La cocaína es una droga simpaticomimética con propiedades estimulantes y euforizantes del sistema nervioso central. Las dosis altas pueden causar pánico, síntomas similares a la esquizofrenia, convulsiones, hipertermia, hipertensión, arritmias, accidente cerebrovascular, disección aórtica, isquemia intestinal e infarto de miocardio. La toxicidad se trata con medidas sintomáticas, como benzodiazepinas IV (para la agitación, la hipertensión y las convulsiones) y técnicas de enfriamiento (hipertermia). La abstinencia se manifiesta sobre todo como depresión, dificultad para concentrarse y somnolencia (síndrome de eliminación de la cocaína).
Muchos de los consumidores de cocaína lo son de forma recreativa y episódica. Sin embargo, cerca del 25% cumple con los criterios de abuso o dependencia. El uso entre los adolescentes ha disminuido ligeramente desde 2011 (1). La disponibilidad de formas extremadamente activas desde el punto de vista biológico, como la cocaína crack o la pasta base, ha empeorado el problema de la dependencia a la cocaína. La mayor parte de la cocaína en los Estados Unidos tienen un grado de pureza cercano al 45 a 60%; puede contener una amplia variedad de rellenos, adulterantes y contaminantes.
La mayor parte de la cocaína en los Estados Unidos es volatilizada e inhalada, pero puede ser esnifada o inyectada IV. En caso de inhalación, la sal de clorhidrato en polvo se convierte en una forma más volátil, en general por el agregado de NaHCO3, agua y calor. El precipitado resultante (cocaína crack) es volatilizada por calentamiento (no se quema) y se inhala. El comienzo del efecto es rápido y la intensidad del “viaje” es comparable con la de la inyección IV. Se produce tolerancia a la cocaína: la abstinencia por el consumo en grandes dosis se caracteriza por somnolencia, dificultad para concentrarse, aumento del apetito y depresión. La tendencia a seguir tomando la droga es fuerte después de un período de abstinencia.
Referencia general
1. Centers for Disease Control and Prevention (CDC): Trends in the prevalence of marijuana, cocaine, and other illegal drug use national YRBS: 1991–2019. Accedido el 3 de octubre de 2022.
Fisiopatología de la intoxicación por cocaína
La cocaína, un alcaloide presente en las hojas de la planta de coca, potencia la actividad de la noradrenalina, la serotonina y la dopamina en los sistemas nerviosos central y periférico al bloquear la recaptación de aminas biogénicas.
El aumento de la actividad de la dopamina es la causa probable de los efectos pretendidos de la droga y, así, del refuerzo que contribuye al desarrollo de abuso y dependencia.
El aumento de la actividad de noradrenalina explica los efectos simpaticomiméticos: taquicardia, hipertensión, midriasis, diaforesis e hipertermia.
La cocaína también bloquea los canales de sodio, lo que explica su acción como anestésico local y arritmogénico. La cocaína provoca vasoconstricción y, por lo tanto, puede afectar a casi cualquier órgano. El infarto de miocardio, la isquemia y la hemorragia cerebrales, la disección aórtica, la isquemia intestinal y renal son posibles secuelas.
El comienzo de los efectos de la cocaína depende del modo de uso:
Inyección IV y fumar: comienzo inmediato, efecto máximo después de cerca de 3 a 5 min y duración de 15 a 20 min
Uso intranasal: comienzo en 3 a 5 min, efecto máximo a los 20 a 30 min y duración de 45 a 90 min
Uso oral: comienzo en cerca de 10 min, efecto máximo a los 60 min y duración aproximada de 90 min
Como la cocaína es una droga de acción corta, los consumidores intensivos pueden inyectarla o fumarla en forma repetida cada 10 a 15 min.
Embarazo
El consumo de cocaína durante el embarazo puede afectar adversamente al feto; las tasas de desprendimiento prematuro de placenta y aborto espontáneo son más altas.
