Fracturas de la pierna

PorDanielle Campagne, MD, University of California, San Francisco
Revisado/Modificado dic 2022 | Modificado ene 2023
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Las fracturas de la pierna se producen en uno o más de los tres huesos largos de las piernas: el fémur, la tibia y el peroné (el hueso más pequeño situado en la zona inferior).

(Véase también Introducción a las fracturas.)

Las fracturas de la tibia o el peroné cercanas al pie se consideran fracturas de tobillo.

Fracturas de fémur

  • Las Fracturas de hueso del muslo están producidas generalmente por caídas desde gran altura, accidentes de tráfico de alta velocidad, o por atropellos.

  • El muslo está hinchado, la pierna parece torcida y el afectado no puede permanecer de pie o caminar.

  • Aunque una tibia fracturada puede ser evidente, los médicos solicitan radiografías para confirmar el diagnóstico.

  • Se aplica una férula o un dispositivo de tracción, seguido de cirugía para alinear e inmovilizar la fractura lo antes posible.

Las fracturas de la diáfisis generalmente son el resultado de un traumatismo de alta energía, porque este hueso es muy resistente.

Síntomas de las fracturas de fémur

Cuando se rompe la diáfisis, el muslo está hinchado, y la pierna se ve distorsionada y a menudo más corta. El paciente no puede estar de pie o caminar. Puede perder una cantidad considerable de sangre, lo que a veces provoca un descenso peligroso de la presión arterial (choque o shock).

Diagnóstico de las fracturas del fémur

  • Radiografías

(Véase también Diagnóstico de fracturas.)

Aunque las fracturas de la diáfisis pueden ser evidentes debido a los síntomas y a las circunstancias, el médico solicita radiografías para confirmar el diagnóstico.

Estas fracturas suelen ser consecuencia de la aplicación de una fuerza importante, por tanto el médico también comprueba la presencia de otras lesiones.

Tratamiento de las fracturas de fémur

  • Una férula y tracción

  • Cirugía para realinear los huesos rotos

Para inmovilizar la pierna se coloca una férula y se suele aplicar tracción con una férula de tracción o un dispositivo especial de tracción, por lo general antes de que el paciente sea trasladado al hospital. Entonces, tan pronto como sea posible, se lleva a cabo la cirugía para alinear los fragmentos óseos y mantenerlos en su lugar, mediante clavos o placas de metal. Esta intervención se denomina reducción abierta y fijación interna (RAFI).

Poco después de la intervención, la mayoría de las personas empiezan a caminar ayudándose con muletas.

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