El prolapso rectal es la protrusión indolora del recto a través del ano.
A menudo se desencadena durante un esfuerzo, por ejemplo durante la deposición.
El diagnóstico se basa en la exploración y varias pruebas de diagnóstico por la imagen.
En lactantes y niños suele curarse sin cirugía.
En adultos se trata quirúrgicamente.
El recto es el segmento del tubo digestivo por encima del ano, donde las heces son retenidas antes de salir del organismo a través del ano.
El ano es el orificio que existe al final del tubo digestivo, por donde los materiales de desecho salen del organismo.
(Véase también Introducción al ano y el recto.)
El prolapso es el deslizamiento de un órgano fuera de su posición normal en el cuerpo. El prolapso rectal provoca que el recto se gire de dentro a fuera, de modo que la mucosa rectal es visible desde el exterior del cuerpo como una protuberancia de color rojo, húmeda que emerge del ano. Puede producirse hemorragia rectal. La pérdida de control sobre las deposiciones (incontinencia fecal) es un síntoma frecuente.
Con menor frecuencia, el recto protruye hacia el interior de la vagina (rectocele). Este trastorno causa dolor sólo cuando se presentan complicaciones o cuando el prolapso es grave.
En niños por lo demás sanos, a menudo se produce un prolapso temporal únicamente del revestimiento rectal, probablemente debido a un esfuerzo excesivo en alguna deposición y raramente es grave.
En los adultos, el prolapso del revestimiento rectal tiende a hacerse persistente y puede empeorar, de modo que cada vez protruye mayor parte del mismo.
El prolapso completo del recto (al que antiguamente se denominaba procidencia, aunque este término se puede referir a cualquier prolapso completo de órganos) se presenta con mayor frecuencia en mujeres de más de 60 años de edad.
Diagnóstico del prolapso rectal
Exploración por un médico
Sigmoidoscopia, colonoscopia o radiografía con enema de bario
Para determinar la extensión de un prolapso, el médico examina la zona mientras la persona está de pie, en cuclillas o realizando un esfuerzo. Mediante la palpación del esfínter anal con el dedo enguantado, el médico a menudo detecta un tono muscular disminuido.
Una sigmoidoscopia, una colonoscopia o una radiografía con enema de bario del intestino grueso pueden revelar una enfermedad subyacente.
Tratamiento del prolapso rectal
Eliminación de las causas del esfuerzo
En caso de bebés y niños pequeños, envolver las nalgas juntas
Para los adultos, generalmente cirugía
En lactantes y niños, se administra un laxante emoliente para eliminar el impulso de apretar. Sujetar con una banda las nalgas una contra otra entre deposiciones generalmente ayuda a que el prolapso vaya curándose por sí mismo.
En adultos, suele requerirse cirugía para solucionar el problema. En una modalidad de cirugía abdominal (denominada rectopexia) se levanta la totalidad del recto, se tira hacia atrás y se une al hueso sacro en la pelvis. En otra operación, un segmento del recto se extirpa y la parte restante se sutura al hueso sacro.
Para las personas que son demasiado débiles para someterse a una cirugía en el abdomen, se prefiere la cirugía en el recto.