Signos y síntomas de intoxicación
Efectos agudos
Los efectos del consumo de cocaína pueden ser diferentes dependiendo del modo de consumo. Cuando se inyecta o se fuma, la cocaína causa hiperestimulación, alerta, euforia, sensación de fuerza y poder. La excitación y el “viaje” son similares a los producidos por la inyección de anfetaminas. Estas sensaciones son menos intensas y perturbadoras en los usuarios que esnifan el polvo de cocaína.
Toxicidad o sobredosis
La cocaína puede causar daño en cualquier sistema de órganos debido a vasoconstricción, hemorragia o coagulación excesiva.
La sobredosis puede causar ansiedad intensa, pánico, agitación, agresión, insomnio, alucinaciones, delirios paranoides, deterioro del juicio, temblores, convulsiones y delirio. La midriasis y la diaforesis son evidentes y aumentan la frecuencia cardíaca y la tensión arterial. La isquemia miocárdica debida al consumo de cocaína también puede causar dolor torácico ("dolor de pecho de la cocaína"), pero la cocaína también puede causar dolor torácico en ausencia de isquemia miocárdica; el mecanismo no está claro. Pueden producirse arritmias y alteraciones de la conducción. Puede producirse la muerte por infarto de miocardio o arritmias.
Los episodios de consumos exagerados (atracones o “binges”), a menudo durante varios días, conducen a un síndrome de agotamiento o "washed out", con cansancio intenso y necesidad de dormir.
La sobredosis grave provoca un síndrome de psicosis aguda (p. ej., síntomas similares a los esquizofrénicos), hipertensión, hipertermia, rabdomiólisis, coagulopatía, insuficiencia renal y convulsiones. Los pacientes con toxicidad clínica extrema, sobre una base genética, pueden mostrar disminución (atípica) de la colinesterasa sérica, una enzima necesaria para la depuración de la cocaína.
Los consumidores que fuman la droga pueden desarrollar neumotórax o neumomediastino, que causa dolor torácico y disnea. Las personas que inhalan o fuman cocaína pueden desarrollar un síndrome pulmonar agudo denominado a veces "pulmón de crack", una neumonitis por hipersensibilidad (que suele causar fiebre y hemoptisis) que sobreviene después de inhalar cocaína y puede progresar a insuficiencia respiratoria. El vasoespasmo en la vasculatura pulmonar puede simular una embolia pulmonar; si el espasmo es grave, puede sobrevenir un infarto pulmonar.
El consumo simultáneo de alcohol y cocaína da origen a un producto de condensación, cocaetileno, que tiene propiedades estimulantes y puede contribuir a la toxicidad.
Efectos crónicos
Los efectos tóxicos graves se producen en personas que experimentan un consumo compulsivo de cocaína. Pueden desarrollarse fibrosis miocárdica, hipertrofia ventricular izquierda y miocardiopatía. Rara vez, la inhalación repetida causa lesiones destructivas inducidas por cocaína en la línea media, como perforación del tabique nasal debido a la isquemia local. El deterioro cognitivo, que comprende el deterioro de la atención y la memoria verbal, se produce en algunos consumidores intensivos. Aquellos que se inyectan cocaína están sujetos a complicaciones infecciosas típicas. Cuando se inhala con frecuencia cocaína adulterada, puede sobrevenir neumonitis intersticial o fibrosis pulmonar.
Abstinencia
Dada la corta semivida de la cocaína, los síntomas de abstinencia aparecen con rapidez después de la última dosis en consumidores habituales. Los síntomas principales del uso de cocaína son la depresión, la dificultad para concentrarse y la somnolencia (síndrome de lavado de la cocaína). Aumenta el apetito. Los síntomas de abstinencia pueden persistir entre varias semanas y varios meses.
Diagnóstico de la intoxicación por cocaína
Por lo general, un diagnóstico clínico
El diagnóstico de la intoxicación con cocaína suele ser clínico. No se miden las concentraciones de las drogas. El metabolito de la cocaína, benzoilecgonina, es parte de la mayoría de las pruebas de detección sistemática de drogas en orina.
