En un embarazo de alto riesgo, la madre y/o el feto o el neonato tienen un aumento de las probabilidades de presentar enfermedades y muerte antes, durznte o después del parto.
Los embarazos de alto riesgo se caracterizan por condiciones que potencialmente representan una amenaza para la salud de la madre y/o el feto o el recién nacido. Los riesgos pueden deberse a diversos factores, como enfermedades crónicas, embarazo múltiple, complicaciones de embarazos previos o complicaciones no obstétricas u obstétricas que surgen durante un embarazo.
Los médicos deben evaluar estos factores de riesgo en una consulta previa a la concepción o al principio de la atención prenatal. En las mujeres que planean quedar embarazadas, la evaluación y el asesoramiento previos a la concepción pueden ayudar a identificar potenciales factores de riesgo.
Los médicos deben analizar los posibles factores de riesgo, incluidas las condiciones médicas preexistentes (p. ej., diabetes, hipertensión, trastornos tiroideos, trastornos psiquiátricos), complicaciones de embarazos previos y factores genéticos. Los médicos revisan los medicamentos y los suplementos nutricionales de la paciente para abordar la seguridad de los fármacos en el embarazo y determinar si algún medicamento o suplemento necesita suspenderse, ajustar su dosis o cambiarse. El manejo de la enfermedad debe optimizarse para estabilizar enfermedades que se sabe que causan efectos adversos fetales o maternos (p. ej., diabetes, hipertensión, hipotiroidismo). Deben analizarse los factores de riesgo modificables, como el tabaquismo, el consumo de alcohol y drogas y el control del peso. Si cualquiera de los padres potenciales tiene una anomalía genética conocida o sospechada, la pareja debe ser derivada para asesoramiento y pruebas genéticas. Además, el asesoramiento debe incluir discusiones sobre la importancia de los suplementos de ácido fólico, las vacunas y la optimización de la salud general antes de la concepción.
Los embarazos de alto riesgo requieren un control estricto, atención especializada y un equipo médico multidisciplinario, y a veces la derivación a un centro perinatal. Los centros perinatales ofrecen muchos servicios especializados y de subespecialidad, proporcionados por especialistas maternos, fetales y neonatales (1). El control estricto durante todo el embarazo puede implicar el tratamiento de enfermedades crónicas y podría requerir una mayor frecuencia de consultas prenatales, análisis de sangre, ecografías y otros tipos de monitorización fetal. La comunicación con la mujer embarazada y su familia es esencial para involucrar a la paciente en la toma de decisiones compartidas, desarrollar un plan de atención y proporcionar apoyo emocional.
Referencia general
1. American College of Obstetricians and Gynecologists: Levels of maternal care: Obstetric care consensus No. 9. Obstet Gynecol 134(2):428-434, 2019. doi: 10.1097/AOG.0000000000003384
