existe una cardiopatía estructural, como un infarto de miocardio, una insuficiencia cardíaca o una miocardiopatía. Es más frecuente en las personas mayores. Aunque, en contadas ocasiones, se presenta en individuos jóvenes que no padecen cardiopatías estructurales. Estos jóvenes pueden tener una cardiopatía llamada síndrome del QT largo, de origen hereditario o causada por ciertos medicamentos. También puede ser debido a otros trastornos hereditarios poco frecuentes, como el síndrome de Brugada (una canalopatía cardíaca).
Síntomas de la taquicardia ventricular
En la taquicardia ventricular casi siempre se sienten los latidos cardíacos (palpitaciones). Pueden estar acompañadas de debilidad, mareo y/o malestar torácico.
La taquicardia ventricular sostenida puede ser peligrosa porque los ventrículos no se llenan de forma adecuada ni bombean la sangre con normalidad. La presión arterial tiende a descender y se produce insuficiencia cardíaca. Además, la taquicardia ventricular sostenida también es peligrosa porque puede convertirse en una fibrilación ventricular (una forma de paro cardíaco). Algunas veces, la taquicardia ventricular produce pocos síntomas, incluso con frecuencias de hasta 200 latidos por minuto, pero a pesar de ello puede ser extremadamente peligrosa.
Diagnóstico de taquicardia ventricular
Electrocardiografía
La electrocardiografía (ECG) permite diagnosticar la taquicardia ventricular y determinar si se requiere tratamiento.
Tratamiento de la taquicardia ventricular
La conversión de los latidos del corazón a un ritmo normal
Prevención de episodios posteriores
Tratamiento inmediato
La taquicardia ventricular se trata cuando produce síntomas o cuando los episodios duran más de 30 segundos aunque no aparezcan síntomas.
Si existen síntomas, sobre todo si la presión arterial es demasiado baja, es necesario realizar una cardioversión inmediata (una descarga eléctrica que devuelve el corazón a su ritmo normal).
Si no hay síntomas, pero la taquicardia ventricular ha durado más de 30 segundos, se debe efectuar una cardioversión o administrar medicamentos por vía intravenosa.
La cardioversión es dolorosa, por lo que es necesario administrar sedación, pero casi siempre es eficaz y, aparte de la incomodidad, tiene pocos efectos secundarios.
Los medicamentos no son incómodos, pero no son tan eficaces como la cardioversión a la hora de detener el ritmo cardíaco anormal (arritmia) y es más probable que causen efectos secundarios. Los medicamentos que se administran con más frecuencia son amiodarona, lidocaína y procainamida (véase la tabla Algunos fármacos utilizados para tratar arritmias).
Tratamiento a largo plazo
Lo que se pretende a largo plazo es evitar la muerte súbita y no solo detener el ritmo anómalo. En presencia de taquicardia ventricular con una cardiopatía subyacente, sobre todo si el corazón no bombea de forma adecuada, se suele implantar un cardiodesfibrilador implantable (CDI, un pequeño dispositivo capaz de detectar una arritmia y emitir una descarga para corregirla). Este procedimiento es similar al implante de un marcapasos artificial.
También se pueden utilizar otros procedimientos que destruyen la pequeña zona anómala en los ventrículos, identificada en el ECG, que suele ser la causa de la taquicardia ventricular sostenida. Estos procedimientos son la ablación con catéter (suministro de energía mediante ondas de radio, pulsos de láser o corriente eléctrica de alto voltaje o congelación con frío a través de un catéter insertado en el corazón) y la cirugía a corazón abierto.
Más información
El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no se hace responsable del contenido de este recurso.
American Heart Association: Arrhythmia: información para ayudar a las personas a comprender sus riesgos de padecer arritmias, así como información sobre el diagnóstico y el tratamiento