Tratamiento de la intoxicación por cocaína
Benzodiazepinas IV
Evitar los beta-bloqueantes
Enfriamiento para la hipertermia según sea necesario
Toxicidad o sobredosis
Irrigación para eliminar la cocaína si queda polvo en las fosas nasales. Los correos humanos y los contenedores humanos pueden requerir descontaminación gastrointestinal o incluso extirpación quirúrgica.
El tratamiento de la intoxicación leve por cocaína suele ser innecesario porque la droga tiene una acción extremadamente corta. Las benzodiazepinas constituyen el tratamiento inicial preferido para la mayoría de los efectos tóxicos, como excitación del sistema nervioso central y convulsiones, taquicardia e hipertensión. Puede utilizarse lorazepam, 2 a 3 mg IV cada 5 min ajustado al efecto. A veces se necesitan dosis altas e infusión continua. Cuando la benzodiazepina es inadecuada para lograr la sedación, se puede necesitar un barbitúrico o propofol. En ocasiones, los pacientes con agitación muy intensa deben ser paralizados farmacológicamente y recibir ventilación mecánica para mejorar la rabdomiólisis, la hyperthermia y la acidosis resultante o la disfunción multisistémica.
La hipertensión arterial que no responde a las benzodiazepinas se trata con nitratos IV (p. ej., nitroprusiato), nicardipina o antagonista alfa-adrenérgico (p. ej., fentolamina); los beta-bloqueantes no se recomiendan porque permiten el estímulo alfa-adrenérgico continuo.
La hipertermia es potencialmente letal y debe tratarse de manera enérgica con sedación más enfriamiento por evaporación, compresas frías y mantenimiento del flujo de orina y el volumen intravascular con solución fisiológica IV.
No se indican fenotiazinas para la sedación porque reducen el umbral convulsivo, y sus efectos anticolinérgicos pueden interferir con el enfriamiento.
El dolor torácico relacionado con la cocaína se evalúa como en cualquier otro paciente con isquemia miocárdica o disección aórtica potencial, con radiografía de tórax, ECG seriado y marcadores cardíacos séricos. Como se comentó, los beta-bloqueantes están contraindicados y las benzodiazepinas representan el fármaco de primera línea. Si se necesita la vasodilatación coronaria después de las benzodiazepinas, puede considerarse el uso de nitratos o fentolamina, 1 a 5 mg IV, administrados lentamente. Deben evitarse los beta-bloqueantes y los antiarrítmicos de tipo Ia y Ic para el tratamiento de las arritmias inducidas por cocaína.
Abuso
Lo más probable es que los consumidores de grandes dosis de cocaína y las personas que se inyectan IV o fuman la droga se conviertan en dependientes. Los consumidores de dosis bajas y las personas que toman la droga por vía oral o nasal corren menor riesgo de volverse dependientes. La interrupción del consumo sostenido precisa considerable asistencia, y la depresión que puede resultar necesita estrecha supervisión y tratamiento.
Existen muchas terapias para pacientes ambulatorios, como grupos de apoyo y autoayuda y líneas directas para consumidores de cocaína. La terapia de pacientes hospitalizados se utiliza sobre todo cuando se precisa por la enfermedad física o mental grave concomitante o cuando la terapia ambulatoria resultó infructuosa en repetidas ocasiones.
Para el tratamiento de lactantes nacidos de madres adictas a la cocaína, véase Exposición prenatal a fármacos.
Más información
Los siguientes recursos en inglés pueden ser útiles. Tenga en cuenta que el MANUAL no es responsable por el contenido de estos recursos.
Cocaine Anonymous World Services, Inc: A fellowship of who help each other recover from cocaine abuse or dependence.
Findtreatment.gov: Listing of licensed US providers of treatment for substance use disorders