La agorafobia es un temor persistente de verse atrapado en situaciones o lugares sin una vía de escape fácil y sin ayuda. El diagnóstico se realiza por criterios clínicos. El tratamiento consiste principalmente en terapia conductual.
(Véase también Agorafobia en adultos).
La agorafobia es poco común entre los niños, pero puede desarrollarse en los adolescentes, especialmente aquellos que también tienen ataques de pánico. Durante una situación agorafóbica típica (p. ej., hacer cola, sentarse en el medio de una larga fila en un salón de clases), algunas personas tienen ataques de pánico; otros simplemente se sienten incómodos.
La agorafobia interfiere con la funcionalidad y, si es suficientemente intensa, puede hacer que una persona se quede confinada en su casa.
Diagnóstico
Evaluación psiquiátrica
Criterios clínicos del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5-TR)
Para el diagnóstico de agorafobia, los pacientes deben tener un medio o una ansiedad constantes e irracionales acerca de ≥ 2 de los siguientes elementos durante ≥ 6 meses:
Usar transporte público
Estar en espacios abiertos
Estar en espacios cerrados
Hacer fila o estar en una multitud
Estar fuera de la casa solo
Además, el miedo debe hacer que los pacientes eviten la situación angustiante hasta el grado en que tienen dificultad para funcionar normalmente (p. ej., ir a la escuela, visitar un centro comercial, realizar otras actividades habituales).
La agorafobia debe distinguirse de lo siguiente:
Fobias específicas (p. ej., en una determinada situación)
Depresión, que puede hacer que los pacientes eviten salir de casa por motivos no relacionados con la ansiedad
Tratamiento
Terapia conductista
El tratamiento conductista tiene especial utilidad cuando hay síntomas de agorafobia. Los fármacos rara vez son útiles, excepto para controlar los ataques de pánico asociados.