La epicondilitis lateral se debe a la inflamación y el microdesgarro de fibras de los tendones extensores del antebrazo. Los síntomas incluyen dolor en el epicóndilo lateral del codo, que puede irradiarse hacia el antebrazo. El diagnóstico es por exploración y prueba de provocación. El tratamiento es con reposo, medicamentos antiinflamatorios no esteroideos y fisioterapia.
Las teorías acerca de la fisiopatología de la epicondilitis lateral incluyen actividades laborales no atléticas que requieren una supinación y pronación repetidas y forzadas del antebrazo, además de uso excesivo o debilidad (o ambos) de los músculos extensores radiales corto y largo del carpo, que se originan en el epicóndilo lateral del codo. Por ejemplo, durante un disparo en deportes de raqueta como el tenis, el codo y la muñeca están extendidos, y los tendones extensores, particularmente el extensor radial corto del carpo, pueden lesionarse cuando giran sobre el epicóndilo lateral y la cabeza del radio. Los factores que contribuyen a la lesión incluyen una mala técnica, debilidad de los músculos del hombro y de la muñeca, tensión demasiado fuerte de la raqueta, mango del tamaño incorrecto, golpear bolas húmedas y pesadas y golpear con una parte excéntrica de la raqueta.
En personas que han realizado entrenamiento de resistencia, con frecuencia las lesiones son producidas por la utilización excesiva (demasiada actividad o realización de los mismos movimientos con demasiada frecuencia) o por desequilibrio muscular entre los extensores y los flexores del antebrazo. En las actividades no atléticas que pueden causar o contribuir a la epicondilitis lateral, se incluyen aquellas que impliquen asir de modo repetitivo o torcer el codo (p. ej., girando un destornillador, tal vez al tipear).
Con el tiempo, puede producirse una hemorragia subperióstica, la calcificación, la formación de un espolón del epicóndilo lateral y, lo más importante, la degeneración del tendón.
Síntomas y signos de la epicondilitis lateral
En un inicio, el dolor se produce en los tendones extensores cuando la muñeca está extendida contra resistencia (p. ej., como en la utilización de un destornillador o cuando se devuelve una pelota con una raqueta). En el entrenamiento de resistencia, la epicondilitis lateral es más notable durante ejercicios de remo para los músculos de la espalda, en particular cuando las manos están en pronación. El dolor puede extenderse desde el epicóndilo lateral hasta la mitad del antebrazo.
Diagnóstico de la epicondilitis lateral
Prueba de provocación
La provocación de dolor a lo largo del tendón del extensor común cuando el dedo mayor se extiende en contra de resistencia y el codo se mantiene recto confirma el diagnóstico. De manera alternativa, el diagnóstico se confirma si se produce el mismo dolor durante la maniobra siguiente: el paciente está sentado en una silla con el codo recto, el brazo sobre la mesa de examen y la mano con la palma hacia abajo; el examinador pone firmemente una mano sobre la del paciente, que entonces intenta levantar la mano curvando la muñeca (véase también cómo examinar el codo).
Tratamiento de la epicondilitis lateral
Reposo, hielo, medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, estiramiento del músculo extensor
Modificación de la actividad
Codo de tenista (contrafuerza)
Luego, ejercicios de resistencia
El tratamiento involucra un enfoque en 2 fases. Inicialmente, se utiliza reposo, hielo, medicamentos antiinflamatorios no esteroideos y estiramiento de los músculos extensores. En ocasiones, es necesaria la inyección de corticoides en la zona dolorosa alrededor del tendón. Cuando el dolor cede, se realizan ejercicios de resistencia suaves de los músculos extensores y flexores del antebrazo, seguidos por ejercicios de resistencia excéntricos y concéntricos. Es necesario evitar cualquier actividad que duela cuando la muñeca esté extendida o supina. Con frecuencia, se recomienda usar una ortesis para el codo de tenista (fuerza contraria). El ajuste de las dimensiones y del tipo de raqueta utilizada también puede ayudar a prevenir lesiones posteriores.
Aunque habitualmente no es necesaria la cirugía, las técnicas quirúrgicas para tratar la epicondilitis lateral suponen resecar la cicatriz y el tejido degenerativo de los tendones extensores afectados en el codo. La cirugía suele considerarse sólo después de al menos 9 a 12 meses de tratamiento conservador no exitoso; se les debe aconsejar a los pacientes que la cirugía no proporciona alivio satisfactorio de los síntomas.
Cortesía del Tomah Memorial Hospital, Department of Physical Therapy, Tomah, WI; Elizabeth C.K. Bender, MSPT, ATC, CSCS; and Whitney Gnewikow, DPT, ATC.
Cortesía del Tomah Memorial Hospital, Department of Physical Therapy, Tomah, WI; Elizabeth C.K. Bender, MSPT, ATC, CSCS; and Whitney Gnewikow, DPT, ATC.
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Cortesía del Tomah Memorial Hospital, Department of Physical Therapy, Tomah, WI; Elizabeth C.K. Bender, MSPT, ATC, CSCS; and Whitney Gnewikow, DPT, ATC.
Cortesía del Tomah Memorial Hospital, Department of Physical Therapy, Tomah, WI; Elizabeth C.K. Bender, MSPT, ATC, CSCS; and Whitney Gnewikow, DPT, ATC.
Cortesía del Tomah Memorial Hospital, Department of Physical Therapy, Tomah, WI; Elizabeth C.K. Bender, MSPT, ATC, CSCS; and Whitney Gnewikow, DPT, ATC.
Conceptos clave
La epicondilitis lateral puede resultar a partir de una supinación y pronacion enérgica y repetitiva, y/o extensión del antebrazo y muñeca; tales movimientos involucran a los músculos extensores radiales corto y largo del carpo, que se originan en el epicóndilo lateral del codo.
Las actividades típicas que implican tales movimientos incluyen una devolución de revés en deportes de raqueta (p. ej., tenis) y el uso de un destornillador.
La provocación de dolor a lo largo del tendón del extensor común cuando el dedo mayor se extiende en contra de resistencia y el codo se mantiene recto confirma el diagnóstico.
Tratar inicialmente, con reposo, hielo, medicamentos antiinflamatorios no esteroideos y estiramiento de los músculos extensores, seguido por ejercitación para el estiramiento de los extensores y los flexores de la muñeca.
A veces, las inyecciones de corticosteroides y rara vez la cirugía pueden ayudar.