El exceso de cobre puede estar causado por una anomalía genética que impide que el cuerpo elimine el cobre (enfermedad de Wilson) o, con muy poca frecuencia, por un consumo excesivo de cobre.
(Véase también Introducción a los minerales.)
La mayor parte del cobre del organismo está localizada en el hígado, en los huesos y en los músculos, pero existen trazas de cobre en todos los tejidos del organismo. El hígado excreta el exceso de cobre en la bilis para su eliminación del organismo. El cobre forma parte de muchas enzimas, incluidas las que son necesarias para las siguientes funciones:
Producción de energía
Formación de glóbulos rojos, de huesos o de tejido conjuntivo (el que une tejidos y órganos)
Acción antioxidante (protege a las células del daño producido por los radicales libres, que son subproductos de la actividad celular normal)
El exceso de cobre (toxicidad) puede ser adquirido o heredado (como la enfermedad de Wilson).
El consumo de cobre es poco frecuente. Se pueden ingerir cantidades pequeñas de cobre en exceso en las bebidas o en los alimentos ácidos que han estado en vasos, tubos o válvulas de cobre durante mucho tiempo.
Consumir cantidades incluso relativamente pequeñas de cobre causa náuseas, vómitos y diarrea. Si se ingieren grandes cantidades, por lo general, en los intentos de suicidio, se dañan los riñones, se inhibe la producción de orina, aparece anemia debido a la rotura de los glóbulos rojos (anemia hemolítica) e incluso puede producirse la muerte.
En contadas ocasiones, en los niños, se daña el hígado o aparece cirrosis. Es probable que sea el resultado de tomar leche hervida o almacenada en recipientes oxidados de cobre o de bronce.
Diagnóstico del exceso de cobre
Análisis de sangre o de orina
Una biopsia hepática
Se mide la concentración de cobre y de ceruloplasmina en sangre o en orina. Sin embargo, a menos que se hayan consumido grandes cantidades de cobre, para establecer el diagnóstico suele ser necesaria una biopsia hepática para medir la cantidad de cobre y buscar daños en el hígado.
Tratamiento del exceso de cobre
Lavado gástrico
Dimercaprol inyectado en un músculo
Penicilamina
Hemodiálisis
Si grandes cantidades de cobre se consumieron, se bombea el estómago.
Si la toxicidad de cobre ha ocasionado trastornos, como la anemia, o ha dañado los riñones o el hígado, se inyecta dimercaprol en un músculo, o un medicamento que se una con el cobre, como la penicilamina (administrado por vía oral), a fin de eliminar el exceso de cobre. Los niños con daño hepático reciben penicilamina.
La hemodiálisis (un procedimiento que filtra la sangre) puede ser eficaz, si se realiza de forma temprana.
En ocasiones, acaece la muerte a pesar del tratamiento.